Sexto Continente 2025-05-19 (León XIV: amor y unidad – PATERNIDAD) 5p5e61

Sexto Continente, dirigido por el obispo de Orihuela Alicante, Monseñor José Ignacio Munilla.

Un cordial saludo a todos los oyentes de Radio María.

Un día más, con la gracia del Señor, nos disponemos a realizar este programa radiofónico llamado Sexto Continente, que lunes y viernes de 8 o 9 de la mañana, en las Islas Canarias realizamos aquí en directo en Radio María España.

Hoy es 19 de mayo, ayer se celebraba en la plaza de San Pedro del Vaticano la misa de inicio del pontificado del Papa León XIV, y creo que en esa homilia que le hayé pronunciado había una gran expectación, obviamente, para escuchar esa homilia, y hubo una palabra que destacó, una palabra sin duda que fue clave.

Voy a poner brevemente este audio y luego lo voy a comentar.

Hermanos y hermanas, quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo, una Iglesia unida, signo de unidad y de comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado.

Este fue el momento clave de esa homilia, una Iglesia unida, signo de unidad y de comunión, que se convierta en fermento de un mundo reconciliado.

Subrayó en su homilia que había dos dimensiones, ¿no?, en esa misión que Jesús le encomienda a Pedro, el amor y la unidad.

Pedro me amas, Pedro me amas, pues pastorea, cuida el rebaño, que haya un solo pastor y un solo rebaño.

Amor y unidad son las dos dimensiones claves de esa misión que se le ha encomendado a Pedro y por eso, desde el primer momento, hemos destacado como el lema elegido por León XIV ha sido más que significativo, ¿no?, in hilo unum, en ese uno que es Cristo, seamos todos uno.

Esta es la clave, estamos ante un gran reto y hemos sufrido muchos zarpazos de división.

La comunión de la Iglesia se ha visto herida y, obviamente, tenemos que poner todo nuestro acento en esta llamada a la unidad que nos hace el Papa.

Sí, dos son las dimensiones de esa misión que Jesús le ha confiado a Pedro, el amor y la unidad.

Que, por cierto, esto me ha hecho recordar una expresión que le leía a Quico Arguello en una oportunidad y recuerdo que él decía, para que se suscite la fe en los alejados tiene que haber dos signos, el amor al enemigo y la perfecta unidad.

Esos son los dos signos que cuestionan a cualquiera que no crea.

¿Se puede llegar a amar a los enemigos? ¿Podemos llegar a ser uno? ¿Podemos vivir en unidad a pesar de nuestra tendencia a la disgregación que cada uno pretende ir por su lado siempre? O sea, la tendencia al odio y la tendencia a la singularidad que nos lleva al enfrentamiento entre nosotros son tan fuertes, son tan fuertes, son una consecuencia tan visible del pecado en nosotros que cuando se produce el milagro del amor al enemigo y la unidad entre nosotros se dice, aquí tiene que estar Dios, porque es que si no, no entiendo cómo se puede amar a los enemigos y no entiendo cómo se puede conservar la unidad a pesar de la disgregación.