T:1 Ep.13 Entrevista a Héctor R. Asperilla 4k5c1n

El Vestiglo, tu espacio cultural.

La misión comenzará en 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1, 0.

Hola a todos y bienvenidos a El Vestiglo, tu espacio cultural.

Aquí David Periúste, a los mandos. ¿Qué tal? Un día más. ¿Cómo estáis? ¿Qué tal habéis pasado la semana? Espero que bien. Hoy tenemos a un invitado muy especial.

Es Héctor R. Asperilla, nacido en Oviedo en 1974.

Es ilustrador y rolero de pura sepa, ojo al dato.

Estudió Historia del Arte y todo esto, junto a la curiosidad por esta materia, es lo que le ha impulsado a crear sus trabajos.

Siempre sorprendentes y de gran calidad.

¿Qué tal Héctor? Bienvenido. ¿Cómo estás? Hola, muy buenas David. Bien, bien, bien. Por aquí andamos.

Encantado de tenerte por el programa, por fin. Que tenía ganitas ya de tenerte por estos lares.

Sí, sí, sí. Ya llevábamos un tiempo con ello pendiente.

Bueno, bueno, pues nada. Ya sabes, aquí venimos a pasarlo bien, a extendernos lo que nos apetezca, ¿vale? Y el objetivo es que estés cómodo, como siempre, digo yo, ¿vale? Sí, sí, sí. Perfecto.

Estupendo. Pues nada, esta es la pregunta que me gusta hacer siempre a todos mis invitados, Héctor.

Esto es un mantra, ¿vale? Muy bien.

Siempre le hago la misma pregunta, pero bueno.

¿Cómo nace en ti la pasión por la ilustración y las artes? Vale, vale. Desde siempre. Esto es algo que, desde que tengo recuerdos conscientes, ya ha estado ahí.

Mis padres les encantaba el arte y les encanta.

Yo creo que desde crío ya me animaron a pintar, a modelar, a construir, porque uno de mis primeros juguetes eran los tentes.

Ah, claro. El tenter.

Pues yo construía ciudades y construía edificios y cosas así.

No me iban tanto los vehículos, nunca me llamaron la atención, pero sí, por ejemplo, estructuras arquitectónicas y tal.

Y dibujaba, pintaba, copiaba de aquellos cuentos troquelados que había en nuestra época.

Ya por los 80 y tal, pues copiaba las portadas o los dibujos interiores.

Luego, por ejemplo, recuerdo con mucho cariño las láminas de dibujo.

Aquellas láminas rubio que había para aprender a escribir, caligrafía y todo esto.

Pero había también unas láminas de dibujo que eran como progresivas.

Entonces, en lugar de calcarlas por encima, intentaba copiarlas aparte en mis libretas.

Todavía hay libretas por ahí, todavía existen esas libretas.

Y tal. Entonces, todo eso no lo dejé. No lo dejé nunca.

Entonces, cuando estaba en el colegio, con seis años, una cosa así, se creó en Oviedo una especie de escuela de arte.

Así como muy contenido o estilo Bauhaus, vamos a decir, donde te enseñaban de una forma un poco diferente.

Ahí aterricé haciendo cerámica, haciendo dibujo, pintura, danza, teatro, de todo.