Charlamos con KEMPES sobre el Mundial de Argentina 78 y su paso por el Valencia 5142v

Bueno, pues ya estamos, una semana más en el Bigote de Abadía, aunque realmente esta no será una semana más, porque hoy tenemos a una auténtica leyenda. Campeón del Mundo con Argentina y bigoleador en la final. Pichichi en la Liga, campeón con el Valencia. Vamos, lo de hoy simplemente es un sueño cumplido.

Así que nada, lo que os decimos siempre, sentaos, estad atentos y abrid bien los oídos porque lo que viene por delante merece la pena. Mario Alberto Kempes, bienvenido al Bigote de Abadía. Hola, ¿qué tal? ¿Cómo le va? Pues muy bien y lo que impone decir es Mario Alberto Kempes, bienvenido al Bigote de Abadía.

La verdad, tener una leyenda aquí como tú con nosotros en este humilde podcast, pues la verdad que es un auténtico sueño, un auténtico orgullo. Así que eternamente agradecido que podamos compartir estos minutitos contigo. Yo también contento de compartir con ustedes unos momentos y los más lindos que hay. Hablo de fútbol.

Eso es, vamos a intentar hacer memoria. Sabemos que tenemos el tiempo más o menos limitado, tenemos una media horita. Así que nada, vamos a aprovechar a hablar de tu carrera, a hacer memoria y si quieres empiezo yo y empezamos yo creo que con lo más importante de tu carrera.

Ahora nos corriges si no es así, pero es con ese Mundial del 78, ese Mundial de Argentina.

Nos gustaría conocer en esta parte, Mario Alberto, un poco lo que fue la previa del partido, es decir al final del Mundial, pero al final se juega en Argentina, tenéis todo el público allí, un poco esa previa antes del partido, ese pitido final cuando realmente acaba el partido y ya sois campeones del mundo y sobre todo si hay alguna frase de Menotti que se te haya quedado en la memoria de esa final.

Bueno, la verdad que era una situación complicada para Argentina a nivel político, pero que nosotros habíamos ido a jugar al fútbol. Argentina siempre había estado lo más cerca posible de poder levantar el trofeo, pero se había conseguido. Y bueno, no era fácil, no era fácil, bueno, ganar un Mundial no es fácil, pero Menotti es jugar con tu público.

¿Por qué? Porque a veces te puede llegar a engañar el hecho de que te empujen para ganar los partidos, te equivocas, dejas espacio y lo podés perder. Por eso yo creo que lo más importante que nos metía Menotti en la cabeza, que si bien es cierto, estábamos muy apoyados por todos los argentinos y no sé si eran 80.000 dentro del estadio, sabíamos que teníamos que hacer las cosas con mucha tranquilidad. Es decir, vestime despacio que tengo prisa, como se dice. Y creo que lo hicimos de la mejor manera. No era fácil jugar una final contra Holanda.

Ellos venían de Alemania de jugar una final y la habían perdido. Es decir, que la experiencia la tenían, pero no lo tenía Johan Cruyff. Y nosotros éramos, a excepción mía, que yo estaba en el Valencia, después todos los otros muchachos, los otros compañeros, estábamos jugando en la Argentina. Es decir, que la experiencia que teníamos a nivel de finales, todo era menos 10, porque no teníamos experiencia. La experiencia la fuimos tomando a medida que fueron pasando los partidos. Y claro, Holanda tenía la engranaje mecánica, los encontraba por todos lados.

Pero bueno, creo que fueron los primeros 15 minutos que la pasamos bastante mal, bastante apretados, nos metieron en el arco y no podíamos salir. Hasta que los nervios lo dejaban un ratito afuera. Empezamos a tocar la pelota, empezar a igualar la tenencia de la pelota. Y poco a poco fuimos ganando metros, fuimos ganando espacios. Llega el primer gol nuestro, después de haberla pasado bastante mal. Y las cosas ya más o menos, no es que tuviera el partido ganado, estaba encaminado. Pero cosas de fútbol, nunca sabés si el 1 a 0 es perfecto o el 2 a 0 es perfecto.

Yo creo que el 2 a 0 es lo peor que hay. Bueno, dicho esto, tampoco vamos a ser tan largo. Nos empatan, nos empatan el partido, casi finalizando el partido, nos pegan ellos, un tiro en el palo y nos vamos a la prórroga. En ese interin de los 90 minutos, yo no sé ni dónde me metí, si fui a tomar agua, si me quedé dentro de la cancha, si Menotti dijo algo. Porque realmente estábamos tan metidos dentro del partido, que yo creo que por más que nos hubiesen dicho algo, no nos hubiese entrado.

¿Por qué? Porque sabíamos que nos quedaba media hora para poder lograrlo.