Trending Misterio
iVoox
Descargar app Subir
iVoox Podcast & radio
Descargar app gratis
Relatos Sexuales Liberales
La fiesta de mi hermana Marta p7

La fiesta de mi hermana Marta p7 5344b

16/2/2025 · 37:04
2
1.7k
2
1.7k
Relatos Sexuales Liberales

Descripción de La fiesta de mi hermana Marta p7 4e684u

La fiesta de mi hermana Marta p7. Un apartamento pequeño y una inesperada visita, así son los primeros días con nuestros padres. si quieres y gustas aportar al canal puedes arnos por o el pay pal [email protected] paypal.me/relatossex 5g5u51

Lee el podcast de La fiesta de mi hermana Marta p7

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Gracias por estar en sintonía. Si aún no estás suscrito, te invito a hacerlo y no te pierdas ninguno de nuestros episodios.

Ahora sí, comencemos.

La fiesta de mi hermana Marta, parte 7.

Un apartamento pequeño y una inesperada visita, así son los primeros días con nuestros padres.

Desperté esa mañana con el brazo de Mónica apoyado en mi pecho. Esa escena me era familiar.

El reloj marcaba a las diez de la mañana, una ducha, un desayuno y una despedida de las amigas de Marta que te dejaban con el alma partida.

Fue una mañana de silencio absoluto, era extraño, después de tantos días rodeados por gente, ahora estábamos solos de nuevo mi hermana y yo.

Teníamos que vaciar la maleta, hacer la colada y volver a llenarla para ir con nuestros padres en sus últimos días de vacaciones.

Con la lavadora haciendo horas extras con nuestra ropa, llamo nuestra madre.

Nos dijo a qué hora vendría nuestro padre a buscarnos con el coche y nos dio una nueva noticia, habían alargado su estancia, así que ahora sería diez días allí.

Por suerte no estaba muy lejos, 130 kilómetros, algo más de una hora en coche.

Me alivia pensar que al menos tendré a mi hermana conmigo, alguien con quien hablar o incluso salir una noche de discoteca.

El tema del sexo iba a ser muy complicado que surgiera algo, con mis padres ahí y en un apartamento pequeño sería difícil incluso aliviarse uno mismo.

Al día siguiente llegó mi padre a la hora acordada, de nuevo maletas al coche y rumbo a la playa.

Llegamos al apartamento, tal y como había imaginado era pequeño comparado con nuestra casa.

Nada más entrar una pequeña cocina, un salón pequeño, una terracita pequeña, todo pequeño.

Un pasillo hacia el baño y tres habitaciones, ¿adivina cómo eran? Pequeñas.

Lo primero que hice fue dejar la maleta sobre la cama de mi habitación, fui a la terracita para ver las vistas, era lo mejor del apartamento, primera línea de playa.

Relajaba mucho ver el mar allí sentado y notando la brisa marina.

Creo que este rincón de la casa será mi favorito.

Playa, comer, siesta, playa, ducha, relax, cena y paseíto con nuestros padres, esa fue la rutina los tres días posteriores.

Mi hermana parecía asumida a esa rutina, en ningún momento había vacile, provocación, tampoco temas de conversación de nuestro viaje anterior cuando estábamos a solas.

El tercer día, asqueado del aburrimiento, decidí convencer a mi hermana durante la tarde en la playa, para salir esa noche a tomar algo y si encontrábamos un lugar donde bailar pues mejor.

No teníamos que ir muy lejos para encontrar ambiente, a cinco minutos caminando había una calle que era todo pubs y algo que se asemeja a una discoteca.

Que fuera sábado debía prometer un buen ambiente.

Termino por aceptar, aunque sólo fuera por matar un poco el aburrimiento.

Era las doce de la noche, arreglado para la ocasión, esperaba a mi hermana en el salón a que terminara de arreglarse.

Me sentía como el novio que espera a su chica, pero mereció la pena, estaba guapísima.

Un bonito vestido blanco que le hace a una bonita figura a pesar de no ser ajustado, Marta se percató enseguida de que no me había quedado indiferente ante su elección de vestuario.

Salimos y fuimos a esa calle que os comenté antes, muchas miradas a nuestro paso tanto para ella como para mí.

Marta, no te pusiste así de guapo para ligar con alguna fresca, ¿no? Marcos, tal vez con alguna madurita.

Marta, ¿jajaja alguna como nuestra vecina Anna? Marcos, no me importaría.

Marta, ¿y me dejaría sola? Marcos, siempre puedes venir a vigilar la ropa si me la llevo a la playa.

Marta, jajaja que gracia.

Entonces reconoces que te pone nuestra vecina.

Marcos, mira este sitio tiene buena pinta, entremos.

Marta, jajaja que forma más descarada de evitar una pregunta.

Entramos al lugar, no era muy grande, pero tenía su pista de baile, nos fuimos a la barra, nos sentamos y pedimos unas copas.

Resultaba difícil mantener una conversación con la música tan alta, pero que por otro lado te invitaba a bailar.

Fue precisamente lo que hicimos.

Nunca se me ha dado muy bien bailar solo, pero por suerte tenía pareja y la música ideal para hacerlo con ella.

Entre la pista y la barra fuimos pasando la noche, cuando salíamos a bailar, nuestros cuerpos cada vez se acercaban más, igual que nuestras bocas y en una de esas ocasiones nuestros labios se encontraron.

Allí en medio de la pista, con la gente bailando a nuestro alrededor, nos estábamos besando.

Para las personas que allí estaban, éramos una pareja más que se dejaba llevar por la pasión, pero para nosotros era una situación muy morbosa.

En esa zona donde estábamos de vacaciones, era lugar habitual de veraneo para mucha gente de nuestra ciudad, entre otras muchas, la posibilidad remota de encontrarnos con alguien conocido la teníamos presente.

Ese fue el motivo por el cual salimos de la pista de baile.

Comentarios de La fiesta de mi hermana Marta p7 6u3t1a

Este programa no acepta comentarios anónimos. ¡Regístrate para comentar!