
Lorenzo Milani. No hemos odiado a los pobres - José Luis Corzo 5i2623
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Damos la bienvenida en solidaridad al Escolapio, José Luis Corzo. Muy buenas, José Luis.
Buenos días, encantado de verte.
Estás, yo creo que contento con el resultado de un libro magnífico, Cien Cartas, de Lorenzo Milani, titulada La Colección.
No hemos odiado a los pobres. ¿Cómo surgió el hecho de publicar Cien Cartas en castellano? Por el centenario que se cumplía en el año 2023 del nacimiento, en 1923, de Lorenzo Milani.
Vivió sólo 44 años, pero el centenario se ha celebrado en Italia a bombo y platillo, con un comité presidido por el presidente de la República.
También en España se han tenido algunos actos, yo he estado en algunos de ellos, y más de una vez lo que se ha hecho ha sido leer fragmentos de cartas que tú comentabas.
Esto es lo que vamos a hacer hoy. Me ha costado muchísimo la selección, y aún así son muchas para un programa de radio, pero así animamos a todo el mundo a que compre este magnífico libro.
No hemos odiado a los pobres. Cien Cartas.
Mira, la primera que he elegido es una carta a su madre.
Me sorprende un poco la cercanía, bueno, lo que habla con su madre, pero en concreto esta carta, la número 6 del libro, dice No estoy contento si mi vida no tiene en cada momento la misma intensidad.
La gente pretende, justamente de nosotros, a decir a los curas, que estemos siempre presentes en su tragedia.
Puede que nos quieran mal, pero todavía tienen tan alta estima del sacerdocio que cuando llegan con su problema, interno o externo, no se les puede decir está comiendo o acostado, o está de vacaciones, sin sentirse ofendidos, por el contraste con la gravedad para ellos de su problema.
Y aquí viene lo que a mí me parece como más, bueno, no sé.
Yo solo estoy sereno cuando estoy entonado, siempre con cualquier imprevisto.
Es decir, cuando mi pensamiento o actividad no desentona con nada de lo que les puede ocurrir a los demás.
¿Qué nos dice? Bueno, que esa es una fórmula para explicar su coherencia con la realidad.
No es un hombre al que le dicten unos principios que él tiene dentro, sino él mira a la realidad y se adecua a ella.
Se pone en o con esa realidad y quiere estar a la altura.
Tú sueles destacar ese entonato, ¿no? Sí, sí. Entonado es una metáfora un poco musical, ¿no? A él le gustaba la música y por lo tanto, claro, no desentonar.
No desentonar, pero con la gente, ¿eh? No desentonar con la iglesia, no desentonar con las leyes, sino no desentonar con la gente, con las expectativas de la gente.
Eso le hace una encarnación enorme de su tarea.
Es colosal. Bueno, hemos empezado por esta parte del sacerdocio y vamos con la carta número 9, que la dirige a un sacerdote y habla de reuniones y dice después, quisiera que no se hablase de cosas espirituales.
Me traerían a la boca el rencor por el inmenso fraude del seminario.
Esta es otra frase que tú a veces dices.
También me interesaría dar y recibir noticias útiles para valorar las condiciones religiosas de nuestro pueblo.
Propuestas de pequeñísimas reformas realizables con sordina en familia, en la pequeñez de nuestro trabajo, sin necesidad de hacer de reformadores y especialmente sin necesidad de alborotar a nuestra santa empresa.
¿Qué nos dices? Bueno, pues corrobora un poco lo anterior, ¿verdad? A él le interesa mucho la realidad y por eso dice el inmenso fraude del seminario donde les llenaban de principios, de consignas, de espiritualismos falsos y entonces que no le enseñan a vivir encarnado con su pueblo.
En ese sentido, Milani es un modelo de atención a lo real.
Vamos con otra carta sumaria en la que me sorprende la confianza de contarle, yo desde luego a mi madre no le contaría estas cosas, de contarle que le van a maltratar continuamente.
Dice en la carta número 15, de hecho ayer tuve una discusión que puede ser decisiva con un canónigo de Prato que vino a predicar aquí.
Tengo la impresión de que mi carrera eclesiástica está precipitándose, pero no empieces a alarmarte.
Preocúpate solo de que yo esté sereno y tranquilo.
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