
Episodio 35 -Especial romances, con Felipe, Rocio y Andrei 431wv
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Episodio 35 -Especial romances, con Felipe, Rocio y Andrei 431wv
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Y ni cantó una cigarra. Fue al albor. Pasaba al lado de la sencilla morada.
Por el ventanal veía un ataúd que velaba. Curioso, fijé mis huellas y vieron mis ojos lágrimas de unos niños en sus ojos, y los tristes de una dama. Curioso, vi que el retrato de la pared desconchada tembló y la fotografía del difunto se quebraba.
Sollozos, gritos, lamentos, abrazos. Todos lloraban. Curioso, escuché murmullos al tempo de las campanas, que de negro dos viejitas solemnemente rezaban.
Pasé al lado y al albor por la puerta de esta casa. De tus queridos amigos viene una cinta dorada de la corona con negras y mayúsculas palabras. Que la corriente del aire tremulante destellaba. De la ventana el visillo salía de la persiana, cual silfinado a la muerte mostrase bandera blanca. Cantó el gallo. Amanecía. Seguía como una estatua frente a la casa, y los niños rendidos en las butacas de la fría habitación no me vieron.
Y miraban, miraban y no me vieron al lado de la ventana. De los ojos, de los ojos a los labios rebalaba de la viuda una perla de cristalina esmeralda. Amanecía, y los cucos de cifresal entonaban de Chopin la marcha fúnebre al tempo de las campanas, cuando el espíritu errante vaporoso vuelve al alba, hasta que suenen las doce de la noche, cuando vaga a la hora establecida por el guardián de las ánimas.
Curioso, vi cuando el féretro cuatro amigos lo elevaban y en el negro carromato de la puerta de la casa lo cargaran, y se fueron, y tras la fila no larga cabibajo iba y curioso, y no se veía un alma, y ni un animal doméstico, y ni cantó una cigarra al pasar por los olivos, y no cantó por las parras del muerto en ningún jiluguero cuando el cortejo pasaba. Del cementerio emergían sobre la bruma las lápidas. De los cipreses los cucos del libro pasaron página, y de Wolfgang Amadeus Mozart la serenata, y el requiem para el difunto da capo, y sonó la pala, y al tempo abrió del erial una profunda cuadrángula.
Más sollotos y lamentos, más arrastrados lloraban mi esposa y mis pobres hijos, y mis amigos del alma.
Hola viajeros del tiempo, bienvenidos un día más a vuestros viajes favoritos a través del tiempo. Tumbaros sobre el césped y en el mes de mayo.
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