La fama, mi edad y el eclipse 4w3p4l

El otro día en su podcast, la Cannelli me sacó del armario de la edad. Y es que a medida que me acerco a los 60, he rehuido lo de decir mi edad exacta. Siempre he estado con eso de tengo cincuenta y tantos. Es absurdo, pero es lo que he estado haciendo. Y es que da miedo esto de cumplir 60, porque ya es una barrera muy seria. La barrera de la vejez pura y dura. En fin, ahora mismo tengo cincuenta y ocho, y en agosto de este año cumpliré cincuenta y nueve, de modo que el año que viene llego ya a los sesenta.

El doce de agosto de dos mil veintiséis, por cierto, el día que cumplo sesenta, habrá un eclipse total de sol que será visible desde Madrid, la ciudad en la que vivo. Como el sol desaparece de pronto devorado por la luna. Los eclipses no han sido nunca fenómenos que hayan gozado de muy buena fama, pero yo quiero creer que este eclipse del día de mis sesenta cumpleaños dará paso a una era buenísima para mí. La era de la tercera edad. Nunca he visto un eclipse total de sol en directo. Me suena de pequeño, en la escuela, tipo con siete u ocho años, haber visto un eclipse parcial, con cristales ahumados que nos daban las profesoras, pero más allá de eso, nada.

Y tener la oportunidad de contemplar uno en directo encima el día de mi cumple, y con una edad tan espectacular, pues es una oportunidad que literal se da sólo una vez en la vida. Hay gente muy aficionada que viaja miles de kilómetros para asistir a los eclipses de sol. En esta ocasión el eclipse viene a mi ciudad. Hay muchos cambios en la naturaleza en el momento del eclipse. Durante un eclipse total, la temperatura puede descender varios grados, de cinco a diez grados en algunos casos, lo que afecta a insectos y pequeños animales sensibles al calor.

Durante la totalidad, el cielo puede oscurecerse lo suficiente como para que las estrellas sean visibles, y en las zonas de penumbra, la luz adquiere un tono grisáceo o ténue. La rápida caída de temperatura puede afectar la presión atmosférica local, generando pequeñas fluctuaciones. Esto ocurre porque el aire frío es más denso y tiende a hundirse, lo que a veces provoca una ligera brisa conocida como viento del eclipse. Antes y después de la totalidad, cuando el sol queda parcialmente cubierto, se observan las sombras en forma de media luna, proyectadas por la luz que pasa a través de pequeños huecos, como entre las hojas de los árboles. Durante la totalidad aparece el anillo de diamante, o las perlas de Baili.