#113 - Escucha esto si sientes que no te valoras lo suficiente. 67k33

Si has entrado en este vídeo, es porque no te valoras, ¿no? Pues estás en el lugar correcto.

Porque, uno, yo fui la primera persona que no se valoró durante muchísimos años, y después de mucho sufrimiento y mucho aprendizaje, hoy te voy a contar cuál es la raíz de todo esto y, sobre todo, qué es lo que puedes empezar a hacer a partir de ahora para que esto deje de ser un problema para siempre.

Mira, una persona que no se valora es porque tiene su autoconcepto muy bajo.

Pero cuando tu autoconcepto, que es la percepción que tú tienes sobre ti, el valor que tú interpretas que tienes, es muy bajo, tu autoestima también es muy baja.

Cuánto yo me quiero a mí mismo es bajísimo.

Pero es que aquí no acabamos, porque si tu autoestima es muy baja, ¿qué pasa con tu autoimagen? La imagen que tú tienes sobre ti, que también es bajísima.

Entonces, no estamos hablando de un problema de «Es que no me valoro».

Es que esto es mucho más profundo.

Es que estás lleno de inseguridades.

Es que no te quieres a ti mismo a ti misma.

Es que no te sientes merecedor de nada.

Es que la imagen que tienes sobre ti es absolutamente pésima.

Es que te estás tratando mal y eres demasiado autoexigente.

Va mucho más allá de un simple «no me valoro».

Y todo esto, ¿sabes de dónde viene? Del amor propio.

De cuánto te amas.

No sé por qué algún día, como yo también hice, perdiste todo el amor que te dabas.

Y ahora estamos completamente confundidos.

Pensamos que el amor propio es ir de viaje, tener muchas vacaciones, o ponerte en un spa con una mascarilla y con dos pepinos aquí encima de los ojos.

El amor propio no es nada de esto.

El amor propio es amarte por encima de cualquier cosa en esta vida.

Y ahora te diré cuáles son las dos opciones por las que has pasado, quizás son las dos, y por las cuales no te valoras.

La primera es que has tenido varias relaciones en las cuales tú has adquirido el rol de salvador.

¿Qué es un rol de salvador? Es yo me entrego al máximo, entrego todo mi amor a la otra persona, pero después esa persona te hizo daño.

Y eso es mentira.

En realidad te hiciste daño a ti mismo, quedándote demasiado tiempo al lado de una persona que no te merecía.

El caso es que tú entregaste todo tu amor y más, y viste que la otra persona no hacía lo mismo contigo.

Entonces aquí tú piensas que eso del amor, eso del amor es una estafa.

Y opción número dos, cuando eras más pequeño, más pequeña, alguno de tus padres nunca te valoró, nunca te valoró, nunca reconoció tus logros, nunca te premió.

Y es entonces que cuando vamos desarrollándonos y volviéndonos personas más adultas, aunque muchos adultos de hoy en día, te aseguro que son adultos pero tienen mentalidad de niño o incluso ni eso, el problema es que ahora te sientes insuficiente, porque cuanto más amor tenías que recibir, que es cuando eras más pequeño, no lo recibiste.

Pero te diré algo que te va a tranquilizar mucho.

Ambas opciones tienen solución.

Y la solución es reinterpretar la manera en la que ves tú esa situación.

Si tú estuviste con una persona y le entregaste todo y más de ti y la otra persona no hizo lo mismo contigo, ¿por qué te culpabilizas? En lugar de sentirte agradecido por todo lo que has tenido por entregar, no es que no tuvieras amor, tú lo entregaste todo.

Y si lo entregaste es porque lo tenías.

Entonces, mi pregunta es, ¿a ti te gustaría haber sido la otra persona? ¿Ves cómo no? ¿Ves cómo no hubieras preferido la otra opción? Entonces, tú tenías mucho amor, tú diste mucho amor, simplemente que no era la persona correcta.

Pero eso es otra cosa totalmente diferente.

Si te fijas, esto es brutal.

No te valoras ahora mismo porque simplemente estuviste con una persona que no era la correcta.

Y ahora piensas que tú no hiciste las cosas correctamente.

Pero no es así.

Ahora bien, tú no eres el salvador de nadie.

Tú no has venido a esta vida a salvar a nadie.

Tú has venido a recuperar el amor que perdiste.

Si tus padres nunca reconocieron tus logros, es porque no lo supieron hacer mejor.

Tú la primera vez que fuiste y que cogiste una bicicleta, ¿tú querías caerte? ¿Verdad que no? Pero te caíste un montón de veces porque no lo sabías hacer mejor.

Entonces, tu padre o tu madre, o ambos, no lo supieron hacer mejor.