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ENS MOVEM
"Un hombre nos explicó que lo ataron a un árbol para luego golpearle"

"Un hombre nos explicó que lo ataron a un árbol para luego golpearle" 253qx

8/4/2025 · 16:15
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A través d’àudios curts, voluntaris i voluntàries d’organitzacions independents i periodistes independents que treballen en alguns llocs de les fronteres internes i externes de la UE, ens informen sobre les seves tasques i sobre les dures condicions en què viuen les persones en cerca de refugi i migrants. L’objectiu d’aquest projecte és ajudar a donar visibilitat al que (encara) a en tots aquests llocs, a través d’actualitzacions setmanals sobre la situació. Aquesta setmana, amb notícies des de Bulgària, Sjenica (Sèrbia) i Bihac (Nord de Bòsnia i Hercegovina) i Ceuta. -Ruta de los Balcanes y Ceuta: No Name Kitchen https://www.nonamekitchen.org/ Melilla: Solidary Wheels https://www.solidarywheels.org/ Música: Je suis Syria de Josué Febles 94b66

Lee el podcast de "Un hombre nos explicó que lo ataron a un árbol para luego golpearle"

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Venimos de la base de Nenkei en Bulgaria. Para este breve podcast sentimos la necesidad de dar voz a las personas que en este país no la tienen. Hablamos de los cientos de personas que viven en campos cerrados, oficialmente llamados Hogar Especial para la Acogida Temporal de Extranjeros, que en realidad funcionan como prisiones. En Bulgaria hay dos de estas instalaciones, Lyubimets y Buzmansi, así como otras más pequeñas a las que tenemos menos aún.

Aunque se llaman Hogares, ambos son en realidad cárceles. Están rodeados por altos muros y alambre de espino y sus prisioneros no tienen la oportunidad de salir. A menudo no saben ni el motivo de su detención. Visitamos a las personas enabanalmente en Lyubimets y debemos parasar por un proceso tedioso que refleja toda la estupidez y arbitrariedad de este sistema. Primero mostramos los códigos de las personas que queremos visitar y luego, en general, esperamos 40 minutos para ser itidos. A veces nos dicen que una persona que sabemos con certeza que está adentro ya no está allí y no nos permiten visitarla.

Luego nos registran junto a cualquier cosa que traigamos para las personas que visitamos. Vacían bolsas de azúcar, revisan paquetes de dátiles y agitan agresivamente botellas de champú. Todo en una muestra ridícula de burocracia sin sentido. No se permiten teléfonos con cámaras e incluso los lápices son considerados armas.

Al entrar y caminar por el patio, las personas nos saludan desde las ventanas enrejadas. Suelen parecer felices de vernos, probablemente porque es un pequeño descanso de la monotonía, ya que no reciben muchas visitas en Lyubimets. A menudo reconocemos amigos que hemos visitado antes o personas que hemos conocido en otros contextos.

Las visitas duran 10 minutos en una esquina de un pasillo rodeados por guardias. A pesar de esto, siempre será agradable intercambiar sonrisas y algunas palabras antes de ser escoltados fuera por los guardias mientras nuestros amigos son llevados nuevamente tras las rejas. Las personas acaban en estos centros de detención por varias razones.

Los solicitantes de asilo, si tienen la suerte de no sufrir una devolución en caliente, suelen ser detenidos durante unas dos semanas después de ser encontrados en el bosque bajo el pretexto de los prohibimientos de asilo. A veces las autoridades decían que los consideran una amenaza para la seguridad nacional, por ejemplo por haber cruzado la frontera ilegalmente, aunque no haya formas legales de entrar a Bulgaria para solicitar asilo y por eso se les detiene hasta 18 meses.

Estas prisiones también albergan a muchas personas deportadas de otros países europeos bajo el acuerdo de Dublín. La complicidad europea en los abusos del gobierno búlgaro es particularmente evidente aquí, ya que los países europeos siguen enviando personas a Bulgaria sabiendo perfectamente que estarán expuestas a un trato violento e inhumano.

La principal característica del régimen fronterizo en Bulgaria, como en todas partes, es la arbitrariedad y como tal existen muchos casos de detenciones arbitrarias, como el caso del activista saudí Abdulrahman Al Khalidi, que lleva cuatro años en Busmansi. Ya sea porque haya una razón legal para la detención o que sea arbitraria, las personas informan repetidamente desconocer el motivo de su detención, cuánto tiempo estarán allí y qué pueden hacer para salir.

A través de nuestras conversaciones con las personas que viven en Ljubimec y Busmansi, hemos comprendido las condiciones aberrantes dentro de estas prisiones. Solo les dejan salir al patio 30 minutos al día y están sujetos a vigilancia constante. Algunos afirman que es imposible hablar en Busmansi sin ser escuchados por las autoridades del campo. Han hablado sobre la comida, que es incomible, mencionando que a menudo contiene insectos vivos. Ha habido muchos casos de personas que han sido amenazadas o manipuladas para que firmen retornos voluntarios, que si los firman resultan en deportaciones que pueden poner en peligro sus vidas.

Están sometidos a violencia psicológica y física constante, recibiendo gritos, insultos, golpes, por romper reglas que ni saben que existen. Lo peor de todo son los efectos en la salud mental de las personas. Estas prisiones les quitan la esperanza y las machacan por completo. En muchos casos hemos conocido a personas que han perdido las ganas de vivir y están completamente atemorizadas. Durante la preparación de este podcast preguntamos a varios detenidos si querían hablar sobre las condiciones internas, pero la mayoría prefirió permanecer en casa.

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