"Las Dunas de Cronos", de Aitor Bertomeu 6w1y1g

Toda mi vida he vivido en las dunas de cronos ni siquiera sé si hay algo más allá de este inmenso desierto hasta que ocurrió lleva una existencia tranquila como la de cualquier otro ser humano siempre marcada por este viaje o peregrinación vital a través de las arenas que todos hacemos hasta encontrar nuestro principio al igual que todos mi cadáver decrépito sintió de nuevo el bombear de la sangre y el organismo plagado de achaques comenzó a funcionar yacía enfermo y agonizante durante unos días como todo ser recién lanzado al mundo y cuando por fin pude ponerme en pie eché a andar solo lentamente no más que una silueta encorvada en la grandiosidad del desierto conocí gente more en hogares remotos y casi sin darme cuenta fui dejando atrás un año tras otro me temo que mi cuerpo no fue mi mayor aliado más fui sabio amable y preocupado por los pequeños detalles importantes de la vida de tal modo transcurrió mi vejez y no tardé en ser iniciado en la gran verdad a medida que avanzaba en mi viaje por las arenas tenía más vigor y menos dolencias conocedor de este secreto continué con mis andanzas llegue a ser un sagaz hombre maduro e hice grandes cosas en este periodo recuerdo estos años como la época en que más seguridad y templanza tuve como individuo pero me endurecía fui ambicioso y perdí tristemente algunas de las cualidades que había ganado de viejo la siguiente fase fue una de las más felices de mi vida pues fui joven me sentí extraordinariamente fogoso y lleno de vitalidad y conocí el amor sin embargo todas aquellas ideas que tan claras había tenido antes empezaron a desdibujarse en mi mente haciendo de mí un ser maleable y confuso con todo lamento haber dejado atrás este agradable período con tanta celeridad pues muchas de las veces en que viajaba por las arenas no andaba corría alcance así la última etapa de la vida conocida como niñez fueron aquellos sin duda mis mejores años no diré que no hubo dificultades pues me vi desposeído de muchas de mis virtudes anteriores tanto físicas como mentales y por primera vez en mi vida tuve miedo del desierto pero recuperé todas las cualidades que había tenido de viejo tan añoradas y volví a sentir la despreocupación la ternura y la inocencia y también el placer por los juegos estaba llegando al final de mi viaje cuando averigüe que cada paso era más difícil que el anterior más desequilibrio más tambaleó más desprotección fue algo muy similar a mis primeros pasos llegó un punto en que mis pequeñas y débiles piernas no fueron capaces de sostenerme y me senté en la arena luego me tumbe fui liberado de la carga del pensamiento y me encogí sobre mí mismo empequeñecía hasta no tener más noción que la extrañeza de encontrarme en un mundo hostil y desconsolado me eché a llorar entonces vino a mí el útero que es lo que todos los viajeros de las dunas de cronos buscamos al principio de nuestras vidas y me envolvió con su seguridad su comodidad y su calor jamás me sentí tan a gusto como los meses que siguieron a aquello hasta aquí como se puede observar mi vida resultó perfectamente normal pero cuando ya había transcurrido la mayor parte de la gestación y yo apenas era un feto sin consciencia a punto de pasar a un nuevo y mejorado nivel de existencia ocurrió algo horrible de algún modo supe que todo absolutamente todo cuanto había conocido temido llamado se hallaba atrapado en el interior de un gigantesco reloj de arena lo supe por porque en ese momento el reloj dio la vuelta las áreas cambiaron su curso y me vi lanzado contra mi voluntad