
Primer Manifiesto Infrarrealista de Roberto Bolaño 4c35d
Descripción de Primer Manifiesto Infrarrealista de Roberto Bolaño 1a4f6w
Pequeña contribución al homenaje del autor en el que sería su día de cumpleaños, el 28 de abril. No es lo más importante, pero se recomienda escuchar con auriculares. Locución: Chema Martínez Pastor c6823
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Hasta los confines del Sistema Solar hay cuatro horas luz. Hasta la estrella más cercana, cuatro años luz. Un desmedido océano de vacío. Pero, ¿estamos realmente seguros de que solo haya un vacío? Únicamente sabemos que en este espacio no hay estrellas luminosas.
¿De existir? ¿Serían visibles? ¿Y si existiesen cuerpos no luminosos u oscuros? No podría suceder en los mapas celestes, al igual que en los de la Tierra, que estén indicadas las estrellas ciudades y omitidas las estrellas pueblos? Escritores soviéticos de ciencia ficción arañándose el rostro a medianoche. Los infrasoles, Drummond diría, los alegres muchachos proletarios. Peguero y Boris solitarios en un cuarto lumpen presintiendo a la maravilla detrás de la puerta. Primo Ney. ¿Quién ha atravesado la ciudad y por única música solo ha tenido los silbidos de sus semejantes, sus propias palabras de asombro y rabia? El tipo hermoso que no sabía que el orgasmo de las chavas es clitoral.
Busquen, no solamente en los museos hay mierda, un proceso de musificación individual. Certeza de que todo está nombrado, develado. Miedo a descubrir. Miedo a los desequilibrios no previstos. Nuestros parientes más cercanos, los francotiradores, los llaneros solitarios que asolan los cafés de chinos de Latinoamérica, los destazados en supermarkets, en sus tremendas disyuntivas individuo-colectividad. La impotencia de la acción y la búsqueda, a niveles individuales o bien enfangados en contradicciones estéticas de la acción poética. Pequeñitas estrellas luminosas guiándonos eternamente un ojo desde un lugar del universo llamado Los Laberintas. Dancing Club de la miseria.
Pepito tequila sollozando su amor por Lisa Underground. Chúpaselo, chúpatelo, chupémoselo. Y el horror. Cortinas de agua, cemento o lata separan una maquinaria cultural a la que lo mismo le da servir de conciencia o culo de la clase dominante, de un acontecer cultural vivo, fregado, en constante muerte y nacimiento, ignorante de gran parte de la historia y las bellas artes, creador cotidiano de su loquísima historia y de su alucinante bellas artes. Cuerpo que por lo pronto experimenta en sí mismo sensaciones nuevas, producto de una época en que nos acercamos a doscientos kilómetros por hora al cagadero o a la revolución. Nuevas formas, raras formas, como decía entre curioso y resueño el viejo Bertolt.
Las sensaciones no surgen de la nada, obviedad de obviedades, sino de la realidad condicionada de mil maneras a un constante fluido. Realidad múltiple, nos mareas. Así, es posible que por una parte se nazca y por otra estemos en las primeras butacas de los primeros coletazos. Formas de vida y formas de muerte se pasean cotidianamente por la retina. Su choque constante da vida a las formas infrarrealistas, el ojo de la transición. Metan a toda la ciudad al manicomio. Dulce hermana, aullidos de tanque, canciones hermafroditas, desiertos de diamante. Sólo viviremos una vez y las visiones cada día más gruesas y resbalosas. Dulce hermana, aventones para Monte Albán.
Apriétense los cinturones porque se riegan los cadáveres. Una movida de menos. ¿Y la buena cultura burguesa? ¿Y la academia y los incendiarios? ¿Y las vanguardias y sus retaguardias? ¿Y ciertas concepciones del amor, el buen paisaje, la colt precisa y multinacional? Como me dijo Saint-Just en un sueño que tuve hace tiempo, hasta las cabezas de los aristócratas nos pueden servir de armas. Una buena parte del mundo va naciendo y otra buena parte muriendo, y todos sabemos que todos tenemos que vivir o todos morir.
En esto no hay término. Chirico dice «Es necesario que el pensamiento se aleje de todo lo que se llama lógica y buen sentido, que se aleje de todas las trabas humanas, de modo tal que las cosas le aparezcan bajo un nuevo aspecto, como iluminadas por una constelación aparecida por primera vez». Los infrarrealistas dicen «Vamos a meternos de cabeza en todas las trabas humanas, de modo tal que las cosas empiecen a moverse dentro de uno mismo, una visión alucinante del hombre».
La constelación del bello paje. Los infrarrealistas proponen al mundo el indigenismo, un indio loco y tímido. Un nuevo lirismo que en América Latina comienza a crecer, a sustentarse en modos que no dejan de maravillarnos. La entrada en materia es ya la entrada en aventura. El poema como un viaje y el poeta como un héroe develador de héroes. La ternura como un ejercicio de velocidad. Respiración y calor.
La experiencia disparada, estructuras que se van devorando a sí mismas, contradicciones de loco. Si el poeta está inmiscuido, el lector tendrá que inmiscuirse. Libros eróticos sin ortografía. Nos anteceden las mil vanguardias descuartizadas en los sesentas. Las noventa y nueve flores abiertas como una cabeza abierta. Las matanzas, los nuevos campos de concentración. Los blancos ríos subterráneos, los vientos violetas.
Comentarios de Primer Manifiesto Infrarrealista de Roberto Bolaño 1w4b17