
En Semana Santa me reúno con mi familia política i263i
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En Semana Santa me reúno con mi familia política. Mi suegra para tener 63 años no está nada mal, tiene un buen revolcón. De cara se parece mucho a sus hijas pero con veinte años más, claro. Su media melena plateada te deslumbra. Se llama Tere y aunque viste muy clasicona, no puede evitar mostrar un cierto atractivo y una sensualidad desbordantes. si quieres y gustas aportar al canal puedes arnos por o el pay pal [email protected] paypal.me/relatossex fuente / autor https://www.todorelatos.com/relato/225434/ 4p3j1
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Ahora sí, comencemos.
En Semana Santa me reúno con mi familia política.
Mi suegra para tener 63 años no está nada mal, tiene un buen revolcón.
De cara se parece mucho a sus hijas, pero con 20 años más, claro.
Su media melena plateada te deslumbra.
Se llama Tere y aunque viste muy clasicona, no puede evitar mostrar un cierto atractivo y una sensualidad desbordantes.
En Semana Santa, mi mujer, mi hija y yo solemos reunirnos con la hermana de mi mujer, su marido, su hija de 20 años, su hijo de 18 años y mis suegros, en casa de éstos, para pasar unos días.
Mi suegro es miembro de la Cofradía del Cristo del Pene Circuncidado y mi suegra es miembro de la Cofradía de la Virgen del Himen Perpetuo.
Son ultraconservadores y muy beatos los dos.
Mi suegro, hace más de 20 años, tuvo un amago de infarto al descubrir que sus dos hijas eran más liberales que las gallinas.
Por si fuera poco, hace cosa de tres años, le volvió a repetir otro amago de infarto, éste, más fuerte, al descubrir que su único nieto pierde aceite, que tiene más pluma que MC Namara cantando Voy a ser mamá.
Con éstos antecedentes, yo intuía que la reunión iba a ser un desastre, sobre todo para los viejos, aunque no son tan mayores, rondan los sesenta y pico.
Algunas escenas que voy a narrar ocurrieron en la realidad, otras, sin embargo, son fabulaciones añadidas para darle más colorido, aún si cabe, a la historia.
A ver si consiguen distinguir unas de otras.
El jueves santo por la mañana, mi mujer, mi hija y yo llegamos al chalet de mis suegros.
Allí estaban ya mi cuñada, su marido y sus dos hijos, que habían llegado la noche anterior.
Mi suegra para tener sesenta y tres años no está nada mal, tiene un buen revolcón.
De cara se parece mucho a sus hijas pero con veinte años más, claro.
Su media melena plateada te deslumbra.
Se llama Tere y aunque viste muy clasicona, no puede evitar mostrar un cierto atractivo y una sensualidad desbordantes.
Tiene un contorno corporal exuberante y unas piernas tan bien delineadas que te hacen la boca agua.
Mi suegro se llama Gilberto, aunque yo lo llamo gilipollas en petit comité.
El hombre no anda bien de salud, por lo anteriormente expuesto, y además sufre de una diabetes muy complicada.
Es un secreto a voces que es impotente desde hace por lo menos diez años.
Su mujer no es frígida, de esto se percata cualquier hombre perspicaz a simple vista, por lo que tendrá, seguro, algún juguetito sexual por casa escondido.
Mi cuñada es dos años más joven que mi mujer.
Se llama Eva y está casi escuálida comparada con su hermana, la cual tiene más carnes.
También Eva es más alta que Sonia, mi esposa.
Mi cuñada es una cachonda mental, y sexual, por supuesto.
En alguna salida nocturna que hacemos los dos matrimonios surge el tema, medio en broma medio en serio, de hacer un intercambio de parejas entre nosotros.
Una vez pasados los efectos del alcohol, todo queda en nada, pero mi cuñado y yo en ocasiones hablamos del tema.
Cuando estamos solos, él me relata cómo es Eva en la cama y yo le narro cómo es Sonia en el catre.
Fantaseamos con la idea de intercambiarnos a las hermanas.
A mi cuñado le pone mucho mi mujer porque tiene más carnes donde agarrarse.
A mí, su mujer también me la pone bien dura, pues las mujeres escuálidas, planas como una espátula, son más manejables, al pesar menos, y las puedes follar con más comodidad mientras cuelgan de tu cuello como un koala.
Mi cuñado es alto y robusto, su oficio se lo requiere, ya que trabaja en los bosques tronzando árboles.
Mi sobrina tiene veinte años y es muy atractiva.
Se llama como su madre, que manía con ponerle el mismo nombre a los hijos que el de sus padres.
Tiene un aire a Emma Watson, la actriz que hacía de Hermione en la saga de Harry Potter.
Su hermano tiene dieciocho años y se llama Alejandro, aunque se hace llamar Jandra.
Es muy femenino y viste muy a la moda andrógina.
ira mucho a la escritora y filósofa Elisabeth Dudal y quiere seguir sus pasos, para ser la primera mujer de su familia.
ira mucho a la escritora y filósofa Elisabeth Dudal y quiere seguir sus pasos, parecerse a ella, incluso físicamente.
De mi hija ya hablé en otro relato.
Tiene dieciocho años y en esta ocasión se nos presenta con una estética a lo pípica Elsa Largas, con dos coletitas a ambos lados de la cabeza, una camiseta de tirantes, una minifalda de pan a color verde, panties a rayas horizontales y tenis.
Ella sabe que me vuelven loco los panties de colores y por eso se los puso.
La muy puta me quiere provocar un buen calentón, para que me la empotre en cualquier estación de servicio que paremos, a ser posible.
El primer día, los nueve de la familia lo pasamos de conversación, tomando unos buenos vermouths.
El salón de visitas es gigantesco y decidí sentarme en uno de los sofás.
En esto que Jandra, mi sobrino, se metió.
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