Amor de madre: Deméter y el rapto de Perséfone (Diálogo con las diosas #14) 6to6f

Que no esté triste, porque menudo yerno que va a tener a partir de ahora.

¡Qué joya! ¡Jolín! ¿Quién no querría tener semejante yerno? ¡Claro! ¿Quién no querría tener al rey de los muertos en la cena de Navidad? ¡Chulo! A Demeter, de hermosa cabellera, venerable diosa, comienzo a cantar.

A ella y a la muchacha, la hermosísima Perséfone, salud diosa.

A este podcast protege y nuestro diálogo inicia.

Gemma, me parece que esos dos últimos versos no están incluidos en el himno américo decimotercero.

Sí, había podcast en la antigüedad, ¿no? Bueno, en la antigüedad está todo, o sea, que me lo creo.

Pues ya sabemos de quién vamos a hablar hoy.

Además, hay un atributo en la mesa, una granada, que nos indica claramente que vamos a hablar de las dos diosas, de Demeter y de su hija, que ya hemos comentado en algún momento forman un pac.

Las dos diosas.

Así es.

Así se las conocerá en los misterios elusinos, que hablaremos después de ellos.

Y es que es muy importante, porque la experiencia que viven tanto Demeter como Perséfone es el mito central de su leyenda y su significación va a ser revelada en estos misterios, porque no todo el mundo conocía los misterios, solo los que se iniciaban en ellos.

Aunque ya veremos que se puede iniciar todo el mundo, excepto los asesinos y los extranjeros.

Los bárbaros.

Los bárbaros, nada, los que tienen sus manos manchadas de sangre, tampoco, el resto sí.

Pero vamos a conocer primero a Demeter, que es una diosa muy fundamental, porque es la diosa de la agricultura y de una sociedad profundamente agraria, como la de la antigüedad, donde el cereal, y recordamos de nuevo su nombre romano, Ceres, es base de la alimentación, pues esto nos da una medida justamente de lo fundamental de Demeter, de esa figura central dentro del mundo mediterráneo.

Por eso también los atributos de Demeter están claros, están vinculados a ese campo de acción, ¿no? Claro que sí, tendremos la espiga, como no podría ser, y luego la acompañarán también los narcisos, la dormidera, que es otro tipo de planta, y la grulla, que es un ave.

Es muy fácil reconocer a Demeter porque se suele representar con una corona de espigas o llevando un haz de espigas con ella siempre cerca.

Pero vamos a vida amorosa, el salseo mitológico, que no falte, porque Demeter fue pretendida por varios dioses.

El primero de ellos, que vamos a mencionar hoy, no es justamente un dios, sino un héroe, así lo define Hesíodo.

¿Creíais que ya no íbamos a hablar de Hesíodo? Hesíodo siempre está.

Siempre presente.

En sus últimos versos de la Teogonía dice lo siguiente, Demeter, divina entre las diosas, unida amorosamente al héroe Jasio, en un campo tres veces labrado, en la rica tierra de Creta, tuvo a Pluto, que va por toda la tierra y la ancha espalda del mar, y a cualquiera que a sus manos llega, rico lo hace y lo llena de felicidad, porque Pluto efectivamente es la personificación de la riqueza, una divinidad que aparece con los ojos vendados, por eso está tan mal repartida, y que, como bien dice Hesíodo, le hace a uno más feliz.

Pues Pluto, la riqueza, es hija de Demeter y de este héroe misterioso llamado Jasio.

Y en el programa anterior también mencionamos su unión con Posidón.

Sí, brevemente lo recordamos, porque ya lo conocemos, pero Posidón estuvo persiguiendo a Demeter mientras ella buscaba desesperada a su hija y no paró hasta que consiguió encontrarse amorosamente con ella, por decirlo de un modo bonito.

Y recurriendo al disfraz.

Y recurriendo al disfraz, claro, porque ella para intentar evitarlo se convirtió en una yegua y él, que era, ya sabemos, amante de los caballos, supo que eso no era una yegua cualquiera y él se convirtió en caballo, y allí que se encontraron.

Y ya vimos sus hijos, el caballo Arión, y la muchacha que no se conoce.