#48 😫¿No te sacaste la plaza? Buscamos soluciones juntas 5b3l48

Bienvenidos a Oposiciones con Plaza, el podcast donde tengo por misión acercarte un poquito más a tu plaza como maestra.

Por si eres nueva por aquí, soy Diana, preparadora de oposiciones, maestra funcional en la Comunidad de Madrid y tu compañera en este camino, a veces cuesta arriba, pero siempre con sentido.

Hoy voy a empezar por una historia, y esta es la historia de una opositora que no empieza.

No porque no quiera, sino porque ya lo ha intentado, porque ya ha vivido la adrenalina de preparar un tema a contrarreloj, el cansancio acumulado, los domingos eternos delante del portátil y también la decepción de ver cómo no se saca la plaza.

Esta historia no empieza con ilusión, empieza con rabia, con dudas.

¿Y si no valgo para esto? ¿Y si pierdo otro año más? Esta historia, aunque empieza en bajada, puede dar un giro, porque hay un punto donde muchas opositoras, justo después de rendirse, se dan permiso para hacer algo diferente.

Y esto es parar, repensar y trazar un nuevo plan.

Hoy quiero hablarte de ese plan B.

No como un plan de fuga, sino como un plan B de brújula, de base, de bienestar, de volver a empezar con otra mentalidad.

Así que si has suspendido más de una vez y ya no confías en el sistema o en ti misma, este episodio es para ti.

Y puede que si estás en esta situación, este episodio te duela un poco, pero creo que de verdad te va a ayudar.

Cuando una no se saca la plaza, debe permitirse sentir.

Sentir rabia, tristeza, decepción, lo que sea.

Pero no te lo tapes con frases como, no pasa nada, tu dolor es legítimo, no estás exagerando, porque has puesto el alma, la energía, el tiempo, y entonces ahora es normal que sientas que no puedes más.

Pero también te digo esto, no estás sola.

A muchas opositoras les pasa, y muchas, muchísimas, han encontrado un camino nuevo que les ha llevado por fin a la plaza.

Lo primero que debes hacer después de enfrentarte a esta derrota es validar tus emociones.

Es reconocer lo que sientes sin juzgarlo ni reprimirlo.

Es darte permiso para sentir, sin decirte que deberías, no, si es que yo debería estar bien, que al final no es para tanto, la vida sigue.

No significa recrearte en la emoción, sino reconocerla como va la realidad y darle un espacio para poder gestionarlo.

¿Cómo se hace esto en la práctica? Bueno, aquí te voy a dejar algunos ejemplos reales de cómo validar y de cómo no.

No validas cuando te dices, no debería estar así, total, es solo una oposición.

Sin embargo, sí estás validando cuando lo que te dices es, me siento frustrada porque llevaba meses preparando esto, es normal que me duela.

No validas cuando te dices, seguro que he suspendido porque no valgo.

Si te validas la emoción o si validas la emoción cuando dices, estoy decepcionada, hoy dudo de mí, pero esto no significa que no sea capaz.

Tampoco validas cuando te dices, tengo que pasar página rápido y volver a estudiar.

Validas cuando te dices, necesito parar un momento, reflexionar sobre el proceso, aceptar que estoy cansada y esto forma también parte del proceso.

En resumen, validar es hablarte como le hablarías a una amiga que lo está pasando mal.

Es el primer paso para recomponerte sin exigirte ser fuerte todo el rato.

Puede que te estés preguntando por qué es importante validar tus emociones.

Te voy a contar.

Es importante porque evita el bloqueo emocional.

Ignorar lo que sientes, bien sea tristeza, rabia, frustración, no lo va a hacer desaparecer, solo lo acumula y te va a desgastar más.

También te va a permitir avanzar con claridad, porque cuando escuchas lo que sientes, entiendes mejor lo que necesitas.

Puede que necesites descanso, apoyo, una nueva estrategia...

Y también te va a prevenir del autosabotaje o el autoataque.

Si no reconoces tu dolor, lo conviertes en culpa.

Por ejemplo, no valgo, he fallado.

Validar reemociones corta ese bucle y te va a ayudar a cuidarte.

Validar no es rendirse, es hacer espacio para sanar y desde ahí volver con más fuerza.

Por cierto, no te compares, porque cada persona tiene su ritmo y tu historia es solo tuya.

Y rodéate de personas que no te exijan explicaciones, sino que te sostengan.

Si el primer punto clave de cuando uno no se saca a la plaza es validar la emoción que se siente, el segundo punto clave es contarse verdad.

Eso es lo que les ocurre a algunas opositoras.

No sacan la plaza, guardan todo el material porque les ha supuesto tal bajón que no quieren ni tenerlo cerca, y lo dejan cogiendo polvo hasta que un año y pico después comienzan de nuevo la batalla, sin haber introducido ningún cambio, sin haber pensado en que han fallado, sino repitiendo patrones y repitiendo lo que no les funcionaba.

Déjame preguntarte, ¿cómo repitiendo lo mismo se va a lograr?