Especial Semana Santa 2025 6vt66

Caminos de conciencia. Un podcast dedicado a la nueva conciencia y a la espiritualidad del ser humano.

Presentado y dirigido por José Antonio Mesa.

La pasión no se entiende con los ojos, ni con los libros, ni con los catecismos.

Se entiende con el alma, cuando el alma se vuelve lágrima.

Porque no es historia, es un temblor. No es un relato, es una herida abierta.

La cruz no se razona, se besa. Se entra en ella como se entra en un bosque sagrado, con el corazón en los labios y los pies descalzos del alma.

Y cuando uno se encuentra de pronto con un hombre que ama tanto, que es capaz de morir por amar, entonces el mundo deja de ser una cárcel y se vuelve promesa.

Y el dolor, que antes era absurdo, se vuelve semilla.

Y la muerte, que parecía mulo, se vuelve puerta.

Con estas palabras de José María Pemán, llegamos un año más a la Semana Santa, un periodo muy importante y especial dentro del cristianismo que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.

El Viernes Santo es la pasión y muerte, el sábado la sepultura y descenso y en el domingo la resurrección.

Es el paso de Jesús hombre al Cristo, es un periodo de meditación, unión y renovación.

La pasión ha sido un tema sobre el que muchos escritores han plasmado en palabras el sentimiento con belleza y profundidad.

En el programa especial de hoy vamos a hacer un breve recorrido por alguno de sus escritores y unos textos que he seleccionado especialmente.

Espero que os gusten.

Comenzamos con uno de los grandes poetas clásicos y que más ha escrito sobre temas religiosos.

Es Lope de Vega con Muere la vida y vivo yo sin vida.

Muere la vida y vivo yo sin vida, ofendiendo la vida de mi muerte.

Sangre divina de las venas vierte y mi diamante su dureza olvida.

Está la majestad de Dios tendida en una dura cruz, y yo de suerte que soy de sus dolores el más fuerte y de su cuerpo la mayor herida.

Oh duro corazón de mármol frío, tiene tu Dios abierto el lado izquierdo y no te vuelves un copioso río.

Morir por él será divino acuerdo, más eres tú mi vida, Cristo mío, y como no la tengo, no la pierdo.

Seguimos con otro gran escritor clásico y gran conocedor del alma humana.

Quevedo, amargo, irónico, humorístico y sincero, nos dejó este poema sobre la pasión.

Vinagre y hiel para sus labios pide, y perdón para el pueblo que le hiere.

Que como sólo porque viva muere, con su inmensa piedad sus culpas mide.

Señor que al que le dejan no despide, que al siervo vil que le aborrece quiere.

Que porque su traidor no desespere, a llamarle su amigo se comide.

Ya no deja ignorancia al pueblo hebreo, de que es hijo de Dios si agonizando hace de amor por su dureza empleo.

Quien por sus enemigos expirando pide perdón, mejor en tal deseo mostró ser Dios que el sol y el mar bramando.