Cuentos inconclusos de Númenor y la Tierra Media Parte 1 Audiolibro voz Humana 5b6w49

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Cuentos inconclusos de Númenor y la Tierra Media, de J.R.R. Tolkien.

En esta lectura se omitirán las referencias y notas del editor, centrándose solamente en la historia de cada relato.

Cuentos inconclusos de Númenor y la Tierra Media, edición de J.R.R. Tolkien.

Los cuentos inconclusos de Númenor y la Tierra Media es una colección de relatos sobre la historia de la Tierra Media, desde los primeros días hasta el fin de la Guerra del Anillo.

Entre estos relatos se cuentan el animado discurso en el que Gandalf explica cómo llegó a enviar a los Enanos a la famosa reunión de Bolsón Cerrado, la emergencia de Ulmo, el dios del mar, ante los ojos de Tuor, la historia de Númenor ante su caída.

El libro contiene además todo lo que se sabe de asuntos tales como los Cinco Magos, los Palantíri, la organización militar de los Jinetes de Rohan, la leyenda de Amroth y el único mapa de Númenor dibujado por J.R.R. Tolkien.

Primera parte. La primera edad, de Tuor y su llegada a Gondolin.

Rian, esposa de Hor, vivía con el pueblo de la casa de Hador, pero cuando llegó a Dor-Lomín, supo del rumor de la Njarned Arnoidiad, y sin embargo no tuvo nuevas de su señor.

Empezó a desesperar y echó a andar sola por el descampado.

Allí habría perecido, pero los elfos grises acudieron a ayudarla, porque parte de este pueblo tenía su morada en las montañas al oeste del lago Mithrim.

Y allí la condujeron y dio a luz a un hijo antes de que terminara el año de la lamentación. Y Rian dijo a los elfos. Se ha llamado Tuor, porque ese es el nombre que le dio su padre antes de que la guerra se interpusiera entre nosotros.

Y os ruego que lo criéis, porque preveo que será ocasión de un gran bien para los elfos y para los hombres. Pero yo he de ir en busca de Huor, mi señor.

Entonces los elfos se apiadaron de ella, pero un tal Annael, el único entre los de ese pueblo que había vuelto de la Njarned, le dijo. Ay, señora, si has sabido que Huor cayó junto a Urín, su hermano, y yace, según creo, en el gran montón de muertos que los orcos han levantado en el campo de batalla. Por tanto, Rian se puso en camino y abandonó la morada de los elfos, y atravesó la tierra de Mithrim, y llegó por fin a la Haud-en-Nelegín, en el yerno de Aunfauglit, y allí se tendió y murió.

Pero los elfos cuidaron del pequeño hijo de Huor, y Tuor creció entre ellos, y era blanco de cara y de cabellos dorados, como los parientes de su padre, y se hizo fuerte, alto y valiente, y como había sido criado por los elfos, tenía conocimiento y la habilidad semejante a la de los príncipes de los Edain, antes de que la ruina asolara el norte.

Pero con el paso de los años, la vida de los habitantes de Ithlum, que quedaban todavía, elfos u hombres, fue volviéndose más dura y peligrosa, porque como en otra parte se cuenta, Morgoth quebrantó la promesa que había hecho a los hombres del Este, le negó las ricas tierras de Beleriand, que habían codiciado, y llevó a este pueblo malvado a Ithlum, y les ordenó morar allí.

Y aunque ya no amaban a Morgoth, los servían aún por miedo, y odiaban a todo el pueblo de los elfos, y despreciaron al resto de la casa de Hador, ancianos, mujeres y niños en su mayoría, y los oprimieron, y desposaron a las mujeres por la fuerza, y tomaron tierras y bienes, y esclavizaron a los niños. Los orcos iban de un lado al otro por el país, y perseguían a los elfos, demorados, hasta la fortaleza de las montañas.