Hasta que empieza a brillar, Andrés Neuman 543q61

La librería de Bego Beristáin.

Hola, ¿qué tal? Bienvenidas, bienvenidos.

Hoy es un placer tener en la librería a Andrés Neumann.

No es la primera vez que pasa por aquí, pero viene hoy con una novela muy especial, una novela que cuenta la vida de una mujer, una mujer que fue adelantada a su tiempo y una mujer que nos gusta especialmente porque era una mujer apasionada del lenguaje y apasionada de las palabras.

Tanto es así que quienes pertenecéis a la generación boomer habéis tenido que utilizar en vuestros estudios el diccionario de María Moliner, lo habéis estudiado, lo habéis manejado.

Ahora las generaciones más jóvenes no lo utilizarán tanto, pero se pierden mucho si no lo conocen.

Y gracias a Hasta que empieza a brillar vamos a tener y tenemos ya la oportunidad de conocer la historia de esta mujer que desde muy pequeña destacó en su mundo, que fue la primera en muchas cosas y que nos ha dejado un legado fascinante.

Nos lo dejó ahora que se cumplen 125 años desde que nació María Moliner.

Vamos con esa historia de esta mujer extraordinaria con otro hombre también apasionado y enamorado de las palabras como es el argentino Andrés Neumann.

¿Qué tal Andrés? Bienvenido.

Hola, qué gusto conversar contigo, regresar al programa y el lema de enamorarse de las palabras me parece una maravilla.

Ojalá suscribirlo.

Oye, Andrés, tú también eres así de apasionado de las palabras y yo sé que te daba vueltas desde hace mucho tiempo en la cabeza contar la historia de María Moliner.

Ella pretendía hacer un diccionario en seis meses.

Yo no sé si casi se lo planteaba como un ejercicio, casi hasta de un divertimento, no lo sé.

Los seis meses se convirtieron en 15 años y a ti te ha llevado siete hacer hasta que empieza a brillar.

Así es. Por un lado, la primera historia de amor fue el encuentro con su diccionario, como bien decías al principio.

Creo que varias generaciones en realidad han manejado el Moliner en sus trabajos con la lengua también como objeto venerado y que se va legando de generación en generación dentro de las familias porque María Moliner de algún modo es un libro de consulta que ha pasado muchas veces de abuelas a madres, de madres a hijas.

Cuando me tocó estudiar filología y lingüística hace ya bastantes años tuve un primer deslumbramiento con el estilo, la elegancia, la precisión y la sutil ironía que hay en muchos momentos de ese diccionario que además tiene estructura singular y muy original.

Y por supuesto sabía que había estado 16 años trabajando en él que se componía en su edición original de 80.000 palabras y que era una empresa literalmente quijotesca digo literalmente porque además lo escribió desde su apartamento en la calle Don Quijote en la ciudad de Madrid en la que vivió en algunos momentos de su vida también vivió en otras ciudades pero no sabía mucho de su vida, de su figura y cuando empecé a leer sobre ella empecé a sentir que había más de un misterio tanto en cómo la recordamos como en su propia vida.

Por un lado hay un fenómeno de índole casi fantástica y es que el diccionario de María Moliner parece haber devorado a su autora ha absorbido incluso su nombre porque el diccionario de María se llama en realidad Diccionario de Uso del Español estuvo a punto de llamarse Diccionario Orgánico le dio muchas vueltas y quién le iba a decir que se iba a llamar como ella.

Al mismo tiempo nos hemos autoconvencido colectivamente de que en la vida de María Moliner hay un diccionario y poco más y ella misma con bastante astucia divulgó esa idea en los breves años de notoriedad pública que tuvo entre finales de los sesenta y principios de los setenta que es cuando se publica con muchísimo éxito y reconocimiento su diccionario y que la nominan para la...