Vigo esconde... un director de rondallas que las lleva a lo más alto, con Alexandre Fernandez 18101a

El sillón del Barbero es uno de los espacios más privilegiados de una ciudad, y desde los de Shape the Sailor os descubriremos semanalmente historias que merecen ser contadas, rutas por las que perdernos y proyectos que os sorprenderán. Porque Vigo tiene tesoros escondidos y aquí te los traeremos todos. Soy Erika Vera y te doy la bienvenida a Lo que Vigo esconde.

El folclore es el alma que nos une, ese hilo invisible que teje nuestra historia con las voces y los acordes de quienes estuvieron antes que nosotros. El folclore es más que música, es memoria, es identidad y sentimiento. Cada vez que escucho música tradicional siento el eco de generaciones pasadas, sus historias, sus alegrías y sus lamentos, atravesando los siglos hasta llegar a nosotros, demostrando lo común de nuestra humanidad. Que no importa qué tan lejos te vayas en la historia, nuestro corazón late, si nos pinchas sangramos y si algo nos emociona, encontramos nuestra propia forma de llorar. El folclore no es sólo tradición, es pertenencia.

Y mientras las panderetas sigan sonando y las gaitas resuenen por las calles, mientras un aturusho nos siga erizando la piel, seguiremos escribiendo nuestra historia. Hoy tengo la fortuna de traeros a un invitado que lleva la tradición al pódium, porque bajo su batuta las rondallas que dirige acaban ganando. Como este año, que por segunda vez consecutiva lo ha hecho la rondalla de Santa Eulalia de Atios. Bienvenido, Alexandre. Hola, muchas gracias por invitarme. Nada, gracias a ti por venir. Además que tengo que darle las gracias a otra persona que no está aquí, que es tu cuñado Alex, porque ha sido un poco el instigador de este momento y tengo que destacar que me ha ayudado un poquito a preparar la entrevista y lo ha hecho desde la iración absoluta.

Te quiero un montón. Así que le vamos a dar un saludo, porque además sé que lo estará escuchando, lo tenemos lejos. Así que un besito mi grande Alex, que estás allí en el frío. Mira, sé que este año ha sido una victoria muy especial para ti, porque además es tu segunda consecutiva y, si no he entendido mal, es el centenario, ¿no? Sí, este año la rondalla de Santa Eulalia de Atios cumple 100 años.

Eso significa que es una larga trayectoria de tradición, obviamente avalada por todos esos directores, esos componentes que durante muchos años estuvieron ahí, año a año, haciendo que perdure esa tradición y que, bueno, yo simplemente soy uno más que recoge un testigo de otros que hicieron posible que se puedan cumplir estos 100 años. ¿Y qué significa para una rondalla ganar en su centenario? Porque me imagino que muchísima emoción. Sí, porque además fundamentalmente las expectativas estaban muy altas. Yo se lo comentaba a los compañeros de esta rondalla, cuando antes de salir al concurso, claro, la gente al haber ganado el año pasado es como que van confiadas. Y yo les decía, chicos, nosotros no salimos con más 50 puntos porque hayamos ganado el año pasado.

Todas las rondallas salen con cero puntos. Nosotros salimos con menos 30. Y la gente me decía, ¿cómo que con menos 30? Y les dije, cuando tú has ganado, te voy a poner un ejemplo con el fútbol. Sí, sí, sí, todo el mundo conoce.

Todo el mundo lo conoce. Cuando tú vas a ver un partido de fútbol en el que juega un Real Madrid o un Barça, tú te esperas que ese equipo gane, porque tiene una expectativa, tiene una trayectoria y eso ocurre exactamente igual con las rondallas. Cuando una rondalla lleva bastantes años ya demostrando su calidad, interpretativa, una uniformidad, un buen hacer, eso hace que el público, incluso el jurado, se esperen que tú lo hagas bien.

Claro. Hasta te pueden penalizar más pequeños fallos que en otros a lo mejor no, ¿no? Incluso en el fondo te condiciona, porque ellos están esperando que tú hagas esto bien, que los cortes sean perfectos, que la financiación sea perfecta, que los arreglos de percusión sean más espectaculares. Todo eso también te condiciona. Y yo era un poco lo que le decía a los componentes de la rondalla. Nosotros no tenemos que dar el 100%, si queremos realmente poder llegar al objetivo. El objetivo, obviamente, era hermosísimo que en su centenario la rondalla de Apies volviera otra vez a llevarse el primer premio.

Es algo que al final lo pudimos conseguir gracias al trabajo de todos los banderilleros.