
LTE #81 - Miguel Anxo Bastos: Anarcocapitalismo (IV). ¿Más o menos Europa? 44j47
Descripción de LTE #81 - Miguel Anxo Bastos: Anarcocapitalismo (IV). ¿Más o menos Europa? 4d74v
Bienvenido, fiel escucha, a un nuevo episodio de La Tribu Estoica. Volvemos con la serie en el que damos voz a los artículos del Profesor Miguel Anxo Bastos en el Juan de Mariana. En esta ocasión, en este artículo publicado el 28 de marzo de 2025, el profesor nos plantea un escenario complejo sobre el futuro de la defensa europea ante un posible cambio en la política exterior de los Estados Unidos bajo un gobierno de Donald Trump. Bastos, desde una perspectiva anarcocapitalista y antiimperialista, analiza las implicaciones de este cambio y critica la respuesta que parece estar emergiendo desde las élites europeas, abogando por una “mayor Europa” en términos políticos y militares. Si te interesa este tema de rabiosa actualidad, te recomiendo que te quedes hasta el final. Comenzamos. 1v5737
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Bienvenido, fiel escucha, a un nuevo episodio de La Tribu Estoica. Volvemos con la serie en el que damos voz a los artículos del profesor Miguel Anso Bastos en el Juan de Mariana.
En esta ocasión, en este artículo publicado el 28 de marzo de 2025, el profesor nos plantea un escenario complejo sobre el futuro de la defensa europea ante un posible cambio en la política exterior de los Estados Unidos bajo un gobierno de Donald Trump.
Bastos, desde una perspectiva anarcocapitalista y antiimperialista, analiza las implicaciones de este cambio y critica la respuesta que parece estar emergiendo desde las élites europeas, abogando por una mayor Europa en términos políticos y militares. Si te interesa este tema de rabiosa actualidad, te recomiendo que te quedes hasta el final. Comenzamos.
La tribu estoica.
Todo apunta a que el gobierno de Donald Trump ha cambiado sus alianzas y, de apoyar incondicionalmente a Ucrania, parece mostrar ahora su preferencia por llegar a acuerdos con el presidente Putin.
Al mismo tiempo, inflige una grave humillación a los gobernantes europeos, que parece que no van a ser llamados a la mesa de negociaciones, a pesar de que el conflicto se desarrolla en el espacio europeo. Algunos acusan de traición a Trump por ningunear a la OTAN y por retirar su apoyo a Zelensky, o mejor dicho, por condicionar su apoyo a una contraprestación en forma de concesiones de minas de tierras raras. Yo no lo llamaría traidor, pues es algo que lleva tiempo anunciando e incluso formó parte de su discurso electoral. Lo que sí rompe en parte es la línea de continuidad en política exterior de los Estados Unidos, en la que los aliados europeos jugaban un lugar central.
En cualquier caso, los líderes europeos se han dado cuenta de que la intención de Trump es dejar de subvencionarles los gastos de defensa, proponiendo incluso la reducción de las bases militares y los efectivos desplegados en nuestro continente. Para un antiimperialista, y los anarcocapitalistas lo somos, no deja de ser una buena noticia, pues supongo que no es razonable esperar que los norteamericanos se encarguen de solventar nuestros problemas y de protegernos otros 80 años más. Algún día tendrían que retirarse y ese momento parece haber llegado, y los europeos tendremos que encargarnos de nuestros desafíos de defensa.
Pero esto abre un nuevo debate en nuestro espacio, que consiste en determinar cuál debería ser el tipo de defensa del que deberíamos dotarnos y si esa forma de defensa implica o no cambios en la configuración de la Unión Europea. La mayoría de las voces que se expresan desde el poder, tanto desde los Estados como desde la propia Unión, parecen reclamar más Europa, tanto en el ámbito político como en el militar. Han encontrado en el abandono norteamericano una ventana de oportunidad para reforzar el proyecto centralizador europeo. Así, se habla ya abiertamente de incrementar los poderes de la Comisión Europea en el ámbito interno y de expandir la Unión a nuevos países, Ucrania incluida, en el ámbito exterior.
Por supuesto, se vuelve a discutir la idea de establecer un ejército único europeo para atender los problemas de la defensa. Creo que llevar a cabo tales medidas sería un inmenso error, pues los objetivos de recuperar influencia en el mundo no solo no se conseguirían, sino que muy probablemente el declive europeo sería irreversible. Aunque dicho sea de paso, a veces me sale la vena aceleracionista, y reconozco que esas medidas no me disgustan del todo, en el sentido de que acabarían de una vez con este proyecto centralizador que ha llevado de Europa al estancamiento económico, político y cultural. Si algo me disuade de desearlo en serio es que ese proceso no sería ordenado y podría dar lugar a severas disfunciones sociales y económicas, arrastrando a todos los que lo integren sin distinguir justos ni pecadores.
En primer lugar, hay que recordar que Europa está más unida políticamente que nunca en su historia, y que, como ya hemos señalado alguna vez, siempre se ha caracterizado por estar dividida y fragmentada. Es más, su éxito económico se debió precisamente a esa fragmentación, como nos recuerdan el olvidado Jean Baudelaire, Eric Jones o Joel Mocker, que condujo a una fértil competencia en todos los ámbitos, y que impidió que el capitalismo fuese ahogado en sus primeras etapas. A la inversa, fue la centralización uno de los factores que explican el estancamiento y la decadencia de China hasta comienzos del siglo XXI, y lo que, a mi modo de ver, impedirá que se consolide como una especie de
Comentarios de LTE #81 - Miguel Anxo Bastos: Anarcocapitalismo (IV). ¿Más o menos Europa? 4w2b4k