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Esto es Historia
Julio César y los piratas

Julio César y los piratas 82i1x

26/5/2025 · 04:45
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Esto es Historia

Descripción de Julio César y los piratas 362ui

Existe una anécdota curiosa que refleja la relación que pudo tener el emperador Julio César con la piratería. https://estoeshistoriaahora.blogspot.com/2025/05/julio-cesar-y-los-piratas.html 3q3e4t

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Hola y bienvenidos a Esto es Historia. Existe una anécdota curiosa que refleja la relación que pudo tener el emperador Julio César con la piratería. Durante el año 78 d.C. Julio César, en su juventud, no podía permanecer en Roma debido a diversas peleas familiares y por haber elegido el partido político de Mario, quien acabaría siendo desterrado por su rival.

Así que, queriendo entretenerse aprendiendo elocuencia, algo muy útil para un joven romano en aquel momento, decidió aprenderla a la Academia de Apolonio y Molo. Hacia allí se dirigía cuando, cerca de Famacusa, se avistaron naves que se acercaron para abordar el navío en el que navegaba Julio César. El barco de éste era más lento y no contaba con esclavos para poder compensarlo y, además, el tiempo no acompañaba para poder ganar velocidad, por lo que finalmente fueron abordados.

Una vez todo estuvo en calma y teniendo capturada a una presa que no pondría resistencia, el que probablemente fuera el capitán pirata comprobó a los pasajeros. Inevitablemente encontró a quien luego más tarde sería llamado Cayo Julio César, un joven aristócrata con sus esclavos y servidores leyendo.

La información para los piratas se trata de una cuestión fundamental, ya sea para saber por dónde van a pasar sus presas y si merece la pena cazarlas o, como en este caso, para saber qué tipo de prisionero tiene entre manos y cuánto rescate puede pedir. Julio siempre se mostró desdeñoso y no se dignó a contestar al pirata cuando éste le hizo preguntas, por lo que el pirata tuvo que averiguar lo que necesitaba gracias a los servidores del que sería más tarde emperador y por otros pasajeros cercanos.

Pero en estas situaciones no solamente se trata de saber quién es el prisionero, también cuánto está dispuesto a pagar por su rescate y empezar la negociación. El pirata preguntó a Julio cuánto estaría dispuesto a pagar y éste no se dignó a contestar. Preguntó a un ayudante de Julio que qué valor le ponía. Respondió que diez talentos. El capitán pirata, irritado por el desdén de su prisionero romano, declaró que pediría 20 talentos. Cayo Julio finalmente le respondió y le dijo que aquello era muy poco dinero, que pidiera por lo menos 50. Sorprendido porque los prisioneros no podían pedir más de lo que pretendían pedir los piratas, aceptó.

Llevó a todos los prisioneros al refugio donde se encontraban el resto de los piratas y allí pasó Julio los días, haciendo ejercicio y hablando y recitando versos para los piratas. También les dijo que como una vez liberado diera con ellos, los crucificaría. Sabiendo que los piratas le iban a tratar con respeto debido a la promesa del jugoso rescate, tampoco se lo pensó a la hora de decirle al capitán pirata que sus hombres estaban haciendo mucho ruido por la noche. El capitán obedeció y mandó callar a sus hombres.

La situación política había hecho que a la familia de Julio le confiscaran ciertos bienes, por lo que se tardó más de lo previsto en reunir el dinero del rescate. Pero bueno, este pago se realizó y Julio fue liberado. Una vez libre consiguió reunir una pequeña flota y se dirigió a Farmacusa. Sorprendió a sus antiguos captores celebrándolo con él. Sorprendió a sus antiguos captores que se encontraban celebrando la victoria con el dinero del rescate y sin prepararse para ninguna batalla. Así que menos a unos pocos que consiguieron escapar, el resto fueron capturados por su antiguo prisionero.

Los llevó a Pérgamo, les encerraron una mazmorra y habló con las autoridades.

A las autoridades de la zona no les hizo gracia la situación. Llegó un joven romano a imponerles a hacer algo que pueda cargar importantes consecuencias después, como que los siguientes piratas acaben siendo más feroces o el estropear la sagrada costumbre de que los mercaderes paguen a los piratas para no ser atacados. Así que a Julio no le hicieron demasiado caso.

La autoridad en cuestión decidió que aquello que Julio pedía podía realizarse más tarde, pero este, tomando cartas en el asunto, decidió ejecutar a la mayoría de los piratas en prisión. Se salvaron los cabecillas. Cuando estos pasaron ante Julio rodeados de cadenas, le dijo que por el buen trato recibido mientras él estaba en cautiverio, primero les degollaría y luego les crucificaría. Lo cumplió y acto seguido continuó con su viaje hacia la academia.

Bueno pues ésta sería esta pequeña e interesante anécdota y nos veríamos en el siguiente episodio. ¡Hasta pronto!

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