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Parte 3 Capítulo 5 “Memorias de Amor y de Guerra” son mis recuerdos de una década trágica (1976-1986) para mi país Guatemala. Quiero compartir con las nuevas generaciones lo vivido, con la esperanza de que nunca más los jóvenes crean que la guerra es la solución de nuestros problemas. Creo que es mi responsabilidad hacerlo y así poner mi granito de arena para que juntos encontremos nuevos caminos para construir un mundo mejor, más justo y más amoroso. "Memorias de Amor y de Guerra" inicia la madrugada del terremoto del 4 de febrero de 1976 que desoló el país de frontera a frontera, un terremoto que nos desveló las condiciones de pobreza extrema de la inmensa mayoría del país. Fue así, que, siendo estudiante del colegio más caro de Guatemala, decidí a los 16 años incorporarme a la lucha clandestina y guerrillera. Es también un libro que habla de la urgente necesidad de amar y ser amado, cuando cada día puede ser el último día de nuestras vidas. ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/2552305 1p612e
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Tercera parte, capítulo 5.
A los tres o cuatro días llegó un correo informando que Pancho había logrado llegar al frente urbano y que estaba bien.
Una vez recuperado, y creo que poco tiempo después de la quema de la Embajada de España, regresó al frente y me contó su escapada.
Luego de la emboscada y al grito de retirada, él se metió en un zarzal sin salida.
Escuchó que los soldados lo estaban rodeando. Sacó su .45 decidido a no caer vivo.
Ya con el dedo en el gatillo, sintió como su hijita se encaramaba en su espalda y le abrazaba por el cuello.
Guardó el arma y comenzó a buscar una salida que obviamente encontró, porque si no, no estaríamos contando el cuento.
Habíamos regresado al paraíso. En esos días también subió Gerardo, en ese momento capitán, también internacionalista.
De hablar pausado, entornaba de una forma rara los ojos cuando estaba explicando algo que consideraba muy importante.
Como si pudiera ver el futuro. Chaparro y un poco gordito, sonrisa fácil que dejaba ver una dentadura prominente y con esa convicción y aplomo de los que están dispuestos a dar la vida por ese mundo nuevo y mejor para los pobres.
Campesino Mam, aprendió a leer en el Frente 1 en menos de un mes y a los tres meses devoraba libros y realizaba operaciones matemáticas complejas.
Las anécdotas de su inteligencia le precedían. De una tranquilidad en situaciones de peligro un tanto temeraria y que yo nunca llegué a tener.
En 1992, Everardo se volvió famoso porque su viuda, una compa estadounidense de nombre Jennifer Harbury, se plantó en huelga de hambre frente a la que era la Politécnica Nacional para denunciar su captura en combate, tortura durante meses y ejecución extrajudicial.
Los internacionalistas se distinguían por sus relojes seico plateados y por algo que distingue a las personas que han vivido muchas horas y días seguidos bajo el fuego enemigo y que es muy difícil explicar.
No sé, habían vivido lo que yo aún no había vivido.
También subió el Teniente Roberto, chevetón, teniente internacionalista, altote, de fuerte complexión y risa contagiosa.
Tendría unos 23 años, universitario e inmediatamente nos hicimos muy cercanos.
Los compas venían de una guerra que había pasado de la guerra de guerrillas a la guerra de posiciones entre fuerzas militares de similar fuerza.
La artillería es fundamental en estos casos y por eso en Cuba se habían graduado como jefes de escuadrón de artillería.
La ofensiva guerrillera estimulada por la aparición de ORPA tomó al ejército desprevenido.
Las tomas político-militares de literalmente cientos de aldeas, decenas de municipios y enorme cantidad de fincas, junto con las emboscadas a tropas en sus movilizaciones motorizadas desde el Petén, pasando por el Ixcán hasta la Sierra Madre y Boca Costa Cafetalera, puso en jaque al ejército.
Su respuesta a la creciente movilización popular fue el incremento de las ejecuciones extrajudiciales de cientos de dirigentes populares, estudiantiles y de la oposición política que quedaba aún viva.
Estas ejecuciones no eran simplemente un asesinato a sangre fría.
Los cuerpos dejados en lugares públicos, con sus señas bestiales de tortura, buscaban la parálisis que provoca el terror.
Militarmente, el ejército bajo el mando del general Benedicto Lucas convirtió en estrategia la ejecución de masacres y destrucción de aldeas enteras, principalmente en la zona de operaciones del EGP, lo que un año después continuaría Ríos Montt bajo el lema de quitarle el agua al pez.
Miles de campesinos, ancianos, hombres, mujeres y niños buscaron refugio en montañas y en territorio mexicano.
Por nuestra parte, también habíamos sufrido bajas muy importantes.
Muy poco después de iniciar hostilidades, Ricardo, nuestro Richie, caía en una emboscada del ejército en una de las entradas a la montaña.
Dicen que llevaba una gran cantidad de pollo campero.
Muy pronto, el 20 de marzo del 80, Jaime, nuestro chiquimédico, caía en combate.
Al subir a la montaña, Jaime se convirtió en Gabriel, y cientos de campesinos que atendió como médico en las aldeas perdidas en las montañas de San Marcos, le llamaron Tuitzal, era de Quetzalcóatl.
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