Morir a tu Comodidad - T2 E21 6c4fx

Hola, quiero saludarte y desearte absolutamente lo mejor en todo lo que estés emprendiendo.

Hoy quiero que reflexionemos y hablemos de algo importante, y no necesariamente porque casualmente por estos días se celebra o se celebró algo que en muchos países llaman Semana Especial, Semana Santa. No lo hago por ello, lo hago porque de pronto el tema de la Semana Santa me hizo recordar y mirar que tenemos un padre, un hermano, un amigo de amor. Y quiero más que porque se esté hablando del tema, que porque se haga una semana en alusión a esto.

No, este evento claro que nos marcó y por ello se recuerda, pero lo importante es que se debe recordar cada día de nuestras vidas, no únicamente una semana al año, donde muchos aprovechan para ir, reflexionar, para meditar, pero el resto del año se nos olvida y esta no es la idea. La idea es que tengamos presente ese sacrificio tan hermoso, tan grande que hizo Jesús por la humanidad. Y por ello vamos a hablar de esto.

Bienvenidos e iniciemos entonces este podcast, este episodio. ¿Cuántos de ustedes, y quiero que reflexionemos muy al interior nuestro, en algún momento de tu vida has querido dejar, cambiémoslo tu comodidad, tus lujos por ayudar a otros? Y te hago esa pregunta porque el ayudar, la comodidad es a veces complicado.

A veces nos aferramos tanto a lo que tenemos, a nuestras posiciones, nos aferramos a ese estilo de vida y no queremos renunciar por otra persona, incluso a veces hasta por familiares, por hermanos, por primos o incluso por los padres. Vemos sociedades, vemos mundos donde absolutamente muchas personas están siendo llevadas al egoísmo extremo.

Si, como lo dijiste, es un egoísmo que nos hace ciegos ante cosas tan simples como es compartir con los seres queridos. Pues todo eso que te acabo de contar, déjame decirte que eso hizo Jesús. Jesús no fue mezquino y renunció a todas sus comodidades. Renunció a todo lo que él tenía que era un estado de deidad en el cielo. Y por eso quiero que miremos lo siguiente, para que lo tengas presente, para que evalúes cómo te estás comportando. Dice la siguiente forma, si vamos a Romanos 5, 8, nos dice, pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo, a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores.

Sí, claro. El amor. Nos habla en este caso del amor de Dios Padre y nos habla en este caso de dos asuntos y es el amor de Jesús también por nosotros. Ese amor de Dios por ser obediente a Dios y morir por nosotros. Como dice, siendo aún pecadores, siendo gente mala, corrupta, que a veces hace lo que no es debido. Y muchos siempre se escudan y se defienden y van a salir a pelear y arrasgarse las vestiduras y decir, ah, pero yo nunca he matado a nadie, yo nunca he violado a nadie, yo nunca le he robado a nadie.

Pero muchas veces si te la pasas, hable y hable y hable de tu vecina, hable y hable de tu compañero, compañera de trabajo o tu jefe. Y que ese tipo y esto y eso y con esa boca lo latigas. Eso también es pecado porque el único juez se llama Jesús. Es el único que tiene autoridad para decir qué es correcto y qué no es correcto. Entonces vamos y reflexionemos en esto. Miremos ese amor tan grande de Dios por nosotros humanos. Esta es una invitación, un llamado, para que no sea sólo en una semana, cada año de ir y hacer esto o aquello. No, esto es algo que se hace diario, especialmente en este momento.