La tragedia de Armero - Capítulo 7 - LA AYUDA PERDIDA 6n321p

Ícaro Podcast presenta Hechos que fueron noticia por Jorgelina Petra Márquez.

La tragedia de Armero.

Capítulo 7 La ayuda perdida.

Hola, soy Jorgelina Petra Márquez y les doy la bienvenida a Hechos que fueron noticias, una producción de Ícaro Podcast.

La historia que continuamos relatando es sobre la tragedia que asoló la ciudad colombiana de Armero, que desapareció sepultada a una fatídica noche del año 1985.

La oscura noche del 13 de noviembre de 1985, un devastador lajar arrasó con la ciudad colombiana de Armero, arrebatando la vida de más de 20.000 personas.

La catástrofe no solo destruyó edificios y hogares, cambió para siempre las vidas de los pocos que sobrevivieron.

Perdieron a sus seres queridos, sus amigos, a sus familiares.

¡Ayuda! ¡No podemos salir! Los sobrevivientes, los rescatistas y voluntarios se vieron profundamente afectados por la tragedia.

La comunidad internacional también se hizo presente, pero la furia de la naturaleza expuso inevitablemente todo tipo de vulnerabilidades.

Había mucha gente que yo creía que iba a ser grandes cosas y otros que como que uno no cree en ellos, ¿sí? Y resulta que esos grandotes y esos que yo creía que iban a ser cantidad de cosas, botados en un piso llorando sin mover un dedo.

Y en cambio otros enclencos, luchando, sacando heridos, embarrados, buscándoles comida, haciendo cantidad de cosas.

No es lo grande, no, es lo que se tiene por dentro.

Entonces es mucha la gente que se logró salvar y muchos los héroes, que fueron cantidades de héroes, cantidades, anónimos.

¡Rápido, vengan por aquí! ¡Este niño se está ahogando! No todos respondieron con la rapidez, generosidad y apoyo inmediato ante esta desgracia, como sería natural.

Carlos Pardo fue testigo de conductas veleznables.

Hubo unas brigadas de gente de muy buena voluntad en el Tolima, que fueron la mayoría, y una minoría de bandidos oportunistas que llegaron a robar, a escurcar los cadáveres, a cobrar por el rescate y cosas parecidas.

Incluía policías, incluía bomberos, incluía gente sin corazón que vieron.

Una oportunidad de negociar en medio del dolor en aquellos momentos.

En los días posteriores, muchas víctimas quedaron semi enterradas aún con vida.

Aferrados a la esperanza de que alguien los salvara.

Pero el líder de los socorristas en el lugar, Leopoldo Vergara, vio que no siempre era esa la actitud de quienes deambulaban por lo que había sido armero.

Yo vi casos espeluznantes.

Por ejemplo, una persona que tenía un collar, se lo arrancaban.

Entonces las personas gritaban, le ponían el pie encima y lo hundían como si fueran un muñeco.

Es decir, el ser humano es cruel.

El alud le quitó a Edil Maloiza tres hijos y la dejó viuda.

Luchó por sobrevivir para encontrar a su pequeño bebé.

Sin embargo, incluso en medio de la tragedia, sufrió la insensibilidad de quienes supuso que tenían que ayudarla.

Habían llegado los de la defensa civil y ellos me dijeron que le entregaran las cosas que nosotros teníamos de oro y que les daban las joyas a la familia de nosotros para que nos recogieran y supieran dónde estábamos.

En el momento ellos trataron como de hundirnos.

Trataban de hundirnos.

Entonces me agarré a gritar que nos estaban robando, que nos iban a hundir.

Ellos se fueron y no volvieron.

Ni la defensa civil, ni la policía, ni los helicópteros, ni la Cruz Roja.

Gladys Ramírez también vivió lo peor del ser humano.

Continúa denunciando el silencio aún vigente sobre estos hechos a casi 40 años del desastre.