Santa Juana de Arco, mística, heroína y mártir adolescente-DaC 3t573i

Cada 30 de mayo, la Iglesia Católica celebra a Santa Juana de Arco, heroína y santa sa del siglo XV.

Nacida en 1412 en Dombremai, fue una joven campesina profundamente piadosa, con gran amor por la fe, la oración y los sacramentos.

A los 14 años, en medio de la guerra entre Francia e Inglaterra, Juana comenzó a tener experiencias místicas con San Miguel, Santa Catalina y Santa Margarita, quienes le encomendaron salvar a Francia.

Movida por esa misión divina, logró entrevistarse con el delfín Carlos, futuro Carlos VII, y lideró tropas en la liberación de Orleans, ganando una importante victoria atribuida a la intervención de Dios.

Aunque cumplió su misión, Juana fue capturada por los borgoñones, vendida a los ingleses y sometida a un juicio injusto por herejía.

El 30 de mayo de 1431, fue quemada viva en Rowen a los 19 años, repitiendo el nombre de Jesús hasta el final.

Siglos después, el Papa Calisto III ordenó una revisión de su proceso y su nombre fue rehabilitado.

Finalmente, fue canonizada por el Papa Benedicto XV de enero de 1920.

Hoy es reconocida como patrona de Francia y símbolo de fe, valor y entrega a la voluntad de Dios.

Infancia humilde y fe profunda.

Nació en 1412 en Dombremai, un pequeño pueblo rural de Francia, en una familia campesina.

Aunque era pobre materialmente, desde niña fue muy devota, con gran amor a la oración, los sacramentos y el servicio a los demás.

Mostraba caridad cristiana hacia los viajeros y peregrinos que pasaban por su pueblo.

Vocación mística.

A los 14 años, en plena Guerra de los Cien Años, comenzó a tener visiones místicas de San Miguel, Santa Catalina de Siena y Santa Margarita de Antioquía.

Estas figuras celestiales le encomendaron una misión divina, liberar a Francia de la ocupación inglesa y llevar al Delfín Carlos a su coronación.

Liderazgo militar y victoria en Orleans.

Contra todo pronóstico y siendo mujer en una época profundamente patriarcal, logró llegar a la corte del Delfín Carlos.

Lo reconoció incluso cuando le intentó ocultarse entre sus cortesanos, lo que aumentó su credibilidad.

Carlos VII le permitió liderar tropas y Juana encabezó la liberación de Orleans en 1429, impulsando la causa sa.

Portaba un estandarte blanco con los nombres de Jesús y María y nunca blandió una espada en combate.

Su liderazgo era espiritual y moral.

Captura, juicio y martirio.

Fue capturada por los borgoñones, aliados de Inglaterra, y vendida a los ingleses.

En un juicio injusto y político, fue acusada de herejía y brujería.

Sus visiones fueron tachadas de diabólicas.

El 30 de mayo de 1431, a los 19 años, fue quemada viva en la plaza de Rowan, mirando una cruz y repitiendo el nombre de Jesús.

Rehabilitación y canonización.

En 1456, el Papa Calisto III reabrió el caso y declaró inválido el juicio que la condenó.

Fue canonizada en 1920 por el Papa Benedicto XV y hoy es reconocida como santa, mártir y patrona de Francia.

Es símbolo del coraje cristiano, de la obediencia a la voluntad divina y del papel activo de la mujer en la historia de la fe.

Importancia histórica.

Gracias a su papel en la guerra, Francia evitó una posible anexión total por parte de Inglaterra, lo que habría alterado profundamente su historia, incluso en términos religiosos.

Por ejemplo, evitando una ruptura como la de Enrique VIII con la Iglesia.

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