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SALUD INTELIGENTE con Sento Segarra
El Cumpleaños que Terminó en Urgencias: Una Historia de los Años 70

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26/2/2025 · 06:19
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SALUD INTELIGENTE con Sento Segarra

Descripción de El Cumpleaños que Terminó en Urgencias: Una Historia de los Años 70 633b60

🎂 En los años 70, los cumpleaños eran muy diferentes a los de hoy. Nada de parques de bolas ni locales temáticos, solo familia, comida casera y mucha imaginación. En este episodio, revivo uno de mis recuerdos más intensos: un cumpleaños lleno de emoción, sándwiches de "alfalfa", espadachines improvisados… y un final inesperado en urgencias. 🚑 💭 ¿Alguna vez una celebración te dejó una cicatriz (literal o figurada)? Escucha esta historia y cuéntame la tuya en los comentarios. 📢 No olvides suscribirte y compartir este episodio con alguien que también haya crecido en los años 70! Síguenos en nuestras redes: Twitter 👉 https://www.twitter.com/@sentosegarra Instagram 👉 https://instagram.com/sento_segarra?igshid=OGQ5ZDc2ODk2ZA== Tiktok 👉 https://www.tiktok.com/@sentosegarra?_t=8fWitqiIpiy Música: @Spotify https://open.spotify.com/intl-es/artist/6YmV4f3cuKSR4TqnrYUWBc iVoox 👍 https://ivoox.pelistorrent.net/podcast-salud-inteligente_sq_f11476283_1.html ----------------------------------------------------------------------------------------------------------- * Este contenido es estrictamente la opinión del farmacéutico Sento Segarra, y solo tiene fines informativos y educativos. No está destinado a proporcionar asesoramiento médico ni a sustituir el asesoramiento médico o el tratamiento de un médico personal. Se recomienda a todas las personas que vean este vídeo que consulten con sus médicos o profesionales de la salud cualificados sobre cuestiones de salud específicas. Sento Segarra ni ninguno de sus colaboradores asumen la responsabilidad de posibles consecuencias para la salud de cualquier persona o personas que vean o sigan la información contenida en este contenido educativo. No puedo ofreceros asesoramiento personal sobre cualquier problema médico que padezcáis. Todos los que veis este vídeo, especialmente aquellos que toman medicamentos recetados o de venta libre, deben consultar a sus médicos antes de comenzar cualquier programa de nutrición, suplemento o estilo de vida. Si te ha gustado suscríbete para que sigamos subiendo vídeos cada semana. Suscríbete aquí: https://www.youtube.com/c/SentoSegarra?sub_confirmation=1 2g235n

Lee el podcast de El Cumpleaños que Terminó en Urgencias: Una Historia de los Años 70

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Ahora ha llegado el momento, Abuelo Cebolleta, y os voy a contar, como os he dicho, una historia.

Por cierto, luego se la tendré que mandar a mis primos, esta historia que os voy a contar, porque ellos también, de alguna forma, son protagonistas. Vamos a ponernos íntimos. Aquí lo que me molaría es bajar las luces y ponernos así, íntimos, porque os voy a contar una historia de los años 70. Ha llovido. Yo era pequeño, en los 70, lo que a mí me gusta llamar los peligrosos años 70. Y en esos años los cumpleaños no eran como los de ahora, no se parecían en nada. No existían los parques de bolas, no existían los locales estos temáticos de cumpleaños, las celebraciones eran en casa, no teníamos consolas, no teníamos la Playstation, no existían esas cosas, no teníamos teléfonos móviles ni tablets, y simplemente nos juntábamos en casa, los tíos, los primos y las mamás, o en este caso mi madre y sus hermanas, mis tías, venían a casa y preparaban la merienda. Ya la cosa empezaba desde mediodía, que recuerdo que se venían, mi tía Carmen, mi tía Liles, se venían a casa y comenzaban a preparar la merienda.

Y hay algo que incluso, habiendo pasado tanto tiempo, hay cosas que me transportan a aquellos días y son sobre todo los aromas. Para mí el aroma de cumpleaños en casa, y ya me contaréis en el chat si vosotros tenéis algún aroma que os recuerde cosas, yo tengo aromas que me recuerdan a hogar y aromas que me recuerdan a cumpleaños. Por ejemplo, el aroma de cumpleaños para mí era el de lata de berberechos abierta que la vaciaban en un cuenquecito así al arco baladito y a la que le ponían un chorrito de vinagre, ese olorcito me encantaba porque impregnaba todo el comedor cuando antes de que llegaran los invitados, y los sándwiches de alfalfa. No eran sándwiches de alfalfa, pero mis primos y yo los llamábamos así, eran sándwiches rellenos de lechuga cortada pequeñita, atún, huevo duro, olivas y mayonesa casera. Esos sándwiches eran un clásico que no podía faltar en cualquier cumpleaños de mi familia, ya fuera en mi casa o en casa de mis primos y nos encantaban, nos encantaban los sándwiches de alfalfa.

Ese día habían venido mis primos, pues en mi casa estaba a tope de gente, entre tíos, primos, amigos. Amigos no venían tanto, era más rollo familiar. Los mayores estaban en la sala grande allí charlando, tomando café, contándose sus historias y los primos jugábamos en el comedor. Como buenos niños con imaginación de los 70, decidimos jugar a los espadachines, aunque sin espadas ni sin nada, solo con imaginación y entusiasmo hacíamos batallas épicas. Y entonces sucedió el desastre. Uno de mis primos me alcanzó con su espada imaginaria y yo me vine arriba y en un exceso de dramatismo, digno ahí de película de aventuras, salté hacia atrás con toda mi fuerza, habiendo calculado que caía en el sofá, que iba a ser un aterrizaje pues blando y seguro, pero lo que no calcule bien fue que la cabeza sobresalía por encima del respaldo y lo que pasó es que me di un golpe seco contra el canto de un pilar.

Recuerdo un instante de vacío. ¿Perdí la conciencia? Es posible, pero cuando volví en mí, lo primero que escuché fue el grito de mi tía Liles. Traer una toalla, traer una toalla, está sangrando mucho. La vi venir hacia mí, nerviosa pero firme, tenía mucho carácter, obtiene mucho carácter la tía Liles, y mi madre le traía la toalla para detener la sangre que salía por la brecha que me había abierto en la cabeza. Y sí, sangraba mucho, pero esto es normal cuando te haces un corte en la cabeza. Mi madre trajo la toalla, pero fue mi tía Liles quien se encargó de sujetarla fuerte contra la herida. He de decir que siempre ha sido una mujer muy resolutiva y ese día con su SEAT 850 especial fue la que se convirtió en ángel de la guarda. Me subió al coche y rápidamente me llevó al antiguo hospital La Fe de Valencia, que por suerte estaba muy muy cerquita de mi casa. Recuerdo perfectamente el pasillo del hospital, ese frío hospital La Fe, y la sensación como me cortaban el pelo en ese trozo y cómo me ponían los puntos en la cabeza.

No sé cuántos fueron, pero yo creo que fueron unos 7. Lo que sucedió es que en lugar de vendarme la cabeza me aplicaron un spray que hacía de apósito. Yo creo que en aquel momento, en los años 70, ese tipo de spray debía ser algo muy novedoso. Más tarde, días después, me quitaron la cabeza.

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