Fútbol corrupto 646h28

Queridos amigos, bienvenidos un día más al bosque de Sherwood, dejad vuestras cosas, no os preocupéis por vuestros enseres, por vuestras maletas, por vuestros bienes, dejadlos en nuestras manos, que daremos buen servicio con todos ellos y venid a pasar un ratito a la mesa de Robin Hood, donde vamos a abrir otro melón, bueno, más que melón, vamos a llamarlo aguacate, hoy toca aguacate, aguacate con un hueso redondito y duro. Bueno, ya lo habéis visto en el título, hoy vamos a hablar de fútbol. Esperad, no te vayas todavía, querido viajero, no te vayas todavía, porque seguramente a lo mejor no te gusta el fútbol, a lo mejor no te gusta el deporte, pero a lo mejor espero que después de escucharme, no es que te guste más, pero sí que por lo menos lo comprendas un poquito mejor y entendiendo lo mejor también te interese un poco más todo lo que sucede en los entresijos, en los intestinos del fútbol español. Hoy vamos a hablar del final de la liga, del Real Madrid, del Fútbol Club Barcelona, de la federación y de todo eso.

No vamos a hacer un resumen, especialmente no vamos a exponer la cosa detalladamente, porque tenéis muchísima información en internet, podéis consultar perfectamente a través de muchísimas páginas web lo que ha sucedido en los últimos años, con el caso Negreira, con el caso de las inscripciones del Barcelona, con las palancas ficticias y todo este tipo de cosas. Pero sí que vamos a hacer un pequeñísimo resumen, sobre todo, como digo, para los que estáis fuera de España, para los que vivís en Reino Unido, en Estados Unidos, en Polonia, en México, que sois muchos los que nos escucháis, en Alemania, etcétera. Como sabéis, y si no lo sabéis ya os lo digo yo, el Barcelona estuvo pagando durante al menos 17 años, desde 2001 hasta 2018, al segundo del Comité Técnico Arbitral, es decir, al vicepresidente de los árbitros, unas cantidades bastante grandes, en realidad astronómicas, que llegaron a sumar más de 7 millones de euros durante esos 17 años.

Curiosamente era la persona que se encargaba de decidir qué árbitros subían y qué árbitros bajaban de categoría cada temporada, a través de lo que los árbitros llamaban el índice corruptor y dentro de la federación se llamaba el índice corrector, es decir, las puntuaciones que se daban a los árbitros según sus actuaciones en los partidos. De esta manera, aquellos árbitros que sacaban peores puntuaciones en la temporada descendían de categoría y eso suponía, evidentemente, perder grandes cantidades de dinero, de salario, según lo que le había gustado o no le había gustado a este señor de las actuaciones de los árbitros. Eso se descubrió por parte de la agencia tributaria porque el Barcelona pretendía deducirse estos pagos en el impuesto de sociedades y posteriormente se inició una investigación por parte de la policía que determinó, según el informe policial, que el Barcelona había corrompido todo el sistema para beneficiarse de ello. Durante esos años, además, así como años anteriores, se pudo comprobar que había unas tremendas anomalías estadísticas a favor del Barcelona en asuntos clave como tarjetas y expulsiones de los contrarios, pelantis, etcétera.

Por supuesto, también durante esos años el Barcelona ganó una gran cantidad de ligas, de títulos nacionales, etcétera. Después de esto, después de descubrirse esto, ha habido todavía más escándalos protagonizados por el FC Barcelona como inscripciones irregulares que han sido, esta misma temporada, de varios jugadores sin tener fair play suficientes, es decir, límite salarial, basándose en supuestos ingresos que se han demostrado ficticios o muy dudosos por parte de las auditoras y, a pesar de que la Liga de Fútbol Profesional delegó dichas inscripciones, luego el gobierno de Pedro Sánchez ha venido a, en fin, artificialmente y a posteriori a autorizarlas. También los casos, por ejemplo, como los de las palancas ficticias, es decir, ingresos extraordinarios que se recibían cada temporada por cuestiones que eran muy dudosas y que posteriormente se demostraron falsas, como vender los palcos a empresas desconocidas que nadie sabe quiénes son, o otras cosas, o como lo de Barça Televisión, que se valoró en cuatrocientos y pico millones de euros y que luego en realidad valía cero, con lo cual toda la contabilidad de