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Relatos Sexuales Liberales
La fiesta de mi hermana Marta p6.

La fiesta de mi hermana Marta p6. 202523

15/2/2025 · 35:31
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Relatos Sexuales Liberales

Descripción de La fiesta de mi hermana Marta p6. z2c7

La fiesta de mi hermana Marta parte 6. Un nuevo día y un nuevo objetivo en mente para el resto de tiempo que nos quedaba allí. Sandra era el objetivo, cada vez tenía más claro que empezaba a ser un quebradero de cabeza para ella, algo prohibido que no podía tocar, pero que, alguna como Laura no estaba respetando ese veto. Esa era la única baza que tenía para que ella se encaprichara conmigo e hiciera alguna locura. si quieres y gustas aportar al canal puedes arnos por o el pay pal [email protected] paypal.me/relatossex 1r726s

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Ahora sí comencemos.
La fiesta de mi hermana Marta parte 6.
Los últimos días de estancia prometen momentos de alto voltaje.
Un nuevo día y un nuevo objetivo en mente para el resto de tiempo que nos quedaba allí.
Sandra era el objetivo, cada vez tenía más claro que empezaba a ser un quebradero de cabeza para ella,
algo prohibido que no podía tocar, pero que, alguna como Laura no estaba respetando ese veto.
Bajé a desayunar, todos como una gran familia sentados en la mesa y algunos con una sonrisa de oreja a oreja.
Era fácil adivinar quién había hecho travesuras esa noche.
Me hice un hueco sentándome enfrente de Laura, me miraba y me regalaba una sonrisa pícara,
a su derecha, Sandra me miraba con cara de pocos amigos ante el gesto de su amiga.
Desconocía si le había preguntado a Laura alguna cosa, tampoco sabía hasta qué punto vio algo de la despedida de anoche.
Hoy era un día para valientes, nos esperaba una jornada de puenting y una posterior visita a un pueblo cercano que había allí.
Llegamos al lugar, un grupo de cuatro personas se despedía de los monitores, se les veía con la adrenalina a tope.
Una pequeña plataforma por encima de la barandilla del puente sobresalía en forma de trampolín de piscina.
Un equipo de primera calidad que te daban confianza para intentarlo, pero una altura que echaba atrás a cualquiera que se atreviera a saltar.
El monitor pedía al primer valiente, todos ofrecían de voluntario a la persona que tenían al lado, todos menos yo.
Di un paso al frente y me ofrecí voluntario para abrir el camino a mis camaradas.
Me empezaron a rodear todo tipo de cables y cuerdas, no sin antes preguntarme si quería tirarme sujeto a la cintura o bien a mis pies.
Esto segundo imponía más, pero en cualquiera de los dos, el salto seria el mismo, solo cambiaba la forma de frenar y quedar colgado.
Mi hermana insistía a los monitores de que lo revisaran todo bien, la pobre lo estaba pasando fatal,
uno de los chicos se la llevo de allí para que no me pusiera más nervioso de lo que ya podía estar.
Empezó la cuenta atrás, 3-2-1 y salta.
¿De qué forma explicar cómo se siente uno al lanzarse al vacío,
la sensación de notar el suelo cada vez más cerca y que la cuerda todavía no cumple su labor?
Sencillamente no puedo.
Detrás de mí saltaron tres chicos más, aunque solo uno atado por los pies.
Verónica se aventuró a saltar también, Sandra fue la última que quiso saltar y atada por los pies.
Oscar fue el único chico que no saltó y según avanzaba el día empezó a arrepentirse.
Con la adrenalina a tope, visitamos el pueblo,
os podéis imaginar cuál fue el tema de conversación que ocupo todo el tiempo,
no solo durante la visita sino también durante las horas siguientes.
Llegaba la noche, parecía que más o menos todos estaban satisfechos con sus parejas,
tal vez el subidón del puenting influía.
Por suerte para mí, esa noche dormiría con Mónica
y esperaba tener algo de sexo para rebajar esa adrenalina que aún podía notar.
Subimos las escaleras hacia las habitaciones, me percaté que detrás mío iba Sandra,
una buena oportunidad para que se fijara en un detalle,
en cómo mi mano agarraba brevemente el culo de Mónica.
¿Lo había visto?
No lo sé, pero me divertía la idea de que me viera picoteando entre las chicas.
Entramos a la habitación, Mónica se agarró a mi cintura con una cara de niña traviesa.
Mónica, vaya día hemos tenido.
Marcos, sí, pero aún queda la noche.
Mónica, creo que mereces un premio por aceptar dormir anoche con Oscar.
Marcos, ¿qué clase de premio?
Mónica, de los que no podrás olvidar.
¿Te acuerdas lo que te dije la otra noche en la piscina de tu casa mientras?
Marcos, ¿mientras follábamos?
Mónica, sí.
Marcos, no, pero recuerdo unos bonitos pechos chocando con el agua.
Mónica, jajaja, intentaste meterme un dedo en el culito y te dije que no, porque nunca hice nada por ahí.
Marcos, sí, lo recuerdo, nunca nadie ha visitado tu puerta de atrás.
Mónica, exacto.
Tal vez te apetece probar, aunque no te garantizo que lo consigamos.
Marcos, bueno, con paciencia y saliva se la metió el elefante a la hormiga.
Mónica, jajaja, qué tonto, creo no necesitamos de eso.
Tu hermana me ha prestado algo.
De su maleta sacó un pequeño consolador y un bote de lo que parecía ser un lubricante,
casi lloro de la emoción, iba a desvirgar por primera vez a alguien, aunque se tratara de su culito.
Mónica, ¿tú lo has hecho alguna vez?
Marcos, sí, alguna que otra.
Mónica, vaya.
¿En serio?
Al final va a resultar que tienes más experiencia que yo en el sexo.
Marcos, no creo, cuestión de suerte supongo.
Mónica, solo te pido una cosa.

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