El Yangtsé en llamas (1966) STEVE McQUEEN / CANDICE BERGEN / ROBERT WISE / Bélica / Cine Clásico 1z4g4q

China, 1926.

Un país asolado interiormente por la corrupción de los jefes militares y oprimido desde el exterior por las grandes potencias mundiales que habían ejercido su dominio durante cien años.

China, un país dividido que buscaba convertirse en una nación mediante la revolución.

¿Tiene las órdenes? Presente su informe inmediatamente y manténgase lejos de las calles, no está de bien.

¿Dónde está Mitch? Murió hace un par de meses.

¿De qué? De que una mañana no se despertó.

Yo era compañero suyo, me llamo Baxter, me hice cargo de todo lo suyo.

¿De todo? De todo.

Póngame un poco de whisky.

Era un tipo estupendo.

¿Están de permiso otra vez? No, yo voy trasladado a otro barco, el San Pablo.

Si fuera mío lo regalaría, esos cañoneros no valen nada.

Tienen máquinas, ¿no? Pues ya valen algo.

¿Te gusta guapa? Oh, sí, a mí me gustan todos los marineros.

El uniforme siempre les impresiona.

No podemos obligar a estas gentes a que sean nuestros amigos. Exactamente.

Entonces, ¿qué sentido tienen esos barcos? Puede usted odiar todo lo que quiera lo que representan los cañoneros, Jameson.

Sin embargo, los misioneros deberían estarles agradecidos.

No sé por qué.

Porque gracias a ellos, los chinos no los han echado. Siéntese.

Pues que no sabe que los odian y los desprecian. Lo que sé es que yo les pago con amor y que confío en Dios más que en los cañones. Sí, pero cuando ha habido levantamientos contra los extranjeros, ¿cuántas veces ha ido usted corriendo a protegerse a un cañonero? Para deshonrarme ya dos veces, aunque no volveré a hacerlo.

Me llamo Hamilton.

¿Cómo es usted? La señorita Eker.

Y el señor Jameson.

Como ya imaginará él, el señor Jameson es misionero.

La señorita Eker también. Y este es el señor... ¿Cómo está? Es inglés.

¿A dónde se dirige? Al San Pablo.

Ah, ya.

Un cañonero.

Yo en su lugar me entrenaría antes de ir para saltar por la borda.

¿Conoce la historia de ese barco? Los cañoneros americanos en China Central son el hazmerreir de todos, señor Holman.

Y más aún si ese cañonero es el San Pablo.

Por lo visto es uno de los barcos que heredaron ustedes de los españoles después de la guerra con España.

Esa guerra me la perdí. ¿Cómo será que no dejan que navegue por el Yangtze? No, lo tienen escondido en un río pequeño.

¿Usted ha debido verlo, Jameson? Suele operar por chanza.

Sí, lo he visto.

Al señor Jameson le disgustan los cañoneros.

Lleven la bandera que lleven.

Inglesa, sa o americana son un símbolo de lo que las grandes potencias le han hecho a esta nación.

Nación, ah, por Dios. Esto no es más que un revoltijo de bandidos, chusma, tiranos, violaciones, pillaje y caos.

China no se gobernará por sí misma mientras no se libere de sus injustos tratados con potencias extranjeras.

Mientras los extranjeros cobran las tasas, controlan las aduanas y el sistema postal y encima disfruten de la inmunidad de sus leyes.

¿Permitiremos nosotros que un francés que cometiera un delito en América no fuera procesado por los americanos? Ya conozco.