
Descripción de Ep85: Dogo del Tibet 442i4g
Para conocer su historia deberemos viajar en el tiempo 5.000 años atrás, hasta el Tibet y las regiones montañosas de Asia Central, con ambientes extremos, con temperaturas gélidas y altitudes muy elevadas. Aristóteles y Marco Polo hablarían de ellos en sus escritos, describiéndolos como gigantes y poderosos. Acompáñame en esta aventura, en la que conocerás como se fué desarrollando la raza; qué personas propiciaron su llegada a Europa y cómo han evolucionado hasta nuestros días. Por supuesto te contaremos cuál es su carácter y necesidades y conocerás la bonita historia que Rafael nos cuenta su visita a la ciudad de Dargeeling, para conocer donde pasó su juventud bisabuela, y lo que allí pudo ver. Te invito a que visites la web de la escuela canina Quercus, https://www.escuelacanina.com. También puedes seguirlos en RRSS donde los encontrarás con este mismo nombre, al igual que a Rafael Fernandez de Zafra tanto en Facebook como en Instagram. Gracias por escucharnos. ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/1351627 1j5p2r
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Bienvenido y bienvenida a Perretes, el podcast donde descubrirás cuál es esa raza con la que compartes estilo de vida y carácter. Soy Doñi Martínez, una enamorada de los perretes.
Todos los ladridos que escuchas en cada capítulo son sus voces originales.
Según cuenta la leyenda, el propio Buda los bendijo con su gran tamaño, su inteligencia y su lealtad inquebrantable, dándoles la misión de ser los guardianes espirituales de los monasterios. Algunos monjes creían que sus ojos brillaban por la noche porque podían ver y ahuyentar a los espíritus malignos. Hoy te hablaré del Dogo del Tíbet o Mastín tibetano, una de las razas más antiguas y enigmáticas del mundo. Se cree que descienden de los grandes perros de guardia que vivirían en el Tíbet y en las regiones montañosas de Asia Central, hace al menos 5.000 años.
Estos primeros perros se desarrollarían en ambientes extremos, con temperaturas gélidas y altitudes elevadas, por lo que tendrían una gran resistencia y un enorme y denso pelaje, y que estarían estrechamente ligados a varios pueblos nómadas de Asia Central, especialmente aquellos que dependían del pastoreo y la ganadería en las duras condiciones del Himalaya y en las regiones alpinas de la meseta tibetana, con una altitud de entre 3.000 y 5.000 metros. Serían el guardián del ganado, principalmente yaks y ovejas, y los defenderían de depredadores como lobos, leopardos de las nieves y bandidos.
Su temperamento feroz con los extraños y su lealtad extrema a su familia les haría ser considerados casi sagrados por los tibetanos. Su genética estrechamente relacionada con los lobos del Himalaya les otorgarían una constitución poderosa. Los escitas, un pueblo de jinetes guerreros que habitarían las estepas eurasiáticas, se cree que tendrían estos molosos. Aristóteles, en el libro 9 de su obra Historia de los animales, describiría perros gigantes y poderosos provenientes de Oriente, señalando que serían diferentes de los perros griegos y que poseían una fuerza notable.
También mencionaría que algunos serían utilizados para la guerra y la protección, y como de los más grandes y feroces de su época comparándolos con leones. Marco Polo, en el siglo XIII, hablaría de la existencia de enormes perros guardianes en Asia, diciendo de ellos que serían tan grandes como burros y con una voz poderosa como la de un león. Se sabe que algunos emperadores chinos y monarcas de otras partes de Asia los recibirían como obsequios valiosos. Durante la expansión del imperio mongol bajo el mandato de Gengis Khan, los llevarían como perros guardianes en sus campañas.
Los monjes budistas de los monasterios tibetanos también los criarían y valorarían como protectores sagrados. Entre los siglos XVII y XVIII, exploradores jesuitas y comerciantes hablarían de perros guardianes en los monasterios. Los primeros ejemplares serían funcionales, no necesariamente gigantes, con una estructura robusta pero ágil.
En 1800, el teniente coronel Laveroque, destacado en la India y el Tíbet, sería uno de los primeros en importarlos a Gran Bretaña para la cría. Al menos dos ejemplares serían fundamentales para la estabilización de la raza en Europa. Sobre el 1820, el rey Jorge IV de Inglaterra los recibiría como regalo, aumentando el interés por ellos en Europa. En el siglo XIX, alrededor de 1800-1847, los británicos de la India colonial comenzarían a referirse a ellos como dogos del Tíbet.
En 1847, Lord Hardigan, virrey de la India, enviaría un ejemplar
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