
Reflexiones del Evangelio | Jn 17,1-11 (Carlos Luanga y comp) - 3 de junio de 2025 6z4k3o
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Martes - Séptima semana - Tiempo de Pascua - Jn 17,1-11a (Carlos Luanga y comp) - "He manifestado tu nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra" 224r5o
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El martes de la séptima semana de Pascua, el evangelio que toca es el de Juan 17, 1 al 11a.
En aquel tiempo, Jesús levantando los ojos al cielo dijo, Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique, y por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste. Y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y tu enviado Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, gloríficame cerca de ti con la gloria que yo tenía cerca de ti antes de que el mundo existiese. He manifestado tu nombre a los hombres que me diste del medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos, no ruego por el mundo, sino por estos que tú me diste y son tuyos.
Sí, todo lo mío es tuyo, y lo tuyo es mío, y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos estarán en el mundo mientras yo voy a ti. Con el texto que acabo de leer iniciamos el capítulo decimoséptimo de San Juan. Durante su última cena, Jesús había estado en diálogo con sus discípulos a fin de responder a todas sus dudas y afianzar las enseñanzas principales de su camino. Pero ahora, Jesús deja de lado el diálogo y empieza una oración a su padre. El texto comienza así, en aquel tiempo Jesús levantando los ojos al cielo dijo. El gesto de levantar los ojos al cielo ya nos indica que Jesús está por empezar una oración a su padre que esté en los cielos. Esta es la última ocasión en donde según Juan, Jesús da cuenta al padre de su misión. Pues Juan no nos relata la oración de Jesús en el huerto durante su agonía, sólo nos dice que terminada la cena pascual, Jesús fue al huerto de los olivos con sus discípulos y casi inmediatamente llegó a Judas con un grupo de soldados y así empezó su pasión.
Pero ahora, al final de la cena, Jesús hace una oración pública en voz alta a su padre para que aquellos que estuvieron con él desde el principio le escuchen, sean testigos y den fe de lo que le dice. Y por supuesto, también para provecho de ellos, a fin de exhortarlos, animarlos y fortalecerlos en el camino que están por emprender sin él. Bueno pues, a esta larga oración se la conoce como la oración sacerdotal de Jesús. Se lee en la mañana del jueves santo antes de iniciar la pasión, en aquella misa crismal matutina, en donde los obispos se reúnen con todos sus sacerdotes para que renueven las promesas de su ordenación sacerdotal, y también en la semana de oración por la unidad de los cristianos. Ahora, al concluir el tiempo pascual, la iglesia nos la propone para que reflexionemos en lo que Jesús desea para ella, ya que estamos a poco de iniciar el tiempo ordinario. Esta oración de Jesús es una especie de última voluntad o testamento que expresa lo que quiere para nosotros, es decir, para su iglesia, que está por salir al mundo.
Pero expresa también los sentimientos que lo han movido en su misión y los deseos profundos que lo animaron durante su vida pública. El texto se puede dividir en dos partes. En la primera, Jesús exalta y da gloria a su Padre, que es el centro de todo su mensaje. Y en la segunda, le pide al Padre por sus discípulos, es decir, por nosotros. Si se fijan, esta oración sigue la misma lógica que tiene el Padre nuestro. Primero, se le honra al Padre, se le da gloria. Y luego, se le pide. Tal vez para enseñarnos cuál debería ser la lógica de todas nuestras oraciones. Veamos la primera parte y veamos qué es lo que da gloria al Padre. Y lo primero que le da gloria es lo que el Hijo hace por el Padre. Así empieza su oración, Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique, es decir, para que te dé gloria. Y lo que hace el Hijo para glorificar al Padre es lo que
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