Proyecto Blue Book: La Investigación Secreta de los OVNIs 6f3u6u

Es la hora de pasar la frontera de lo conocido y adentrarse en la materia oculta a la vista.

Es la hora de tocar lo que está más allá de los sentidos.

Es la hora del alambique.

El oficial de policía Loni Zamora perseguía un automóvil que circulaba a toda velocidad de las afueras de la ciudad de Socorro, en Nuevo México.

Se sobresalta al escuchar un fuerte ruido.

Segundo después, una columna que asemejaba ser una llamarada inmensa, nace desde el suelo y llega hasta el cielo, en una zona remota del desierto.

Temiendo que hubiera habido una explosión, Zamora se dirige hacia donde procedía esa llamarada inmensa.

El coche patrulla atravesó por un camino pedregoso hasta que llega a una colina empinada.

Detrás de esa colina se alzaba esa llamarada de fuego, asemejando a una especie de embudo en llamas.

La colina ocultaba el origen de las llamas y Zamora intentó subir por ella.

Los neumáticos de su coche patrulla resbalaban sobre la gravilla suelta.

Zamora por fin consigue llegar a la cima.

De allí encuentra un objeto brillante, del tamaño de un coche, brillando bajo el sol del atardecer a unos 150 metros de donde estaba.

A primera vista, pensó que era un automóvil borcado y que esa llamarada procedía de un incendio pavoroso.

Sin embargo, aquel objeto no tenía llamarada alguna.

Era de color aluminio y de forma ovalada.

Se dirigió hacia el objeto siguiendo la cresta de la colina y luego paró su coche.

Comunicó por radio a su oficina que había encontrado un vehículo tirado en una especie de arroyo y que se iba a acercar e iba a proceder a hacer una inspección.

De nuevo un estruendo terrible sobresaltó al policía.

Un enorme zumbido que parecía ser el de un avión.

Comenzó con una frecuencia baja y fue aumentando.

De nuevo la llamarada apareció en los alrededores de ese objeto.

El policía empezó a tener miedo.

Miedo primero de no conocer lo que estaba viendo.