A mi manera 224i4n

Hoy os voy a hablar de algo diferente, totalmente distinto a lo que os vengo contando cada semana sobre los sentimientos, pero que se me ha ocurrido que también es interesante, y que en muchas ocasiones os han dado algún dolor de cabeza. Han pasado las fechas de navidad, y nos hemos introducido en las REBAJAS, en donde a veces creemos que nos están dando todo mucho más rebajado, sin pararnos a veces a mirar si es o no es cierto, pero también os diré que ya muchos sabemos los trucos. Solo hay que mirar debajo de las etiquetas, y ver el precio al que estaba antes, porque en ocasiones, está al mismo, algo que debería ser denunciable, pero perderíamos tiempo y dinero en hacerlo

Un empujón que se repite. Un apodo que denigra. Un insulto cada vez que le toca salir a la pizarra. En la escuela o en el instituto, existen muchas formas de ejercer y sufrir violencia entre iguales y muchas formas de tratar de acabar con ella. Es una responsabilidad conjunta de la comunidad educativa, de los padres y de los compañeros para evitar que el acoso escolar siga existiendo. La escuela debería ser siempre un espacio en el que sentirse seguro y no todo lo contrario. Sin embargo, para muchos niños, la escuela se ha convertido en la fuente de un tipo de violencia del que son víctimas y que ejercen sus propios compañeros, acosándoles sin que yo pueda entender, cómo los profesores no se dan cuenta de ello. Lo que para muchos colegios son horas escuchando los enfados y las quejas de unos padres, incluso a veces alterados, para esos padres no sabéis si un MINUTO VUESTRO, VALE LA VIDA DE SU HIJO QUE PUEDE SUICIDARSE EN NADA. #Bullying Teléfono gratuito atención acoso escolar: 900.018.018

Navidad para creyentes y no creyentes! Aunque la fecha oficial sea el día 24, todo el mundo sabe que ha llegado la Navidad el 22 de diciembre. Es el día en el que se celebra el gran sorteo de la Lotería Nacional. Desde meses antes, muchísima gente va comprando su décimo de lotería para esperar a que los niños que van cantando los números y los premios digan el suyo con una gran cantidad de dinero. Desde este momento, tanto a los que les ha tocado la lotería como a los que no, todos saben que ha llegado la Navidad y empiezan a ultimar los preparativos para celebrar estas fiestas, aunque muchos ya la preparan el puente de la Purísima. Para los no creyentes, esos que se pasan el año criticando el significado de la Navidad, que se meten con la iglesia y sus creencias, que se pasan todo el día por las redes sociales burlándose de la iglesia y criticando a personajes ficticios... para estos son días de relax, días de esos de los que reniegan durante todo el año, pero que sí aprovechan para tener fiesta, algo que me parece incoherente. Cuando tienes unas creencias debes llevarlas hasta el final y ser consecuente con lo que dices: si Dios no existe, si la navidad es una tontería… dile a tu jefe que te deje ir a trabajar, o por el contrario, que te descuente de tu sueldo esos días que vas a tener de fiesta por todo el morro. Eso creo yo, porque uno si de algo presume, algo tiene que demostrar lo que tanto critica.

Qué es la Felicidad? Un concepto en apariencia sencillo, del que cada uno tiene más o menos una idea clara, pero cambia tanto de un momento al otro, que nos hace ser únicos a nosotros mismos. La palabra tiene que ver con la fortuna, el placer, la alegría y el bienestar. La Real Academia la define como el «estado de grata satisfacción espiritual y física». Siete simples palabras, que se nos antojan tantas veces inalcanzables. ¿Somos felices? O, mejor: ¿por qué nos cuesta tanto serlo? Entre los días internacionales de los bosques, el agua, la poesía o casi cualquier otro concepto, no podía faltar el Día Mundial de la Felicidad, que la ONU estableció el día 20 de marzo. Lo hizo a instancias del Reino de Bután, un minúsculo país en mitad del Himalaya que hace unos años tomó una decisión cuando menos llamativa: medir su grado de bienestar no en base al PIB, sino a través del Índice de Felicidad Nacional. Sin caer en esa máxima de que el dinero no da la felicidad, la filosofía de este peculiar Estado nos deja flotando una pregunta a la que científicos y filósofos han intentado dar respuesta: si nos cuesta saber qué es la felicidad… ¿cómo carambas vamos a medirla?

Observar es todo un reto para saber con quiénes nos encontramos, y cómo debemos estar para con los demás. No solo podremos mejorar la forma de reaccionar sino que además analizaremos porqué hemos reaccionado de una manera o de otra, ya que estamos teniendo una visión periférica de nuestras emociones y sentimientos de manera que cuando surja una situación parecida lo veremos bajo el mismo prisma Generalmente la tendencia que tenemos a imaginar hechos futuros se debe a la fijación innata del ser humano por repetir situaciones agradables o cosas desagradables vividas del pasado que no nos dejan actuar como quisiéramos en ciertos ámbitos de la vida. Tenemos un consciente lúcido que llamamos realidad pero no podemos detener el flujo de pensamientos ni controlar la imaginación o nuestras emociones, así que debemos de atender al presente de la manera más intensa posible y olvidar tanto el pasado como el futuro.

