004 - La Primera Cruzada (Parte 2). La conquista de Jerusalén. 706b67

La primera cruzada avanza y después de las victoriosas batallas y conquistas en Nicea,
Dorilea, Tarso y Antioquía, el objetivo de recuperar los santos lugares para la cristiandad
se encuentra cada vez más cerca. En el camino de los cruzados hacia Jerusalén continuaron
las batallas y cuando al fin llegaron a su destino, el sitio y asedio de la Ciudad Santa
duró varios días hasta que al final cayó en poder de los cristianos después de una
auténtica carnicería. Con la ciudad conquistada se abría un nuevo horizonte que para nada
iba a resultar sencillo. Mi nombre es José Ángel Martín y te doy la bienvenida a Noches
Templarias.
Episodio 4. La primera cruzada, parte 2. La conquista de Jerusalén.
La rendición de Antioquía llenó de terror a los gobernadores musulmanes, los cuales
apresuraron a solicitar la alianza y paz de los cruzados, ofreciéndoles tributos y paso
hasta Jerusalén. El califa Fatimí de Egipto ofreció auxiliares para su conquista y envió
un ejército que se apoderó de Jerusalén mientras los turcos estaban luchando o eran
derrotados por el ejército cristiano. Pero faltó a su palabra y quiso quedarse con la
ciudad, alegando que los turcos se la habían arrebatado 40 años antes a su padre y que
a los cristianos les era suficiente la libertad que les ofrecía para poder visitar los santos
lugares.
Como el califa había faltado a la palabra de entregar la Ciudad Santa a los cruzados,
resolvieron atacar y apoderarse de ella por la fuerza. Tras una permanencia inactiva en
Antioquía, donde la peste y calamidades diezmaron al ejército cruzado, quedando reducido a 50.000
combatientes, los cruzados, por diversas razones, permanecieron en esa zona durante el resto
del año. El legado papal, Ademaro, había muerto de fiebre tifoidea y Bohemundo de Tarento
había reclamado el control de Antioquía para sí mismo.
Valduino de Bolonia seguía a Nedesa, que había sido capturada a comienzos de ese año. Existía
cierto desacuerdo entre los príncipes sobre cuál debería ser el siguiente paso a seguir,
por lo que Raimundo de Tolosa, frustrado, dejó Antioquía para capturar la fortaleza
de Maharrat al Numán. A finales de año, los caballeros menores y la infantería estaban
ya amenazando a sus líderes con marchar hacia Jerusalén por su cuenta.
A finales de diciembre o comienzos de enero, Roberto II de Normandía y Tancredo de Galilea
aceptaron convertirse en vasallos de Raimundo, cuya riqueza era suficiente como para compensarles
a cambio de sus servicios. Godofredo de Bullón, en cambio, como disfrutaba de los beneficios
que obtenía su hermano Valduino del territorio de Edesa, rechazó hacer lo mismo.
El 5 de enero, Raimundo desmanteló las murallas de Maharrat y el 13 de enero comenzó a marchar
hacia el sur, descalzo y vestido como un peregrino, seguido por Roberto y por Tancredo. Siguieron
la orilla de la costa del mar Mediterráneo y encontraron poca resistencia, puesto que
los gobernadores musulmanes locales preferían firmar la paz y entregar provisiones en lugar
de luchar. Además, es posible que los habitantes locales suníes llegasen a preferir el control
de los cruzados al de los fatimíes de rito chií.