
Episodio 2: ¡Paco, la elipsis now! (la elipsis) 3h483v
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En la vida a veces es necesario cortar por lo sano para que todo fluya mejor, y en el mundo del cine es más necesario aún. Idea, guión, edición y locución: Xavi Carné Guitarra: Nuria Hierro o: [email protected] 54y37
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
RECURSOS DE CINEMA Episodio 2 Paco, la elipsis now.
La elipsis...
Imagina que vas a comer a casa del tío Paco y durante la sobremesa surge el tema de la comunión de tu sobrino Miguelín, evento que conseguiste azafar oportunamente simulando haber cogido la viruela del mono.
Tomas de nuevo tu pesar por no haber asistido a tan interesante celebración.
Pero el tío Paco te dice que no te preocupes, pues él grabó todo el evento, desde la preparación en casa, el camino hasta la iglesia, la celebración, discurso y eucaristía, el camino hasta el restaurante perdido en lo alto de la montaña con mareo y vomitona de Miguelín, el opulento festín con borrachera y vomitona de la abuela, el primer puro de Miguelín porque ya está hecho un hombrecito con otro mareo y vomitona, la entrega de regalos de oro y el momento en que los del restaurante los echan por dejar los baños encharcados de vómito.
Como eres el primero en la línea de sucesión del tío Paco y te has ganado su aprecio con altas dosis de peloteo dándole la razón en todo, no te queda más remedio que ver la maldita grabación y te dices que no puede ser tan malo y que puedes ver un vídeo doméstico de una hora.
Pero el tío Paco no te lo va a poner tan fácil, ya que no es amigo del botón de pause y mucho menos del botón de stop, y tiene una cámara con una megabatería y una capacidad de chorrocientos gigas.
Cuando Miguelín sale de casa vestido de marinerito siendo vitoreado y pellizcado en las mejillas por las ancianas vecinas de la escalera, tu cerebro piensa ¡Corten! Pero no se corta.
Cuando el cura habla de lo chungo que lo pasó Moisés en el desierto y Miguelín se chotea y recibe doble hostia del cura, tu cerebro exclama ¡Corten! Pero no se corta.
Cuando están pasándose el micro en el restaurante para elogiar las virtudes del retoño y la ebria prima Manoli se lo mete en la boca por culpa de la memoria muscular, tu cerebro suplica ¡Corten! Pero no se corta.
Y te acabas tragando un vídeo casero de 6 horas seguidas, un plano secuencia que haría las delicias de Alejandro González Iñárritu y Sam Mendes, pero que a ti te ha parecido el infierno.
Imagina ahora que esto mismo lo hubiera hecho Peter Jackson con El Señor de los Anillos, y hubiera grabado seguido y sin cortes todo el viaje de Frodo y Sam desde la comarca hasta Mordor, teniendo en cuenta que ese viaje duró 6 meses y 2 días, hubieran sido unas 4430 horas de visionado, contando sólo los eventos concernientes a ese par de hobbits.
La verdad es que podrían haber sido menos horas, pero es que Sam Valentín.
Por suerte, no hubo que sufrir tamaña tortura de Peter Jackson, aunque luego el mamón nos trajo la trilogía del hobbit, ya que para ello se inventó el recurso conocido como elipsis.
En la narración de una historia, un elipsis es un salto en el tiempo o en el espacio.
El espectador no pierde la continuidad de la secuencia aunque se hayan eliminado los pasos intermedios, a menos que sea reggaetonero o terraplanista.
Así se obvian escenas de la trama que no son relevantes para la historia, aunque yo siempre me he preguntado si Sarah Connor antes de irse a México al final de la película había ido a recoger el finiquito en el restaurante y había organizado el funeral de su madre.
En cuanto a duración, existen elipsis cortas y elipsis largas.
Hay elipsis tan cortas que incluso ocurren en la misma escena, y son microcortes para imprimir ritmo y ahorrar tiempos muertos.
Como cuando tu madre te está dando la chapa por teléfono y tu cerebro omite todas las veces que te pregunta si comes bien.
Los youtubers usan mucho este recurso, no lo de no escuchar a su madre, aunque desde Andorra se entrecorta la señal, sino que meten cortes como forma práctica de dar dinamismo a sus vídeos, y estos microcortes en una escena se llaman Jump Cut.
Y luego están las elipsis largas, que pueden durar horas, días, meses, años e incluso milenios, como podemos ver en 2001 y en La Máquina del Tiempo.
Y sí, en una conversación telefónica con tu madre también te puede dar la sensación de que han pasado milenios.
También podemos clasificar las elipsis según el significado que le queramos dar.
Tenemos por un lado las elipsis inherentes, que sirven para hacer desaparecer espacios y tiempos débiles o inútiles en la acción, y es lo que tendría que haber usado David Lowery en A Ghost Story para no tener que ver como Rooney Mara se zampa un pastel durante cuatro minutazos.
También se usan por razones de tiempo de la película, para ajustar la duración del metraje.
Aunque ahora que la moda es que las películas duren casi un año.
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