Si eres de los que piensas: “No le gusto a nadie” quiero que tengas presente algo importante a tu favor: es imposible gustar a todo el mundo, pero creo que también lo es el por lo contrario, el no gustarle a nadie. Te explico por qué. En tu mano, solamente en tu mano, está el gustarle al menos a una persona: a ti mismo. Eso que te quede bien claro, a la primera persona a la que debes gustar es a ti mismo, y luego empezaremos a gustarle a más gente. Ahora bien, creo que esta frase: “no le gusto a nadie” se suele pronunciar ante dos situaciones: • Cuando realmente te sientes solo en el mundo y crees que no le importas a nadie. • O bien, cuando en un ámbito concreto de tu vida te sientes sólo, por ejemplo ante una mala relación laboral con los compañeros o la falta de éxito a la hora de encontrar pareja. Dos casos distintos entre muchos otros ( amigos, vecinos, en la universidad, en el parque cuando vas a pasear a tu mascota… )

Cuando nos comunicamos con los demás, solemos estar pendientes de lo que dice el otro, de sus palabras, de su tono, de sus gestos. Pero tan importante como las palabras es el silencio, y muchas veces a este no le damos la trascendencia que tiene. En realidad, lo que callamos suele expresar más de nosotros que lo que decimos. Lo que decidimos ignorar, sobre lo que decidimos no hablar es el reflejo, en muchas ocasiones, de lo que nos asusta, nos incomoda, nos acobarda o nos cuestiona. No es extraño que eso suceda con frecuencia en nuestra sociedad. Si se cuestiona un asunto, si se empieza a hablar de algo que incomoda, si se presentan propuestas sobre un tema público, es muy común que se lo silencie, que se ignore, que se pase por alto, que se desvíe la atención hacia otros temas. Pero el silencio dice mucho, porque dar la espalda a lo que necesita de respuesta es demostrar cobardía, y falta de solidaridad y de humanidad.

Hay que decir primeramente, que tener amor propio, es quererse a uno mismo, respetarse y no hacer siempre lo que te digan los demás. Debes valorarte por ti mismo, y actuar en consecuencia. Si fracasas que sea tu fracaso, y si ganas la batalla, que sea porque te lo has currado y te lo mereces. No hagas caso siempre a lo que te digan los demás, porque podrías estar haciendo algo que les beneficie a ellos y no a ti. A la larga llegas a darte cuenta pero a veces ya es tarde y has perdido en el camino, mucho de ese amor propio.

Y tú, ¿qué ves cuando te miras al espejo? Menudo título no crees? Pues no, no me refiero a tu físico más evidente, si hoy tienes una cana de más o una arruga, o a si hoy te has levantado con legañas, o si hoy tienes mala cara porque saliste ayer noche. Si queréis que os diga qué veo yo cuando me miro, os diré que veo a una persona que podría haber hecho muchas más cosas, pero quién a estas alturas no sería capaz de hacer más, y mucho más? Todos podemos. Veo a una persona extrovertida a la que no le cuesta empatizar con la gente, una persona a la que le preocupa más resolver los problemas de los demás que no los propios. Una persona que ama la vida, sobre todo la libertad, me gusta que respeten mi espacio y no se entrometan, que no indague nadie sobre mi vida. Mi vida es mía y de nadie más

Hoy hablaremos de ser felices. De cerrar ciclos. De recordar el pasado o si repetiríamos muchas de las cosas que hemos hecho. Queremos ser felices, y nos queremos dar una oportunidad para ello, así que vamos allá, lo intentamos, y luego que cada uno dirija su vida hacia donde quiera… pero que NUNCA nos digan que no lo hemos intentado. Hoy además os contaré quién soy y me pondré de ejemplo para algunos malo muy malo, para otros igual bastante bueno, y seguro que para muchos igual es muy aburrido... PERO AÚN ASÍ ME VOY A ARRIESGAR.

No quiero que sea un programa nostálgico, todo lo contrario. Me atrevo a decir, que me gustaría que llegáramos al final con un espíritu positivo tanto para nosotros, como para los que tenemos a nuestros alrededor, desde el que nos importa tan solo un poquito, hasta el que nos importa más. Desde aquel amigo o familiar al que tenemos tan lejos, hasta el vecino al que tienes cada día golpeando en la pared para colgar un cuadro, o poniendo la música a toda potencia. Me encantaría que llegáramos a pensar que con un poquito de humildad, quizá hagamos más grande el corazón de otros. Creedme que a veces una palabra, hace verdadera magia.

Las AMISTADES…, esas personas que pasan por tu vida, con las que hablas, te ríes, sales… y en muchas ocasiones también cuentas tus secretos, tus problemas, y a las que confías una parte de tu vida. Hasta ahí todo va bien, te gusta, y estás satisfecho, pero de repente te viene una preocupación. No sabes si has confiado mucho en esa persona, si lo has hecho bien y es una verdadera amistad, o simplemente es una persona conocida con la que has intimado un poco, pero fuera de eso nada más. A veces confundimos a los verdaderos amigos de los conocidos, con los que también te une una gran amistad, pero muchas veces nos equivocamos, y es después cuando viene el fracaso personal. Por ejemplo, es un riesgo volcarte totalmente con alguien con quien tienes mucho o, si no existen el compromiso y la intimidad propias de la amistad por ambas partes.