
Descripción de WurlitzerFlash: Pneuma 3w1v3g
Hola, patrocinadores. Con este audio inauguro el Flash, un mini audio exclusivo para divagar entre episodios de la Wurli. Esto quiere tener un espíritu diario, a modo de cuaderno de desbarres, pero no me comprometo a ello. Hoy, para comenzar, os traigo una importante fumada que me ha dado con la batería de Danny Carey, el genio tras los tambores de Tool. Escucharemos Pneuma, una obra maestra incluida en el disco de 2019 Fear Inoculum. Gracias por vuestro apoyo. 67243
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
GURLITZAR FLASH. El mini audio para patrocinadores en el que divagar sobre distintas músicas.
Hola queridos patrocinadores. Hoy inauguramos juntos el flash de la GURLITZAR. Anteriormente intenté llamarlo EXPRESS, pero quedaba darle algo de forma y no estaba convencido del todo de soltarlo. ¿De qué va esto? Fácil, se trata de realizar un audio muy cortito con la primera cosa que se me pase por la cabeza e ilustrarlo con una única canción. El espíritu de hacer de este flash algo diario va a estar ahí, pero tampoco quiero comprometerme a ello, ya que los tiempos son los que son y a veces no se puede. Ya digo, lo mejor es explicar este desvarío con el primer ejemplo que os traigo y que me surgió hace unos días mientras escuchaba atentamente la batería del genial Shadow Wilson acompañando a la banda del pianista Tad Dameron en el álbum Fontainebleau.
A Shadow Wilson le apodaban así la sombra por como acompañaba con el uso de las escobillas, creando siempre una sutil trama rítmica que engrandecía al combo sin destacar en exceso, pero siendo absolutamente imprescindible para componer la esencia de cada pieza que lanzaba este combo. Pues pensando en las sutilezas de Shadow Wilson me puse a buscar bateristas a los que podríamos denominar líricos, tipos que desde su kit han pasado de ser motores rítmicos a construir auténticos paisajes melódicos con sus tambores.
Quizás sea la antípoda de Shadow Wilson un batería que tiene un protagonismo realmente importante dentro de la formación. El primero que me vino a la cabeza fue Danny Carey entrando en tropel en la introducción de aquella maravilla titulada Sober, la canción que en 1993 se convirtió en el gran éxito del debut en formato LP bajo el título Undertown de Tool. Aunque previamente la banda había lanzado Opiate, el fantástico EP que, pese al músculo que le metieron, ya reunía parte de la filosofía sonora de la banda. ¿Por qué me vino Danny a la memoria? Bueno, supongo que este es uno de mis puntos de anclaje a mis años de adolescencia, ya que Undertown me enganchó de mala manera en aquellos años.
De hecho, en el verano del 93, pocos meses después de que apareciese este disco, pude verles en directo, por primera y última vez bajo las lonas negras del escenario marquí del Puckle Pop, el festival belga de la ciudad de Hasselt, donde también pude ver por primera vez a los Stone Temple Pilots, a Primus, a Smashing Pumpkins, a Rage Against the Machine y a Iggy Pop, entre otras bandas. Y todo ello gracias al bendito Interrail, que yo ya no sé si se seguirá poniendo al alcance de los jóvenes, pero que desde luego era una manera maravillosa de ir a conocer Europa en tren. En aquellos años 90 Tool eran para mí una de las bandas que escapaban a las etiquetas sonoras de la época.
No entendía muy bien el porqué. El peso de la música que Tool me ofrecía en Undertown me resultaba tan curioso. También en ánima. No cuadraba con el resto de las propuestas que escuchaba a mansalva en formato CD por aquel entonces. Con el tiempo he entendido que aquellas estructuras creadas por el cuarteto eran demasiado complejas para el ataque directo de sus cohetáneos. Y a día de hoy entiendo a Tool como una de las puertas que, sin darme cuenta, atravesé hacia el rock progresivo. Buena parte de la culpa de todo esto la tuvo Danny Carey, un batería más cercano a Neil Peart que a los Dave Grohl, Sean Keaney o Dave Abruzzese de la época.
Grandes baterías, pero que desde luego estaban más decantados hacia el rock y sus dinámicas eran mucho más clásicas, dejando aparte a otro gran coloso como Matt Cameron. Pero lo de Carey no fue normal en esos primeros años. Sí, era un batería de rock, pero en sus propuestas había jazz. Y no como el que proponían bateristas como Shadow Wilson. Su estilo era protagonista absoluto sorprendiendo siempre con esos fills brutales, con un groove infinito, con progresiones métricas irregulares que rompían cualquier aritmética.
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