Y ... ¿Como para que? l6f3y

Relato a Edward, temporada 2, febrero de 2025.

¿Y cómo para qué? En determinado mes, a algo caluroso, las aves volaban siempre a buscar un lugar con más abundancia de alimentos. Y en ese pequeño pueblo costero en mi país, México, llegó a vacacionar una empresaria, donde conoció a un pescador que había salido a pescar en su pequeña barca desde temprana hora. La empresaria se acercó al pescador y le preguntó, oye, amigo, disculpa, ¿cuánto tiempo te toma pescar? Un par de horas, amiga, respondió el pescador. ¿Y por qué no te quedas más tiempo en el mar para así poder pescar más? Pues porque tengo suficiente para vivir, verás.

¿Desayuno con mi familia? ¿Llevo después a mis hijos a su escuela? ¿Salgo de pescar como eso de diez y media u once de la mañana? Nunca tengo un horario fijo, pero bendito Dios, regreso siempre con lo suficiente para pagar las cosas que ocupamos como familia, así que llego a casa a apoyar a mi esposa y a preparar también los alimentos. Y al atardecer, después de haber ayudado en sus tareas a mis hijos, me voy a tomar una cerveza o dos para platicar con mis amigos, dijo el pescador.

Pero si pescaras más, podrías vender más y ganar más dinero, insistió la empresaria. ¿Y cómo para qué quisiera más dinero? Preguntó el pescador. Para comprar una barca más grande y pescar más cantidad de peces, respondió la empresaria. ¿Y cómo para qué? Preguntó el pescador.

Después podrías comprar más barcas y contratar hasta más pescadores, dijo la empresaria.

¿Y cómo para qué? Volvió a preguntar el pescador. Después podría ser el dueño incluso de una gran empresa pesquera, dijo la empresaria. ¿Y cómo para qué? Preguntó el pescador una vez más.

Después podrías jubilarte y tener más tiempo para disfrutar a tu familia y tener tiempo de disfrutar con tus amistades y disfrutar realmente de la vida, dijo la empresaria.

En resumen, dijo ella, disfrutar de la vida. Pero eso es lo que estoy haciendo ahora, dijo el pescador, sonriendo. Y se marchó dándole palmadas en su hombro. Moraleja, la felicidad y la satisfacción jamás dependerán de la cantidad de dinero que se gana o de la posición social que se ocupe. Pero en muchas ocasiones lo que realmente importa es disfrutar del momento presente y apreciar lo que sí se tiene. Por tanto, pregunta obligada, ¿cuál es el objeto más caro de tu casa? Fácil de responder, aquel que compraste alguna vez y jamás lo pudiste utilizar.