El libro de los Reyes - Historia de Sohrab 4cy6w

Están escuchando Espacio Persa, acompáñame en una caravana hacia la sabiduría milenaria de la iranología. Sígueme hasta la corte o las ermitas, por los bazares y jardines, en los desiertos y el mar, por la serranía y las planicies fluviales, entre grandes ciudades y parques. Para escuchar historias increíbles sobre la cultura persa, historias de reyes, profetas, poetas, guerreros y místicos, todo lo que necesitas saber de los persas lo encontrarás en este espacio con Xavier Muñoz.

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Y así comienza el mítico libro de los reyes persas, conocido en Farsi como Shahnameh, con el episodio de Sohrab, donde el primer capítulo se titula Rahsh desaparece. Acordaros que Rahsh es el caballo de Rostam, el Hércules persa, que protagoniza la mayoría de las epopeyas de este libro mítico. Y Ferdusí empieza narrando lo siguiente.

Cuando es muy veloz, el viento hace caer la naranja todavía verde, y ahora dicen unos que es un tirano, ahora que es justo, ahora lo consideramos artista, ahora inútil. Si la muerte es justa, ¿qué es lo injusto? Si es esta la justicia, ¿por qué tanto gritar? Tu alma no conoce este misterio, tú no tienes a lo oculto por este velo.

Todos han cruzado la puerta de la codicia, de par en par abierta, mas para nadie se ha abierto la puerta del misterio. Quizás suceda al abandonar el mundo, cuando en la otra morada se halla la paz. No hay tiempo a la hora de partir, cuando la muerte te monta en el caballo del óbito. Considera lo justo, no es injusto. Cuando llega la justicia, no cabe el grito.

Para la muerte, son iguales la juventud y la vejez. Si la luz de la fe llena tu corazón, mejor es guardar silencio, pues eres un siervo. En el mundo, vive de tal modo, que al marcharte, todo lo que te lleves, sea el bien. Ahora, hablaré de la batalla de Sograb, de la guerra de su padre contra él. Según las palabras del campesino, relataré una de las antiguas historias.

Como recuerda el sacerdote, Rostam, un día por la mañana, decidió ir de caza. Llenó su aljaba de flechas, y como un león furioso que busca una presa, se dirigió al territorio de Turán. Al llegar acerca de aquel territorio, vio el campo lleno de cebras. A Rostam, el que vela por la corona, se le encendió el rostro como una rosa, y sonriendo, espoleó a Raax.

Con arco y flechas, maza y lazo, derribó varias cebras.