Viernes Santo Meditación 2025 4e5w13

Hoy es Viernes Santo. Es un día en el que resuena de manera especial el silencio, la oración, el dolor y la esperanza. Les habla el Padre Arturo Díaz y a través de esta reflexión en Radio María queremos hacernos presente a todos, de manera especial a aquellos que sufren, que están tocados por el dolor, que ellos llevan la sombra de la cruz para que este día alcance todo su esplendor, toda su dimensión, toda su redención. Y a través de estas palabras queremos ayudarles a vivir de alguna manera especial este día que tanto nos dice. Nos podemos llegar a preguntar ¿qué sucedió? ¿cómo lo celebramos? ¿cómo lo debemos de vivir? ¿qué es lo que sucedió? Después de una noche interminable de interrogatorios, injurias, falsas acusaciones y profunda soledad, que hemos intentado vivir al pie del monumento todo el jueves de la noche y en este amanecer de este Viernes Santo, Jesús es condenado a muerte.

Pero antes de sufrir esta espantosa muerte es fragelado a toda la columna en un intento de Pilato por contentar el furgor de los judíos y así librarlo de la pena capital. Pero vano sería este acto frente al odio y rencor de sus enemigos. Al tiempo de salir camino del Calvario es coronado irónicamente con una corona de espinas por los soldados romanos como rey de los judíos. Un espectáculo grotesco, humillante y lleno de burla. Una vez llegado al lugar del suplicio, después de cargar con su cruz, es clavado en ella entre dos ladrones y allí muere entregando su vida al Padre por la salvación del mundo y perdonando a sus verdugos. Ahora bien, ¿cómo lo celebramos? La liturgia de hoy es única, es muy especial. Podríamos decir de una forma popular, hoy no hay misa.

Yo recuerdo en mis tiempos de misiones y máxime en esas tierras de Sudamérica, donde esta época del año, pues todavía viene a ser una época de calor porque pues estamos saliendo del verano, pues acercaron de un pueblito al lado para ver si podía celebrarles misa en una capilla, en una ermita y perdida. Y dije, no, es que hoy es el único día del año en que no hay celebración eucarística. Hoy es viernes santo, es viernes santo y es así, donde podemos adolecer y por otro lado valorar lo que supone el sacrificio eucarístico diario, la celebración de la santa misa, porque hoy no hay misa y hoy la liturgia nos adentra de una manera muy especial, en el que el sacerdote acompañado del diácono y de acólitos del pueblo fiel, entra en un profundo silencio y se viene a posturar ante el altar y cae ahí, donde en esa posturación llena de silencio, de recogimiento, de oración, no cabe duda que nos hace vibrar y nos hace latir el corazón y nos emociona.

Y después de ese tiempo, de ese silencio sobrecogedor, se viene a levantar y de una manera muy austera, muy simple, comienza la celebración, en la que somos invitados, a través de sus lecturas, a adentrarnos en lo que supone esta celebración de la pasión del Señor. Y será pues una palabra de Dios en el que el Señor nos recuerda sus misericordias y la mayor de todas las que ha destruido la muerte. En esta palabra que escuchamos, nosotros seremos receptores de ese cántico del siervo encomendándonos a Dios Padre con Jesús, queriendo vivir ese espíritu de obediencia al Padre. Y la lectura de la pasión de San Juan que se viene a realizar, lo venimos a sentir como el discípulo amado, puestos por Jesús desde la cruz.