Doctor Mascarell 36182p

Estamos en Los Toros Nuestra Historia, estamos con Juan Salazar, nuestro relator taunino particular.

Y yo estoy buscando la escaleta que la tenía por aquí y en cuanto se me va a Cristina Sol mi mundo se viene abajo con mucha rapidez.

Bueno, Juan, ¿cómo estás? Bien, bien, bien, estupendamente.

Bueno, lo primero que te voy a decir, ya tengo todo aquí bajo control, ¿eh? Ya estoy aquí bajo control, lo que son las nuevas tecnologías.

Bueno, lo primero es una pregunta que siempre tengo nada más empezar, que es ¿de qué nos vas a hablar hoy? Bueno, pues hoy vamos a hablar de... yo creo que no hemos tenido ningún programa hablando de los ángeles de los toreros.

Cuando se habla, los aficionados hablamos de los ángeles de los toreros, siempre sabemos a quién nos referimos.

A los doctores y a los que realmente, pues, salvan la vida a los toreros, siempre, en fin.

En la actualidad y recientemente, pues, el doctor Vila, el doctor Carrés, o en Madrid tenemos a don Máximo García Padrós, pues de la saga legendaria, hijo de don Máximo García La Torre, por cierto que tiene una placa en Madrid, en la calle Guzmán el Bueno.

Su hijo Máximo García Leirado ya está al frente de... en fin, o está ya asumiendo ya las responsabilidades en la Dirección de los Servicios Médicos de la Plaza de Madrid.

Que, por cierto, tengo un buen amigo oyente de este programa, que es uno de los doctores que está en el cuadro médico de los Servicios de la Plaza de Madrid, el doctor Antonio López.

Antonio López, pues levantamos un saludo de aquí y si un día me pongo muy nervioso y no estoy ocupado con cosas más importantes, les digo que me atiendan.

Oye, la verdad es que... y voy a decir una barbaridad, pero en fin, y lo mismo el doctor López se enfada con lo que digo, pero si yo sí me tengo que dislocar un tobillo, que sea en la Plaza de Madrid, que me atiendan en la enfermería de la Plaza de Madrid.

No me hables de tobillo, que estoy operado de tobillo.

Pero bueno, entonces hoy íbamos a hablar, no en general de los doctores ni doctores actuales, íbamos a hablar de un doctor que a todos los aficionados nos suena, don Agustín Mascarell y Jiménez.

Un doctor, pues eso, de la edad de oro, incluso de comienzos del siglo XX diríamos, el doctor Mascarell.

Oye, el doctor Mascarell, lo que sí que te voy a preguntar, ¿en qué estudia medicina y qué orígenes médicos tenía en la familia? Pues mira, esto es una curiosidad. Yo la verdad es que he estado buscando la biografía del doctor Mascarell y no he encontrado incluso necrológicas que describieran su vida, de dónde estudia, por qué estudia, si tiene antecedentes familiares y no he sido capaz de localizar.

En fin, seguro que si me pongo mucho más, pues al final aparecerán, pero me ha sorprendido, yo pensaba que iba, porque en fin, el doctor Mascarell es muy conocido y me ha sorprendido el no encontrar sus datos de nacimiento ni de dónde estudia, ya digo que posiblemente a lo mejor es por incompetencia mía.

Las primeras referencias que encuentro de él, el 12 de agosto de 1903, ya hay una reseña, que además en otro periódico aparece ya una foto, en donde está practicando una cura a Saleri, y en el 4 de septiembre de 1905 atendiendo a Pepe Rogel, Valencia, uno de los historios con el apodo Valencia.

Luego también hay en el libro Mazantinito, de Ernesto Serrano y Fernando Rochina, te dice, incluso con carácter previo, dice, el 2 de noviembre de 1902, toreando ganado de Cleirac, con cocherito y camisero, en la plaza de Madrid, se refiere a Mazantinito, recibió una coronada que le atravesó un muslo. Esta coronada fue la primera que le curó el doctor Mascarell, calificándola de muy grave.

O sea, que ya ahí, en 1902, empieza, luego, sí, sí, ya empieza a intervenir. Luego, habla también, en ese libro, un festejo en 1906, el 30 de septiembre, con seis toros de otolaoruchi, paraquinito, mazantinito y regaterín, que a Mazantinito dice, desvanecido, casi muerto, lo llevaron a la enfermería, donde el doctor Bravo, que era también un doctor que intervenía mucho en aquellos años, le apreció una herida en la región espinal y fractura de la apófisis espinosa de la décima vertebra, dorsal, y desgarros musculares externos. El pronóstico fue de muy grave. Muchos días permaneció entre la vida y la muerte. El doctor Mascarell hizo titánicos esfuerzos.