Electricidad por el aire: El sueño de Tesla que el 5G podría resucitar 5u2a6g

Días extraños con Santiago Camacho En el apogeo de su carrera, el genio Nikola Tesla se obsesionó con una idea. Teorizó con que la electricidad se podía transmitir de forma inalámbrica, a través del aire, a grandes distancias, sin cables, utilizando una serie de torres estratégicamente colocadas o incluso globos suspendidos en el aire.

Un sueño, electricidad para todos. Un sueño que no se hizo realidad. Las cosas no fueron según lo planeado y las ambiciones de Tesla para un suministro global inalámbrico de electricidad jamás se hicieron realidad. El principal problema fueron sus inversores. Sus inversores que le hicieron una pregunta a la que Tesla no supo contestar. ¿Y esto cómo lo cobramos? ¿Dónde están los contadores? ¿Cómo sabemos cuánta energía ha consumido cada persona? Y luego, había un problema técnico.

Un problema técnico que no dudó que Tesla, con su casi sobrenatural intelecto, hubiera podido solucionar tarde o temprano. El tema era posible, la teoría era correcta, pero requería una cantidad extraordinaria de potencia, una gran parte de la cual se habría desperdiciado. Este sueño de Tesla ha descansado en el cajón de las curiosidades científicas durante mucho tiempo, pero resulta que un artículo de investigación ha sugerido que los arquitectos de la red 5G podrían haber conseguido involuntariamente lo que Tesla pretendía a principios del siglo XX, una red eléctrica inalámbrica.

Una red eléctrica que podría adaptarse para cargar o alimentar pequeños dispositivos que podrían estar en nuestro bolsillo, en nuestros automóviles, en nuestro lugar de trabajo. Caramba, parece que no todo iba a ser malo respecto al 5G. Y es que la red 5G se basa en eso, en una densísima red de mástiles y una potente serie de antenas, que son ambas cosas las que más suspicacias han levantado entre ciertos sectores de la población, pero resulta que esa misma infraestructura, haciéndole unos pequeños ajustes, pues también podría transmitir energía.

No mucha, pero sí energía a dispositivos pequeños como, por ejemplo, los teléfonos móviles. El problema sigue siendo el mismo con el que se encontró Tesla, que hay mucha energía desperdiciada. La teoría sigue siendo buena, la idea sigue siendo atractiva, pero caramba, en las condiciones actuales, con la crisis climática, con todas estas cosas, pues este desperdicio de energía es complicado de justificar.

Y es que ambas tecnologías, la transmisión inalámbrica de electricidad y la tecnología 5G, pues resulta que tienen prácticamente la misma base tecnológica, un haz de radio estrechamente enfocado. Hay aspectos buenos, hay aspectos no tan buenos, cosas como el internet de las cosas, pues van a ser completamente posibles y completamente viables con esta tecnología y hay gente que los niveles de vigilancia a los que puede estar sometido un ser humano ya de por sí muy vigilado, pues no le gusta. Pero el caso es que el 5G proporciona un aumento de capacidad de mil veces superior a la última generación, al 4G. Un millón de s por kilómetro cuadrado.