Mundo Sutil Capitulo 18 Zozobras 6m35g

Mundo sutil. Capítulo 19. Sozobras.

Hola, soy Ana Isabel López, y tienes mi permiso para llamarme pajareta.

Un día, sin saberlo, me dijeron que hablo con los guías, y desde entonces me considero una especie de traductora espiritual, o para ser más exactos, una correveidile que trae mensajes del mundo sutil a las personas. Y además, soy la fundadora de Dizanas de mi abuela, mi paginita de hierbas, porque ante todo soy una hiervera. Me encantan los remedios naturales, me encantan la maceración, la tintura, los ungüentos, y todo eso lo enseño en mi página.

Cuando difundo mis contenidos tengo un lema, y es que aprendemos, pero no dogmatizamos.

Porque cuando aprendemos tenemos la mente abierta, pero cuando dogmatizamos cerramos la puerta a nuevas formas de entender la vida.

Y hoy te voy a hablar de lo que es Sozobra, y dirás tú, ¿qué puñetas es eso? Bueno, resulta que hace unos días, en una sesión privada, estuve canalizando. A mí me gusta mucho canalizar sin tiempo, me gusta mucho mirar todo hasta que no quede ningún tipo de duda, aunque tardemos, yo qué sé, dos horas, no importa. No subo el precio por eso, si tardamos dos horas, tardamos dos horas. Por eso me gusta tener solo un máximo de dos sesiones al día, para poderle dedicar mi tiempo a las personas, porque me gusta, me encanta lo que hago, me hace muy feliz.

Y el caso es que, para contarte lo que tiene que ver con lo que vamos a hablar hoy, quiero ir mucho más atrás, hace tiempo, cuando me fui de casa por primera vez. Yo tenía un noviete, estaba súper enamoradísima de mi noviete, y resulta que mi noviete se va a otra ciudad a vivir. Y entonces, yo creo que peligraba nuestra relación, pues me armé de valor y le dije a mi padre, papá, me voy, y me fui. Y la experiencia fue, uff, tremenda.

Yo era hija de papá, he de reconocerlo, era hija de papá, y me fui a vivir a un barrio humilde de Cádiz. Si eres de Cádiz, lo conocerás perfectamente, es el famoso barrio de La Viña. Concretamente, me fui a vivir a la calle Curralón de los Carros, y en el piso donde yo vivía, además, era un piso cuyos vecinos eran, pues, cada uno tenía una gran historia que contar. Especialmente la vecina del primero, que era, yo qué sé, no terminaría este podcast para contarte todo.

El caso es que, de repente, pues de ser niña de papá, me fui a vivir a una vida humilde, con muchas dificultades económicas, bueno, pues, dependiendo única y exclusivamente de la poca generosidad de aquel noviete, buscándome la vida para intentar también yo encontrar una salida, un camino profesional.

Y en ese proceso me di cuenta de que esa vida tan tranquila que yo había vivido hasta ese momento, esa vida tan protegida, con esos padres tan buenos que tenía, la verdad, que he vivido en una casa de ángeles, la verdad, y que no me faltaba nada y que estaba muy protegida, pues, de repente todo eso desaparece.

Entonces, formule, nos agarramos a las cosas pensando que son firmes cuando zozobramos en un mar embravecido. Pero el caso es que eso a lo que nos agarramos también zozobra.

Yo siempre digo que hay metáforas que me salvan la vida. Esa fue una de esas mágicas metáforas. Ya te he contado otras dos que también me volvieron loca, pero esta es una gran metáfora para entender la vida. Yo esta frase me había olvidado de ella, pero fue una de las grandes enseñanzas de mi primera experiencia vital fuera de casa de mis padres.

Y resulta que hace poco estaba canalizando, como te he dicho antes, a una persona que quería dejar de fumar. Y yo decía, madre mía, ¿quién soy yo para darle una sesión a una persona que quiere dejar de fumar? Si yo no soy, yo no tengo ese poderío, yo no tengo esa capacidad. Yo me veía, digo, bueno, digo, a las muy malas le devuelvo el dinero, pensé, porque no me veía yo con capacidad para ayudarle.

Pero cerré mis ojos, conecté con sus guías, concretamente con un ancestro suyo muy cercano. Y bueno, ese ancestro me hizo ver algo impresionante. Yo le pregunté a esta chica cómo empezó a fumar, que me explicara un poco cómo empezó. Y resulta que empezó pues para tranquilizarse, que ella siempre había tenido mucho nervio, mucha ansiedad, y entonces empezó a fumar para tranquilizarse. Y entonces, pues yo conecté.