
Descripción de Episodio 2X07. Inocente. 6e6c41
Creador: José Luis Molinero Guionistas: Gloria Molinero José Luis Molinero Descriptores: INQUISITIO, Una historia policiaca en la Sevilla del siglo XVIII... Episodio 17, INOCENTE. Dirección: José Luís Molinero Productor Ejecutivo: Rafael López Edición y efectos especiales: José Antonio García Actores: ⦁ Hermenegildo Claudio Carrascal ⦁ Fray Cirilo Pepe Guirado ⦁ Clarita Carmen Aguilar ⦁ Macarena Carmen Prieto ⦁ Lola Lidia Pérez ⦁ Adela Victoria Sánchez ⦁ Ricardín Enrique Cano ⦁ Carcelro José Antonio García ⦁ Desiderio Rafael Jiménez ⦁ Tabernero Luis Prados ⦁ Esposa del tabernero María José Boza ⦁ Isabel de Farnesio Marina del Toro ⦁ Manuela María del Carmen García ⦁ Isabel de Leefdael Ana Fernández ⦁ Fray Raimundo Rafael López 29657
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Aquí, Fray Cirilo.
Entonces, abra vuestra merced.
¿Le espero aquí fuera? No hace falta, váyase.
Y en una hora, venga a interrumpir nuestros rezos.
Fray Cirilo, bendito sean los ojos que ven al mejor hombre de España entera.
Al menos te veo agradecido por estar en una celda de la Inquisición.
Eso siempre se agradece.
Por eso toda la gente de Sevilla prefiere estar preso en el castillo de Triana.
Pues en la Jefatura del Santo Oficio se habla de revocar la costosa obligación diaria de dar de comer a los presos.
Oh, Fray Cirilo, al final va a resultar que he tenido tan suerte.
Pues la verdad es que sí.
En una cárcel de la autoridad secular, los presos comen cuando hay comida y no existe obligación de limpiar las celdas.
Lo que yo siempre he dicho.
Las celdas de la Inquisición huelen a gloria.
Es lo que tiene que estar preso de Dios nuestro Señor.
Te consiento la sorna porque estás preso.
Pero no te resbales que soy cura y con autoridad.
Perdone, Fray Cirilo.
Tiene razón vuestra merced.
Pero es que estoy preso sin haber hecho nada.
Hombre, Hermenegildo, nada lo que se dice, nada.
Por Dios, que te han pillado con un cuchillo sangrante en la mano, una bolsa de dinero en la otra, un muerto a tus pies y toda tu ropa llena de sangre.
¿Tú qué pensarías? No, si yo lo entiendo.
Pero, Fray Cirilo, les juro que eso no es lo que parece.
Por eso he venido.
Cuéntame.
Pues nada, yo estaba esperando a vuestra merced en la esquina de la placita.
Que cuando se abrió la puerta de la casa y un hombre embozado salió con prisa.
¿Entonces no viste su cara? Estaba totapao pero era harto.
Más que vuestra merced.
Y me pareció...
¿Y qué te pareció? Porque era como Rubicú.
Ya sabes, como algunos que vienen del norte y tienen el pelo dorado.
Bien, el hombre se fue.
¿Y entonces qué hiciste? Entonces me dije, voy a entrar.
¿Y por qué no esperaste a que yo llegara? Pues la verdad, porque algo me decía que el hombre que había salido con prisa había hecho algo malo.
¿Algo malo? ¿Como que a lo mejor con las prisas había olvidado una bolsa de dinero? Yo a vuestra merced nunca le había mentí.
Bien, ¿entraste? Pues nada, vi al hombre en el suelo y me acerqué.
Ojo, para ayudar, solo para eso.
Claro, tú siempre has sido altruista.
¿Qué es eso de altruista? Bueno, da igual.
Y entonces vi al hombre en el suelo y que no respiraba.
Y al moverlo me manché de sangre.
Entonces me vas a decir que no lo moviste para registrarlo mejor.
Bueno, a lo mejor.
Bueno, eso también.
Pero eso después, cuando vi que el hombre estaba muerto, pero muerto del todo.
¿Y el puñal que tenías en la mano? Imagino que lo cogiste porque te impedía girar el cadáver para registrarlo mejor.
Bueno, Fray Cirilo, más o menos fue así.
Fray Cirilo, ito que a vuestra merced no se le puede engañar.
Pero le juro que yo no maté a ese desgraciado.
Si es que ni siquiera sé quién es.
Inquisitio.
Una historia policíaca en la Sevilla del siglo XVIII.
Episodio 17.
Inocente.
Gracias, Clarita.
Puedes retirarte.
Como diga Doña Macarena.
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