T4.14. Entrevista a Eva García Perea 2rq2k

He disfrutado enormemente con esta entrevista, tanto que sin darme cuenta quizá se haya alargado más de lo previsto.

Ella es de esas personas con las que siempre te apetecería compartir una copa de vino y perderte en una conversación sobre la vida.

Su historia está marcada por momentos de una intensidad extraordinaria, con experiencias que han moldeado no sólo su manera de ver el mundo, sino también su forma de ejercer su profesión.

Escucharla ha sido un privilegio, una ventana a la sabiduría que sólo se adquiere viviendo con profundidad.

Ha sido un regalo tenerla en No te quedarás atrás.

Espero que la disfrutéis tanto como yo lo he hecho.

Aquí os dejo la entrevista.

Esta semana ha querido venir a mi podcast Eva García Perea, directora del Departamento de Enfermería de la Universidad Autónoma de Madrid y vicepresidenta de la Conferencia Nacional de Decanos y Directores de Enfermería.

También ha tenido cargos relevantes dentro del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, en el área de críticos, en el servicio de pediatría y en la unidad de cuidados intensivos.

Premiada con el premio Alumi One 2020 por su labor durante la emergencia sanitaria COVID-19 Y la razón por la que he querido invitarla en No te quedarás atrás es porque es la culpable de que en la Facultad de Enfermería de la Universidad Autónoma de Madrid se curse una asignatura específica dedicada a pacientes con discapacidad intelectual.

Hola Eva, ¿cómo estás? Muchas gracias por venir a No te quedarás atrás.

Hola, buenos días Lola, un placer, muchas gracias a ti.

Eva, tu extensa y amplia trayectoria en el ámbito de la enfermería hace que seas un referente a nivel nacional, ¿qué fue lo que te llevó a elegir la enfermería como camino de vida? Qué pregunta más difícil Lola, porque fíjate, no recuerdo haber querido ser otra cosa desde pequeñita.

Desde pequeña mi madre ya refiere que yo a mis muñecas las vendaba, las ponía lo que entonces había como mercromina, ¿te acuerdas? Esta tintura que no es el yodo, era todavía más agresiva y las marcaba las muñecas y no sé, quizá este afán por cuidar me viene desde tan pequeña que cuando me preguntaban desde muy pequeñita qué quería ser, pues decía que quería ser enfermera.

Y luego curiosamente en mi adolescencia cayeron en mis manos unos libros, yo creo que la literatura es tan importante en las vidas de las personas, y cayeron los libros de Esther y su mundo, y Esther era una enfermera, fue enfermera, y esto fue como reforzarme en la idea que había tenido desde pequeñita, ¿no? Y bueno, no es una explicación demasiado profunda, pero es que no recuerdo haber querido ser otra cosa, ese interés por cuidar me ha acompañado toda la vida.

Eva, has trabajado en áreas de gran exigencia emocional, como en la UCI de adultos, de niños y en emergencias extrahospitalarias, además de vivir intensamente los tiempos oscuros de la pandemia, ¿no? ¿Cómo estas experiencias han marcado tu forma de entender la enfermería y la vida? Sí, marcan mucho, marcan mucho Lola, fíjate, cuando terminamos la carrera, la verdad es que somos muy jovencitos, 20-21 años, mi caso tenía 21 años recién cumplidos, y con esa oportunidad tan extraordinaria de trabajar en cuidados intensivos en un hospital como el Gregorio Marañón, un hospital de refugiados.