Trending Misterio
iVoox
Descargar app Subir
iVoox Podcast & radio
Descargar app gratis
KORTEMETRAJE
FABRICA DE LOCOS

FABRICA DE LOCOS 4m3j70

22/5/2025 · 07:38
0
14
KORTEMETRAJE

Descripción de FABRICA DE LOCOS 702j5h

Todo el mundo sabe que en los mejores barrios no hay locos. Solo gente con jardín, bata blanca... y normas. Muchas normas. Daniel e Irene cruzan una verja. Buscan respuestas. Encontrarán algo mucho peor: gente convencida de que está haciendo lo correcto. Bienvenidos a la Fábrica. Guion: Basado en el cuento corto “Fábrica de locos” de Antuán EL8 Narración: Pepe Salort “El Griego” Una producción de ©Antuán EL8 para KORTEMETRAJE Agradecimientos: Gracias por ver hasta el final, no todos los pacientes lo logran. ©KORTEMETRAJE 2025 – Todos los derechos reservados No se permite la reproducción ni uso del contenido para entrenamiento de modelos de inteligencia artificial. 475b3j

Lee el podcast de FABRICA DE LOCOS

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Daniel no recordaba por qué había salido, podría decirse que fue por aburrimiento, podría decirse también que fue por costumbre, pero lo cierto es que como muchas noches, simplemente apareció en un lugar que parecía no necesitarle.

Namasté no era un bar, era un eco, una pulsación nocturna hecha de madera húmeda, luces insuficientes y gente que fingía no mirar, un lugar perfecto para desaparecer sin irse a ninguna parte.

La vio junto a la barra, sola, sonriendo como si esperara a alguien que llegaba tarde.

Daniel no pensó demasiado, se acercó.

¿Una copa? le ofreció a Daniel, como quien firma un contrato sin leerlo.

Ella aceptó con una sonrisa tan lenta que parecía dirigida a alguien detrás de él.

Hablaron, o fingieron hacerlo, las palabras se deslizaron como hojas secas sobre una acera, no importaba el contenido, solo el tono.

Pronto se besaba, más tarde ya no se decía nada.

Voy a por otra ronda, dijo ella.

Mientras esperaba al camarero, hizo una llamada breve, tapó la boca con la mano, como si el bar no estuviera ya lleno de ruido.

Daniel no lo notó, solo veía la curva de su espalda al inclinarse sobre la barra y algo parecido al destino.

Conozco un sitio cerca que te va a encantar, dijo susurrándole al oído cuando volvió.

Te va a gustar.

Daniel, que ya no se preguntaba si debía o no ir, asienteó con la cabeza.

El coche se internó por carreteras que no salían en los mapas.

A un lado los pinos, al otro la oscuridad que no distingue entre cielo y suelo.

Cuando se detuvo, frente a una verja oxidada y una mole de piedra vencida por los años, Daniel pensó que se trataba de una broma demasiado elaborada.

¿Qué es esto? Irene sonrió.

Un antiguo hospital psiquiátrico.

No esperó.

Empujó la verja.

Cruzó el jardín muerto.

Abrió la puerta.

Dentro, el aire no olía a moho, olía a espera.

Espérame aquí.

Él obedeció.

Un segundo después, las luces del vestíbulo se encendieron todas a la vez, como si el edificio respirara por primera vez en décadas.

Irene volvió y le tomó la mano.

Firme.

Decidido.

Cálido.

Llegaron a una habitación limpia, extrañamente limpia.

Una cama con correas en los extremos, una mesilla, un amargo empotrado.

Nada más.

Túmbate.

Daniel no preguntó.

Se dejó caer.

El sudor ya había empezado a dibujar líneas en su espalda.

El corazón parecía latir en una frecuencia equivocada.

Vuelvo enseguida, susurró ella.

Y se fue.

El mundo no se deshizo.

Se reconfiguró, como si alguien estuviera reorganizando las piezas mientras él seguía adentro.

El pasillo ya no era el mismo.

Las sombras, tampoco.

Gente que no debería estar ahí aparecía por puertas que no deberían abrirse.

Un hombre gritaba desde una cama, otro era arrastrado por dos figuras vestidas de blanco.

Los gritos no venían del pecho, venían del fondo.

Y luego, la sala común, como una escena congelada de una función olvidada.

Gente jugando a juegos sin reglas, hablando con ausencias, fijando la vista en el aire como si pudieran cambiarlo.

Daniel, dijo una voz.

Llevamos rato esperándote.

Intentó retroceder.

No pudo.

Las piernas eran columnas, de un paso, luego otro, hasta que una mano le tocó el hombro.

Vamos, no lo largues más.

¿Qué es esto? ¿Quién eres? Marcos, enfermero, tú ya has estado aquí.

No, vine esta noche con una mujer, Irene.

La enfermera, siempre hace lo mismo.

Tiene una forma especial de tratar con los nuevos.

Daniel miró su ropa.

Ya no era suya.

Ni siquiera la reconocía.

Era la de todos los demás.

Esto no es real.

A veces, lo real es lo que no puedes controlar.

Lo llevó hasta la mesa.

Jimmy, Rodrigo, Alberto, sonrisas, cartas, movimiento.

El juego empezó.

Comentarios de FABRICA DE LOCOS h1t5q

Este programa no acepta comentarios anónimos. ¡Regístrate para comentar!
Te recomendamos
Ir a Misterio y otras realidades