¡¡CUENTOS DE TRINCHERA!! 5o3cu

Hay edificios que parece que tengan corazón. Pero... ¡es que el edificio que aparece en esta historia lo tiene de verdad! Durante su construcción, un albañil cayó dentro del cemento y, desde entonces pasó a formar parte del edificio. Ve y siente todo lo que sucede. Las penas, las alegrías, los problemas y las fiestas... todas las vidas que alberga son como su propia vida.

Hay albañiles especializados en puentes. Otros en carreteras. Otros en muros. Otros en casas. Otros en monumentos. El protagonista de nuestra historia se ha pasado la vida viajando por el mundo y llenándolo de casas, monumentos y edifios que muchas y muchos hemos disfrutado. Paradójicamente, hoy, este anciano albañil no tiene una casa propia. A veces la vida no es justa, ¿verdad?

Hay muchas niñas y muchos niños en el mundo. Pero Gianni Rodari hoy nos presenta a uno muy peculiar. Es uno, pero también es siete niño. ¡Siete niños a la vez! ¿Cómo puede ser? Cada uno vive en un país distinto. Cada uno tiene diferencias en el color de su piel, de su cabello... pero, al final, los siete son el mismo niño. Qué curios, ¿verdad?

¿Imagináis cómo sería tener un cuerpo de cristal? Jaime era transparente, como si fuera de cristal. Todo el mundo podía ver sus pensamientos, sus emociones. Jaime no podía contar mentiras ni guardar secretos. No podía ocultar sus pensamientos, ni siquiera cuando todo el mundo lo hacía por miedo al opresor. Pero no tenía miedo: la verdad es más poderosa que cualquier cosa. Es más poderosa, incluso, que un huracán.

Viajar puede ser muy instructivo, apasionante, estimulante... Y para eso es importante planificar bien todos los pasos. Dos monos del zoo deciden, un día, ir de viaje por el zoo. Pero se les escapa un detalle. Un pequeño detalle. Pequeño, pero fundamental.

Hay personas muy delicadas. ¡Pero es que el señor Amimir era insoportable! Le molestaba todo, hasta que ina hormiga dejara caer un trozo de azúcar sobre el suelo. Su pobre criado estaba desesperado, siempre aguantando las voces y las órdenes del señor Amimir. Hasta que, un día, pensó...

Hay ladrones de carteras. Ladrones de guante blanco. Ladrones de bancos. El ladrón de esta historia no es un ladrón cualquiera. Tiene una obsesión: robar el Coliseo, ni más ni menos. No quiere compartirlo con nadie más. Es demasiado bello. Se trata de un robo que le llevará años. Lástima que, al final, descubrirá el gran secreto del Coliseo y otras obras maestras de la humanidad.

Hay pequeños sacrificios que los mayores hacen por los más pequeños. A menudo, hasta los hacen sin sentir que son sacrificios, con todo el gusto del mundo. Es el caso del papá de esta historia, que se presta a lo quega falta para recibir las primeras curas de su pequeño, un futuro gran cirujano.

Tonino tenía miedo de que profe le preguntara la lección, porque no había estudiado. Deseó volverse invisible y... ¡su deseo se cumplió! Fue un día de aventuras y diversión, hasta que empezó a aburrirse y a sentirse solo. Ser invisible todo el tiempo no es, para nada, bonito. Y eso lo saben bien muchos mayores que cada día miran a niños y jóvenes mientras suspiran, desde su invisibilidad.

Esta es la historia de un aprendiz de camarero llamado Romoletto. El pobre Romoletto, por ser joven, es el encargado de los pedidos a domicilio, y allá que va, calles arriba y calles abajo, escaleras arriba y escaleras abajo, con la bandeja llena de refrescos. Pero un día, al meterse en el ascensor para servir al marqués de Venanzio...

