Proyecto Terror 💀 Álvaro Martín 📖 El libro del fuego 🔥 314418

Aquí comienza Proyecto Terror.

Bienvenidos a la cripta.

Hola, ¿qué tal, amigos de la cripta de Proyecto Terror? Bienvenidos a una nueva sesión.

Desde que el hombre logró dominar la chispa para alumbrar la noche de los tiempos, el fuego ha sido un elemento vital para el devenir del ser humano.

Materia preciosa para nuestra supervivencia que nos atrae como nos somete.

El fuego da vida y también la quita.

Tan benevolente como maldito, su influjo nos ha condicionado y ese poder dual, benefactor y destructivo, se nos muestra con la total luminosidad de su presencia, pero esconde enormes y oscuros secretos.

De su misterio y de la atracción que ejerce dicho elemento nos habla Álvaro Martín en El Libro del Fuego.

¿Qué tal, Álvaro? Bienvenido a Proyecto Terror.

¿Qué tal? Pues un placer estar contigo y con todos los oyentes y hablar del fuego que tanto nos cautiva.

Además, de verdad, porque, claro, los que nos movemos en estos ámbitos se nos viene a la mente, y más, durante la lectura de tu libro no he podido dejar de reflexionar, esa típica imagen de seres humanos alrededor de una hoguera.

Y esto se puede extrapolar a los orígenes de la humanidad, los hombres metidos en las cavernas alrededor del fuego una vez que consiguieron de alguna manera controlarlo o domesticarlo y traído a tiempos más recientes a esas típicas escenas de campamento alrededor también del fuego contando historias de miedo, de terror.

Y repito, esta es una reflexión que me ha venido leyendo tu libro y, claro, yo me imaginaba esas escenas cuando el hombre no había domesticado del todo el fuego, pero sentía una enorme atracción hacia él cuando lo veía, lo contemplaba en escenarios naturales como la caída de un rayo, y que de ahí eso fue una evolución y un misterio que se abrió ante los ojos del hombre.

¿Cómo conseguir que ese acto, ese elemento, esa presencia ante los ojos del hombre fuese de alguna manera beneficiosa para él mismo? Y tú además en tu libro, editado por Luciérnaga, abres con estos temas, los dioses, el alumbramiento del fuego, si se puede decir de esta manera, Álvaro.

Sí, sí, desde luego, Patricia, que es un momento crucial en nuestra evolución.

El arte rupestre que tantos enigmas tiene y que tanto nos cautiva cuando visitamos una cueva, por ejemplo, en Cantabria, no existiría si el ser humano previamente no hubiera domesticado el fuego, no lo hubiera utilizado como algo cotidiano.

Se establecen, digamos, tres edades en esos primeros homínidos que algunos no son ni siquiera sapiens, son todavía más antiguos, anteriores.

Aproximadamente hace un millón, entre un millón, millón y medio de años, fue cuando descubrimos que podíamos hacer fuego.

Seguramente no lo podíamos hacer de forma habitual.

Simplemente, pues que, por ejemplo, cuando había una tormenta y caía un rayo en un árbol, pues quedaba ahí ese rescolde, ese fuego, que algún intrépido, yo digo que ahí tuvo que haber algún prometeo, que se arriesgó más que los demás a acercarse a eso que hace daño y traer a la tribu un palo con ese fuego y ver qué pasa, y ver cómo al final los alimentos crudos se podían cocinar.

Alimentos que nunca habíamos pensado comer se podían comer, como por ejemplo las legumbres.

Y eso parece ser, según cuentan los antropólogos, cambió hasta la forma de nuestro cerebro, haber descubierto el fuego, que además de los cuatro elementos es el único que se puede producir, que casi como en un acto mágico, frotando dos piedras con mucho esfuerzo, habría que preguntar quién hoy en día sabe hacer fuego a la antigua usanza, no vale con mecheros o con cerillas.

Y entonces descubrimos que era un elemento que podíamos crear a nuestro antojo, casi como el fuego.