Los genocidios de Stalin 405y55

Para entender el brutal legado del reinado de Stalin, necesitamos mirar sus primeros años.

El viaje de Josef Stalin hacia convertirse en uno de los dictadores más temidos de la historia comenzó en un pequeño pueblo de Georgia, parte del Imperio Ruso.

Nació en 1878 como Josef Vissarionovich Yugashvili y sus primeros años estuvieron llenos de dificultades, violencia y una profunda sensación de aislamiento.

Su padre era un alcohólico abusivo que lo golpeaba regularmente a él y a su madre, lo cual afectó profundamente al joven Stalin y moldeó su enfoque futuro hacia el liderazgo.

Su infancia también estuvo marcada por enfermedades.

La viruela le dejó el rostro marcado y un accidente a los 12 años dejó su brazo izquierdo permanentemente dañado.

Estas dificultades lo endurecieron, dándole una sensación de resiliencia que más tarde se convertiría en parte de su personalidad de hierro como líder.

La tendencia rebelde de Stalin se hizo evidente durante su tiempo en un seminario religioso, donde su madre lo envió con la esperanza de que se convirtiera en sacerdote.

Pero Stalin tenía poco interés en seguir las reglas.

Chocaba con sus maestros, se escapaba por las noches y comenzó a mostrar un interés creciente en ideas radicales.

En 1899 fue expulsado y fue durante este tiempo cuando su interés en la política revolucionaria despegó.

Comenzó a asociarse con movimientos clandestinos que tenían como objetivo derrocar al régimen zarista, poniéndolo en el camino hacia la revolución bolchevique.

Cuando Lenin llevó a los bolcheviques al poder después de la revolución de 1917, Stalin estaba a su lado.

Sin embargo, el verdadero ascenso al poder de Stalin no comenzó hasta después de que la salud de Lenin comenzara a fallar a principios de los años 20.

Stalin ya había asegurado un rol importante dentro del Partido Comunista, lo que le daba influencia sobre los nombramientos y la dirección del partido.

Cuando Lenin sufrió un derrame cerebral en 1922, Stalin aprovechó la oportunidad para posicionarse como el líder en espera.

Lenin desconfiaba de Stalin y advirtió en contra de darle demasiado poder, llamándolo demasiado rudo en su famoso testamento.

Stalin, sin embargo, se aseguró de que este testamento quedara oculto y la muerte de Lenin en 1924 le dio a Stalin la oportunidad de consolidar su control.

León Trotski, el sucesor más probable de Lenin, fue uno de los mayores rivales de Stalin.

Un pensador brillante y líder militar, Trotski era visto por muchos como la elección natural para liderar después de la muerte de Lenin.

Pero Stalin tenía otros planes.

Derrotó a Trotski alineándose con diferentes segmentos dentro del Partido Comunista para aislarlo y desacreditarlo.

Las propuestas de Trotski para una revolución comunista global no se ajustaban a la visión de Stalin de enfocarse en construir el socialismo en un solo país.

Para 1929, Stalin había exiliado a Trotski y en 1940 ordenó su asesinato.

Esta brutal eliminación de su rival consolidó la posición de Stalin como el líder indiscutido de la Unión Soviética.

El ascenso al poder de Stalin no solo fue una cuestión de intrigas políticas, también involucró actividades criminales.

Antes de la revolución, Stalin estaba profundamente involucrado en la financiación de las actividades bolcheviques a través de medios ilegales.

Una de sus acciones más famosas fue el robo al banco de Tiflis en 1907, donde su banda atacó una diligencia que transportaba dinero por las calles de Tiflis, la actual Tiflis.

El robo se realizó a plena luz del día, dejando a 40 personas muertas.

Este evento conmocionó al público, pero llenó las arcas de los bolcheviques, ayudando a financiar su revolución.

Este no fue el único acto de violencia de Stalin.

A lo largo de su temprana carrera revolucionaria, organizó varios otros robos y actos violentos, todo en nombre de la causa bolchevique.

Estas acciones sentaron las bases para las tácticas brutales que luego utilizaría como líder de la Unión Soviética.

La violencia, el terror y la intimidación fueron herramientas que dominó desde temprano y se convirtieron en centrales en su enfoque cuando comenzó a consolidar su poder.

Una vez que Stalin aseguró su gobierno, centró su atención en consolidar el control sobre las diversas poblaciones dentro de la Unión Soviética.

Como comisario para las nacionalidades, Stalin supervisó los diversos grupos étnicos del país, en particular aquellos con movimientos nacionalistas que amenazaban la unidad del Estado Soviético.

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