Michael Collins / William Wallace 166e2e

Cautivo y desarmado el ejército rojo han alcanzado las tropas nacionales.

Diputados, hay un teniente coronel que con una pistola sube hacia la tribuna, en estos momentos apunta...

Estamos viviendo momentos muy graves para nuestra vida democrática y en estas circunstancias quiero dirigirme directamente a todos ustedes.

Esto es Historias de la Historia. Dirige y presenta Fernando Lumbreras.

Muy buenas noches amigos y bienvenidos a Historias de la Historia aquí en la sintonía de Viva Radio. Aquí estamos una semana más para traer dos historias que hoy nos van a llevar hasta las Islas Británicas pero en dos momentos distintos de su agitada y apasionante biografía. El primero de los relatos nos va a llevar a que conozcáis quién era Michael Collins, uno de esos personajes representativos en la historia de Irlanda y en todo lo que ha atravesado hasta su conformación actual. Un relato que nos ha llevado un tiempo por la cantidad de fuentes contaminadas ideológicamente y que hemos escrito pues intentamos que con la mayor neutralidad posible.

La segunda de nuestras crónicas hacía mucho tiempo que nos la llevabais pidiendo porque sí muchos visteis en su momento la película y no fueron pocos los que errores históricos aparte o licencias creativas nos pedisteis que revisáramos con más rigor la figura de William Wallace, el patriota escocés que desafió a la poderosa Inglaterra.

Soy Fernando Lumbreras y hoy nos vamos a las Islas Británicas para asomarnos a biografías cruciales en su devenir por la historia de Europa. Dicen que hay hombres que nacen en el lugar y en el momento exacto para incendiar el mundo con sus ideales, hombres que no piden permiso a la historia sino que la empujan con fuerza hasta que cruje.

Michael Collins fue uno de ellos. En un rincón verde del condado de Cork en el suroeste de Irlanda en una granja sencilla y humilde llamada Sam's Cross nació un niño destinado a cambiar el rumbo de su tierra. Era el año 1890. En una Irlanda aún encadenada al imperio británico, con los campos empapados de sangre y resistencia, un nuevo rebelde abría los ojos al mundo. Su nombre completo era Michel Sean O'Coylein, aunque el mundo le recordaría como Michael Collins, The Big Fella o El Grandullón. Desde niño supo que la libertad no era un derecho garantizado sino un combate diario.

Su padre, ya mayor cuando él nació, le susurraba historias de rebeldes y mártires. Le hablaba del espíritu irlandés, de hombres valientes que murieron por una patria que sólo existía en el corazón de su pueblo. Esas palabras no cayeron en saco roto, se clavaron en la memoria de un muchacho que pronto se convertiría en uno de los estrategas más brillantes de la lucha independentista del siglo XX. Con apenas 15 años, Michael dejó la tierra que le vio nacer y cruzó el mar hacia Londres, allí, rodeado de edificios grises y de la indiferencia imperial, trabajó como empleado de correos. Pero su mente nunca se alejó de Irlanda. En la sombra