#109 - Cómo detectar tus INSEGURIDADES y eliminarlas para siempre 4b4744

¿Y si te digo que tus inseguridades nunca han estado en tu cuerpo? ¿Y si te digo que siempre han estado en tu mente? Después de estudiarlo muchísimo, de investigar sobre mis propias inseguridades, que ya te digo que no eran pocas, me he dado cuenta de que cada una de nuestras inseguridades crean un problema a costa de nuestra felicidad.

Y cada vez hacemos que el problema sea más grande, pero nuestra felicidad cada vez más pequeño.

Llega un punto, cuando te has tirado muchísima mierda encima, cuando te has hablado demasiadas veces mal, cuando ya ni siquiera te sale salir porque nunca te ves bien, que dices, habrá un camino mejor, ¿no? Eso tendrá solución.

No sé si tu problema son tus granos, tus canas, tus pies, la forma de tus piernas, no lo sé.

Pero sí sé que hace un tiempo descubrí algo muy potente, algo que me explotó la cabeza.

En nuestra vida podemos medir muchas cosas.

Podemos medir nuestra altura, nuestro peso, cuánto dinero tenemos, podemos medir incluso nuestros órganes sexuales, podemos medir nuestra inteligencia, podemos medir muchísimas cosas.

¿Hasta aquí me sigues, no? Bien, pues presta muchísima atención a esto porque esto es algo que va a cambiar tu vida.

Dime qué es aquello que más te mides y te diré dónde está tu inseguridad.

La mayoría de los problemas que no resolvemos en nuestra vida no es porque no sepamos cómo hacerlo.

Es porque en lugar de enfrentarlos, huimos de ellos, porque nos da mucho miedo contarnos verdad sobre eso.

Si te pasas todo el día encima de una báscula, pesándote una y otra vez a ver si has bajado más o menos peso, quizás lo primero sería a ver cómo podemos hacerlo para dejar de validarnos con lo que muestra un número, en un trozo de plástico.

Quizás si tu caso es que todo el día estás revisando tu cuenta bancaria a ver si ha salido más o menos dinero y empiezas a estresarte, quizás el problema no es la cuenta bancaria sino que es que tenemos que solucionar tu relación con la abundancia.

Otro caso puede ser que te pasas todo el día delante del espejo, si eres un chico por ejemplo, y te estás midiendo tus músculos, estás mirando a ver si has perdido más o menos grasa, si tienes más o menos bíceps, quizás el problema no es el bíceps o no es el músculo que has ganado, quizás lo que estás buscando es más autoestima y lo estás haciendo a través de un músculo, cosa que ya te digo que no es la verdadera solución.

No sé si será tu primer vídeo o tu primer podcast que me estás escuchando, pero yo soy una persona que me gusta abrirme, aunque a veces me haya costado hacerlo, creo que es como más puedo transmitir lo que yo he sentido y que te pueda ayudar más.

Y voy a contarte algo que creo que nunca he contado, pero que creo que lo vas a entender muy bien.

Yo hace un tiempo, cuando estaba estudiando en la universidad, mis amigos me empezaron a llamar flamenco, porque tenía las piernas muy delgadas, y cuando ya la situación se empezó a hacer muy grande, yo empecé a sufrir mucho, y de hecho cargué con esta inseguridad muchísimos años, hasta que, por sorpresa, porque no era lo habitual, conocí a una persona que me cambió la vida para siempre.

Fuimos a caminar y terminamos en una especie de castillo del cual veíamos toda la ciudad.

Yo en aquel tiempo estaba en Lérida, en Lleida, en Cataluña, aquí en España, y recuerdo que yo le conté a Carles, se llamaba… Todo el mundo se ríe de mí porque tengo las piernas muy delgadas, y me llaman flamenco, y su respuesta me dejó completamente loco.

Carles me dijo, Joan, ¿sabes qué te digo? Que a mí todo el día me sudan y me huelen muchísimo los pies, me sudan muchísimo los sobacos, y además, algo que tampoco he contado nunca, creo que me está empezando a caer el pelo.

Y en ese instante, mis inseguridades desaparecieron de golpe, porque mientras que yo había arrastrado muchísimos meses, incluso años, pensando que los demás tenían más éxito que yo, tenían más dinero, tenían mejor físico, ¿sabes qué pensaba exactamente el resto? Lo mismo que yo, que los demás también eran mejores que ellos.

Entonces, la cuestión es, ¿con quién te estás comparando? Claro, si yo siempre con las piernas delgadas me comparaba con gente que tenía unas piernas musculadas, unas piernas entrenadas en el gimnasio, una genética muy diferente a la mía, ¿cómo no iba a sufrir?