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MISTERIO OVNI TERROR Y PARANORMAL
Las Fuerzas Extrañas

Las Fuerzas Extrañas 4f6cc

17/5/2025 · 06:42:46
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MISTERIO OVNI TERROR Y PARANORMAL

Descripción de Las Fuerzas Extrañas 2v6q14

Recopilación de una docena de relatos de misterio y una teoría del cosmos que constituyen un pilar fundamental para el desarrollo de la literatura fantástica y la ciencia ficción en la Argentina. Leopoldo Lugones (1874-1938) fue una figura central en la literatura argentina y universalmente reconocido; fue conductor de pensamiento y estilos. No deja de generar constantes polémicas; no tanto por su obra literaria indiscutible, sino por su protagonismo político, que sufrió fuertes virajes ideológicos a lo largo de su vida, pasando por el socialismo, el liberalismo, el conservadurismo y el fascismo. Su trabajo incesante se plasmó en numerosos escritos, artículos de prensa y conferencias que le merecieron el nombramiento en la Asamblea de Cooperación Intelectual de la Liga de las Naciones (1924), el Premio Nacional de Literatura (1926) y la presidencia de la Sociedad Argentina de Escritores, fundada con su impulso (1928). Director de la Biblioteca Nacional de Maestros; era éste su cargo cuando las circunstancias políticas de la década de 1930 (la primera "Década Infame") lo llevaron a suicidarse. Esto aconteció el 18 de febrero de 1938 en un hotel del Tigre (llamado "El tropezón") al ingerir una mezcla de cianuro y whisky 6cm33

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Sección número 1 de Las fuerzas extrañas. Esta es una grabación de LibriVox. Todas las grabaciones de LibriVox están en dominio público. Para más información o para ser voluntario, por favor visite LibriVox.org. Grabado por Víctor Villarraza, Argentina.

Las fuerzas extrañas de Leopoldo Lugones.

La Fuerza Omega. No éramos sino tres amigos, los dos de la confidencia, en cuyo par me contaba, y el descubridor de la espantosa fuerza que, sin embargo del secreto, preocupaba ya a la gente.

El sencillo sabio ante quien nos hallábamos no procedía de ninguna academia y estaba a saz distante de la celebridad. Había pasado la vida concertando al azar de la pobreza pequeños inventos industriales, desde tintas baratas y molinillos de café hasta máquinas controladoras para boletos de tranvía. Nunca quiso patentar sus descubrimientos, muy ingeniosos algunos, vendiéndolos por poco menos que nada a comerciantes de segundo orden.

Presintiéndose quizá algo de genial, que disimulaba con modestia casi fosca, tenía el más profundo desdén por aquellos pequeños triunfos. Si se le hablaba de ellos, concomíase con displicencia o sonreía con amargura.

—¡Eso es para comer! —decía sencillamente.

Me había hecho su amigo por la casualidad de cierta conversación en que se trató de ciencias ocultas, pues, mereciendo el tema la aflictiva piedad del público, aquellos a quienes interesa suelen disimular su predilección, no hablando de ella, sino con sus semejantes. Fue precisamente lo que pasó, y mi despreocupación, por el que dirán, debió de agradar a aquel desdeñoso, pues, desde entonces intimamos.

Nuestras pláticas sobre el asunto favorito fueron largas. Mi amigo se inspiraba al tratarlo, con aquel silencioso ardor que caracterizaba su entusiasmo y que sólo se traslucía en el brillo de sus ojos. Todavía le veo pasearse por su cuarto, recio, casi cuadrado, con su carota pálida y lampiña, sus ojos pardos, de mirada tan singular, sus manos callosas de gañán y de químico a la vez.

Anda por ahí, a flor de tierra, solía decirme, más de una fuerza tremenda cuyo descubrimiento se aproxima, de esas fuerzas intereterias que acaban de modificar los más sólidos conceptos de la ciencia, y que justificando las afirmaciones de la sabiduría oculta, dependen cada vez más del intelecto humano.

La identidad de la mente con las fuerzas directrices del cosmos, concluía en ocasiones filosofando, es cada vez más clara y día llegará en que aquella sabrá regirlas sin las máquinas intermediarias, que en realidad deben de ser un estorbo, cuando uno piensa que las máquinas no son sino aditamentos con que el ser humano se completa, llevándolas potencialmente en sí, según lo prueba al concebirlas y ejecutarlas, tales aparatos resultan en substancia simples modificaciones de la caña con que se prolonga el brazo para alcanzar un fruto.

Ya la memoria suprime los dos conceptos fundamentales, los más fundamentales como realidad y como obstáculo, el espacio y el tiempo, al evocar instantáneamente un lugar que se vio hace diez años y que se encuentra a mil leguas, para no hablar de ciertos casos de bilocación telepática que demuestran mejor la teoría.

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