Érase una niña que, al llegar la noche, se hacía chiquitita, chiquitita, chiquitita... y entontes su mamá y su papá sabían que era hora de ir a la cama. Gianni Rodair, una vez más, encuentra la metáfora perfecta para hablarnos de lo más cotidiano y pintar con la magia del cuento la realidad.

Es bueno hacer preguntas. Es muy bueno. Lo que pasa es que hay gente que no sabe hacer las preguntas del derecho, y las hace del revés. Y así es muy difícil que te den una respuesta. Es muy difícil incluso encontrar la respuesta por una o uno mismo. Y eso es lo que le pasa al protagonista de este cuento. ¡Qué importante es saber hacer bien las preguntas! ¿Verdad?

Es ta historia no ha sucedido todavía. Pero seguramente sucederá mañana. Y es que está ambientada en el mundo de Mañana, donde hay un Museo del Tiempo que Fue. Está lleno de objetos obsoletos, como las rejas, los perros guardianes, o la palabra llorar. Incluso hay lágrimas. Puede que fueran de un niño que pasaba hambre, o de una soldado. El el mundo del Mañana explicar qué es llorar es casi imposible incluso para los maestros y maestras.

¿Hay mejor doctor que un abuelo o una abuela? Imposible. Y si, además, tienen imaginación, entonces no hay forma de aburrirse minetras nos ponemos buenos. Sirve tanto para diagnosticar a un oso de peluche con rebomboritis aguda como para saber cuándo toca recetar un buen batido de agua sucia con jarabe de lápiz azul en una raza verde (¡nunca roja!). ¡Que vivan los abuelos! ¿Qué haríamos sin ellos?

Hay niñas y niños que se toman las instrucciones para ser buenos al pie de la letra. Pero es que el amor no se compra con un solo gesto, sino con montones de pequeñas acciones: ayudar a poner la mesa, un beso inesperado, una sonrisa cada mañana, una palabra bonita... Gilberto tuvo una idea para demostrarle a su mamá cuánto le quería. Pero el tiro le salió por la culata. O, más bien, por las orejas.

Hay lluvias de muchas formas: torrenciales, suaves, lluvias de primavera... Pero ¿habéis visto alguna vez una lluvia de caramelos? Es lo que sucedió en el pueblo de Piombino, hasta donde viajó una nube que dejó caer peladillas, de todos los colores y sabores. ¡Qué suerte! ¿Verdad?

Hay ratones que nunca jamás salén de su buhardilla. EL protagonista de nuestra historia, en cambio, presume de tener mucho mucho. Es capaz inclusod e comerse un gato. Sí, sí. Un ratón que se come a los gatos! Y a los rinocerontes, y a los tigres... y a cualquier especie que se le cruce, por grande y fiera que sea. Pero pronto descubriremos su secreto. Os daremos una pista: es un ratón de biblioteca ;)

A veces la fortuna sonríe a los más desdichados. Pero, aún así, jamás hay que olvidar lo que fuimos y lo que tuvimos. Eso es muy feo. Y es, precisamente, lo que le pasó a un pobre pescador, que de la noche a la mañana se vio con una boca más que alimentar. "¡Pero yo te traeré suerte!", le dijo el nuevo miembro de la familia. Y así fue. Por desgracia, el pescador pronto olvidó su humilde pasado, se volvió un engreído abusón y maltrató a sus empleados. ¿Qué os parece?

Gianni Rodari también cuenta cuentos clásicos, pero se conforma con la versión clásica. Siempre les añade su propio toque de humor, mágico e inconfundible. Un mago chiflado, un reloj que se adelanta, boñiga de vaca... ingredientes que aderezan la historia de siempre y la convierte en algo sorprendente.

A veces, tomarse las cosas al pie de la letra es exagerado. Y si no, que se lo digan a estos Viejo Refranes, que no aceptan que las cosas no son tan cuadradas y exactas como ellos quieren. Los Viejos Refranes son sabios, sí, pero hay que saber escucharlos en su justa medida.